“Sólo a partir del conocimiento mutuo se consigue el entendimiento”. Ésta es, en palabras de Manuel Sánchez, jefe de estudios del CEIP San Juan de Dios del Cerrillo de Maracena, la razón que ha impulsado la celebración, en el centro educativo, de diez días en torno al Islam. Unas jornadas que han permitido a profesores, padres y alumnos conocer algo más de una cultura que gana presencia en las aulas.
El 10% del alumnado del San Juan de Dios es de cultura musulmana y, hasta el momento, sus tradiciones, sus costumbres, su gastronomía y sus creencias no han tenido demasiado protagonismo en el día a día escolar. Con estas jornadas, que comenzaron el 3 de junio y finalizaron el 13 del mismo mes, el centro educativo ha querido fomentar el intercambio cultural a través del conocimiento directo del otro, y qué mejor momento que hacerlo el año que se celebra el Milenio del Reino de Granada.
Cuentos orientales, talleres de escritura para niños y padres, clases de repostería árabe y elaboración de pan, lecciones sobre cultura musulmana… son algunas de las actividades que han desarrollado los niños, con la colaboración de los padres y el profesorado, a lo largo de estos diez días. Unas jornadas que concluían ayer con una fiesta a la que asistieron unas 150 personas.
El acto de cierre arrancó con un concierto de música árabe a cargo de Suhail Serghini y Mostafa Bakkali: música andalusí, canciones populares de Marruecos y otras piezas clásicas del folclore árabe pusieron la banda sonora a una velada en la que, sobre todo, los niños fueron protagonistas con su ejemplo.
De forma paralela, la biblioteca albergaba una exposición de trajes de fiesta árabes y prendas de vestir como el kaftan, la yelaba o la tkcheta. Al final de la jornada, la biblioteca parecía un probador… y el centro entero era un hormiguero de colores. No sólo los padres y los niños árabes, sino también muchos otros se sumaron a la fiesta perfectamente ataviados con prendas para la ocasión, y las propias instalaciones estaban decoradas con imágenes y textos representativos de esta cultura.
Tras el concierto, llegó el turno del desfile. Niños desde los tres años desfilaron por el escenario al ritmo de la música para mostrar con orgullo sus vestidos árabes. Después se pasó a la música. Los más pequeños entonaron una canción sobre los colores en árabe y, acto seguido, todos los alumnos, pequeños y mayores, cantaron un ‘himno’ a la hermandad de culturas.
La fiesta concluyó con un nutrido ágape de té moruno y dulces múltiples: cigar, mchkla de almendra, pan árabe, bombones, basbosa, dulce de dátiles… fueron algunas de las delicias, elaboradas por la comunidad árabe del colegio, que los asistentes pudieron degustar. Y tras la comida, los niños se pudieron manos a la obra con la que fue su mayor demostración de convivencia: el juego. Pasado el fervor de la fiesta, los pequeños hicieron lo mismo que hacen cada día, con o sin celebraciones, compartir juegos y experiencias sin importar demasiado a qué dios reza cada uno.
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