Miles de musulmanes huyeron hoy de la capital de la República Centroafricana mientras turbas de cristianos vivaban al verlos salir de la ciudad en todo tipo de vehículos. Un hombre cayó de un camión y murió. Su cuerpo resultó mutilado.
El convoy de 500 automóviles, camiones y motocicletas fue custodiado por soldados fuertemente armados de Chad, un país vecino de mayoría musulmana. El éxodo presenciado por periodistas de The Associated Press se produce después de dos meses de violencia sectaria en la capital de esta nación africana que se ha ensañado con musulmanes acusados de colaborar con el marginado gobierno rebelde.
La República Centroafricana es una nación predominantemente cristiana, con una población musulmana considerable en el norte cerca de las fronteras con Sudán y Chad. Aunque algunos de los que huyen tienen vínculos con Chad, muchos de los musulmanes que residían en la capital de la República Centroafricana habían vivido allí desde hace varias generaciones.
En semanas recientes, turbas descontroladas han incendiado mezquitas y han asesinado y mutilado musulmanes. El miércoles, un musulmán acusado de haber ayudado a la rebelión del año pasado fue atacado durante 15 minutos con cuchillos, ladrillos y a puntapiés. Soldados uniformados después exhibieron su cadáver por las calles antes de que fuera desmembrado y quemado.
``Es una situación horrible. En todo Bangui, vecindarios musulmanes enteros son destruidos y evacuados'', afirmó Peter Bouckhaert, director de emergencias de Human Rights Watch, que ha podido rescatar a musulmanes sitiados con la custodia de soldados de mantenimiento de la paz. ``Sus edificios son destruidos y desmantelados, ladrillo a ladrillo, para borrar toda huella de su existencia en este país'', agregó.
Algunos camiones se malograron aun antes de poder salir de Bangui el viernes y fueron abandonados. Los pasajeros treparon a otros camiones en medio de abucheos, amenazas y pedreas de la multitud en las calles. ``Los cristianos dicen que los musulmanes deben regresar al lugar de donde salieron y por eso nos vamos'', se lamentó Osmani Benui al salir de Bangui. ``No teníamos posibilidad de quedarnos porque no tenemos protección''.
Una alianza de grupos musulmanes rebeldes del norte unió fuerzas para derrocar al presidente de una década en marzo pasado, aunque sus reclamos eran políticos y económicos y no religiosos.
Los rebeldes conocidos como Seleka fueron auxiliados por mercenarios de Chad y Sudán y pronto fueron despreciados por los cristianos en la capital después que los musulmanes saquearon, violaron y asesinaron civiles a voluntad. Un movimiento cristiano armado conocido como anti-balaka, asistido por leales al presidente derrocado Francois Bozize, empezó a resistir varios meses después.
Los cristianos intentaron derrocar al gobierno musulmán rebelde a principios de diciembre y la lucha dejó más de mil muertos en cuestión de días. El líder rebelde que se adueñó del poder abandonó el cargo y el país es gobernado por Catherine Samba-Panza, ex alcalde de Bangui, como presidenta interina.
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