Chiapas,29.10.11,observadorglobal.com
La comunidad islámica cobró fuerza en Chiapas. AFP
Alejado de las iglesias católicas de San Cristóbal, en el altiplano del sureño estado mexicano de Chiapas, el Islam echó raíces. Unos 300 indios de la etnia maya tzotzil dirigen todos los días la mirada hacia La Meca y ruegan a Al-lah en vez de a Jesucristo.
Desde la conquista española, en 1524, Chiapas había sido una región marcadamente cristiana. Los misioneros españoles enseñaban a los habitantes primitivos que Dios se encarnó en Cristo y murió en la cruz por la humanidad.
Pero la Comunidad Islámica en México cobró una fierza mayor y en la "Madrasa", una escuela, los niños aprender a leer el Corán en árabe.
Fue una suerte de ironía de la historia que en 1995 llegó a Chiapas, justamente un español, para pregonar que el crucificado no era el hijo de Dios y que la verdadera revelación de Dios la constituye el Corán. El español, oriundo de Granada, se llamaba Aureliano Pérez Yruela, miembro de una secta sunita, que rápidamente encontró adeptos entre los tzotziles.
La mayoría de los indios convertidos al Islam eran originarios del distrito rural de San Juan Chamula, que colinda con San Cristóbal de las Casas y que ha sido desde hace algún tiempo escenario de un conflicto religioso.
"De cristiano era Manuel Gómez, ahora soy Mohamed Chechev", dice un indígena de 65 años, nacido católico, pero que fue protestante y que en 1995 abrazó el Islam como otros cientos de habitantes de una comunidad de Chiapas, en el sureste de México.
"Soy musulmán, conozco la verdad, rezo cinco veces al día y hago el Ramadán", resume, en un español rudimentario, este indígena tzotzil que ocupa con 19 familiares una humilde vivienda de Nueva Esperanza, en las afueras de San Cristóbal.
La entrada de su casa es una tienda donde vende verduras que cultiva. Cerca están las calles Belén y Damasco, más adelante el barrio Palestina, todas referencias bíblicas que testimonian la religiosidad protestante de la mayoría de sus habitantes, en medio de los cuales viven unos 300 indígenas convertidos al Islam.
A unos pasos, en una amplia construcción de tres pisos, hay una escuela islámica o madraza, que incluye talleres y un centro de oración del movimiento Murabitún, una rama sufí del Islam surgida en España, que condena el terrorismo, mira con escepticismo el sistema democrático y busca crear comunidades autosuficientes regidas por el Islam alrededor del mundo.
Un grupo de estos españoles encabezado por Aureliano Pérez, conocido como el emir Nafia, llegó a Chiapas en 1993 donde introdujo esa fe entre los indígenas, comenta el antropólogo Gaspar Morquecho.
Pero desde 2009, Chechev y otras familias se apartaron ya que no comparten que los españoles busquen "reunir dinero" en el exterior, exhibiendo imágenes de los musulmanes indígenas. "Nací católico, de Chamula. Tenía unos 15 años cuando me hice evangélico. Nos expulsaron y me vine aca", recuerda Mohamed en el patio de su casa, donde su esposa Noora y su nuera Sharifa.
Tras hacerse adventista finalmente se convirtió al Islam. Su esposa Noora es hija de un líder tzotzil que, por convertirse al protestantismo, fue expulsado en 1961 del vecino poblado de San Juan Chamula, una localidad a unos 10 km de San Cristóbal, caracterizada por su férreo catolicisimo y su simpatía por el otrora hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI).
"En Chamula es delito no ser católico y no ser del PRI. También se enojaron porque los protestantes dejaron de beber alcohol, negocio de los caciques", comenta Susana Hernández, otra habitante de Nueva Esperanza.
Chiapas se hizo conocido mundialmente en 1994 por la insurrección de la guerrilla zapatista. En esa época los musulmanes "buscaron a los zapatistas, pero (el subcomandante) Marcos no los quiso recibir", explica Morquecho.
Los españoles en cambio sí entusiasmaron a algunos indígenas. "Quizá porque las religiones tradicionales no dieron respuesta a las necesidades de la vida cotidiana", añade el antropólogo.
A Chevchev aprender oraciones en árabe le tomó un par de meses, pese a que su lengua materna es el tzotzil y no sabe leer ni escribir en español. "Nuestro mensajero Mohamed no sabía leer ni escribir. Yo que no sé leer ya puedo recitar el sagrado Corán, el milagro es que uno puede entrar al Islam, Ala es misericordioso, todo nos enseña y nos da todo lo que es de él", añade.
En San Cristóbal, de 180.000 habitantes, la presencia de los indígenas musulmanes no genera rencillas. "Han podido transitar, sin ser perturbados, porque no han representado una amenaza ni política ni económica para este poblado, que sigue siendo colonialista y racista", resume con ironía el antropólogo Morquecho.
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