El pleno de la Eurocámara aprobó ayer miércoles dar nuevos poderes
a la Comisión para controlar el cierre de fronteras por parte de los Estados
miembros de la UE en caso de fuerte presión migratoria, como la llegada masiva
de inmigrantes tunecinos a Italia que se produjo al principio de la primavera
árabe. Según esta reforma del código de fronteras Schengen que ya ha sido
acordada por el Parlamento con los Gobiernos de la UE, los Estados miembros
mantendrán su plena soberanía, como ocurre en la actualidad, para reintroducir
controles fronterizos por motivos de seguridad pública, por ejemplo en caso de
un gran acontecimiento deportivo o de una amenaza terrorista. El plazo máximo
para limitar la circulación de personas sigue siendo de seis meses, prorrogables.
Pero la gran novedad de la reforma del código de fronteras es que introduce un segundo mecanismo para decretar la reintroducción de controles en casos que puedan afectar al conjunto del espacio Schengen, como presiones migratorias inesperadas. En este segundo caso, los Estados miembros ya no podrán cerrar las fronteras unilateralmente, como hizo Francia en 2011 para evitar la entrada de inmigrantes tunecinos desde Italia.
La iniciativa en situaciones como ésta o el descontrol en la frontera entre Grecia y Turquía corresponderá al Ejecutivo comunitario, que deberá realizar análisis de riesgo y recomendar el cierre de fronteras en uno o varios Estados miembros y proponer durante cuánto tiempo se deben mantener los controles. Pero la decisión final estará en manos de los ministros del Interior de los Veintisiete.
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