Adel Najjar : Somos una comunidad española y nuestro punto común es Badajoz
Los 2.500 musulmanes de la ciudad pasarán hasta 17 horas al día sin comer ni beber
Mil doscientos millones de musulmanes de todo el mundo celebran desde ayer su mes sagrado. En los países de tradición islámica el Ramadán marca el ritmo social, pero los millones de fieles repartidos por el mundo occidental viven esta tradición de forma más discreta. La pequeña comunidad mahometana de Badajoz la forman 2.200 fieles que estas cuatro semanas concilian el ayuno religiosos con horarios y temperaturas paganas.
El ayuno se rompe a las diez de la noche, a esa hora, se reúnen las familias y a las once menos cuarto llegan los primeros grupos a la mezquita de la calle Gurugú. Este año les acompaña un predicador de Egipto.
Tras la intervención del predicador egipcio llega la oración conjunta en la que todos los fieles recitan el Corán. La celebración termina a la una de la madrugada. Una hora intempestiva, pero los horarios occidentales no tienen nada que ver con el de los países de mayoría musulmana. En Marruecos, por ejemplo, donde coincide el ocaso con España, el ayuno se rompe a las ocho de la tarde, dos horas antes. «Aquí hacemos más sacrificio porque al día siguiente hay que levantarse a trabajar, pero nos adaptamos», resume Adel Najjar, el imán de Badajoz.
Para intentar conciliar los horarios, los representantes de las comunidades islámicas han pedido varias veces a los empresarios que faciliten la vida laboral a los trabajadores musulmanes porque no lo tienen fácil.
El sol sale estos días antes de la siete de la mañana y se pone a las diez menos cinco minutos. En total, 17 horas sin poder comer ni beber y soportando temperaturas de entre 30 y 40 grados. España se encuentra entre los países donde más horas ayuna su comunidad musulmana, pero la de Badajoz además es la que más calor soporta estos días, lo que convierte su Ramadán en uno de los más exigentes.
Adel Najjar, el imán, resta importancia a este sacrificio. Más allá de la abstinencia y el sacrificio, destaca las reuniones familiares, las visitas de amigos y los actos de solidaridad con las familias más desfavorecidas. Al problema de horarios se une también el de espacio. La mezquita se les ha quedado pequeña y no tienen un oratorio para las mujeres.
El imán lleva años tratando de conseguir un terreno o un local más amplio en el que levantar un centro islámico de referencia para toda la comunidad del suroeste ibérico. Entre Badajoz y Huelva no hay ningún centro para musulmanes y muchas comunidades de Portugal también se acercan a Badajoz, por eso cree que la ciudad, por su ubicación geográfica puede convertirse en centro de reunión. «Este es mi sueño».
Adel recuerda que forman una comunidad organizada y respetada a nivel nacional. En el 2010, la Fundación Pluralismo y Convivencia les reconocía como ejemplo de integración religiosa en España.
Ejemplos de esa integración se perciben en detalles como las visitas de colegios y de institutos que reciben, de la relación fluida que tienen con los vecinos o de la participación en todas las actividades que organizan la asociación de vecinos de la Margen Derecha.
Ahora Adel Najjar cree que ha llegado el momento de dar un paso más porque de este centro cultural también se beneficiaría el resto de vecinos de Badajoz. Se podría enseñar cultura árabe a los niños, organizar seminarios y foros de convivencia cultural. «La religión y la fe va por dentro, pero el nexo común es Badajoz. Nosotros somos una comunidad española».
Pero todo eso forma parte de los planes de futuro. El presente, ahora lo marcan los rezos, las limosnas y las cestas con fruta, arroz o té para los más necesitados que se repartirán al final del Ramadán. «Es una forma de decir a los que menos tienen que su comunidad se acuerda de ellos».
Durante este mes también reciben más donaciones, porque Ramadán, según explica el imán, significa aportar todo lo que uno puede. En la mezquita, cuando cae el sol y empieza la noche se acerca más gente de lo habitual. «Es como si todos los días fueran viernes», resume Adel Najar. Viernes de oración en el Gurugú.
Trece años esperando un cementerio
El imán Adel Najjar recuerda una y otra vez que la comunidad musulmana la forman vecinos y ciudadanos de Badajoz, con sus derechos y sus deberes. Lleva trece años pidiendo un cementerio para que los musulmanes que viven en la ciudad pueda ser enterrados aquí. En este tiempo ninguna administración les ha autorizado el espacio. Hay matrimonios mixtos, entre español y marroquí por ejemplo, con hijos nacidos y criados aquí que quieren tener a sus seres queridos cerca. Reclama más «compromiso» a los poderes políticos.
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