París, 13 octubre 2014, (EFE).
El Marruecos medieval y sus imperios, que del siglo XI al XV reunieron los territorios del África subsahariana y el sur de España, protagonizan una gran exposición presentada hoy en el Museo del Louvre de París para ilustrar el apogeo de ese Occidente islámico, su arte, su historia y su cultura. Trescientas piezas, de ellas 120 procedentes de Marruecos y un centenar de una treintena de instituciones españolas, en su mayor parte museos andaluces, componen esta muestra que podrá verse en París hasta el próximo 19 de enero y después en Rabat.
Elementos de arquitectura, objetos de culto, cerámicas, joyas, pequeñas y grandes figuras, monedas, manuscritos, fotografías y vídeos integran la exposición, junto con numerosas obras maestras que por primera vez salieron de Marruecos, y otras inéditas, de diferentes yacimientos arqueológicos, restauradas para la ocasión.
El público podrá descubrirlas el 17 de octubre, junto con un catálogo que aspira a ser una publicación de referencia, resaltó en entrevista con Efe Yannick Lintz, directora del departamento de las Artes y el Islam del Louvre y comisaria del evento junto con la directora de los Archivos Reales de Marruecos, Bahija Simou.
Lintz recordó que el fondo de arte islámico del Louvre es uno de los más importantes del mundo, pero apenas cuenta con obras marroquíes, pues sus autoridades supieron preservar muy pronto su patrimonio. De ahí la importancia de esta exhibición en París sobre las dinastías almorávide, almohade y merinida.
Abren y cierran los 1.200 metros cuadrados de la exhibición dos obras de poderosa carga simbólica sobre la historia de la confrontación en el Occidente islámico entre cristianos de España y arabobereberes. Previamente, a modo de introducción, el visitante es recibido por la lámpara de la mezquita de Al-Qarawiyyin de Fez, una de las piezas monumentales que nunca antes habían viajado al extranjero.
Una pieza que permite, además, comprender mejor la presencia de la campana fundida a finales del siglo XII que abre la muestra, recuperada por los merinidas como botín de guerra y transformada en lámpara para la misma mezquita de Fez.
Contrapunto histórico ideal, un estandarte del sultán Abu al-Hasan, igualmente creado en Fez, entre 1339 y 1340, conservado hoy en la catedral de Toledo, pone punto final a la exposición.
Se trata de uno de los raros textiles de la época merinida, testimonio excepcional del arte de la corte y de la guerra, que se cree pudo ser recuperado en la batalla del Río Salado, cuya victoria a cargo de las tropas cristianas sobre las arabobereberes, marcó su posterior retroceso hasta el actual Marruecos.
Entre ambas piezas claves, Lintz y Simou, que trabajaron en colaboración con las comisarias científicas Claire Delery y Bulle Tuil-Leonetti, idearon un recorrido cronológico y pedagógico.
Su objetivo es subrayar “cómo a partir del siglo XI se desarrolló una unidad dinástica y territorial que impuso en África del norte la unidad de diferentes tribus bereberes, y en el sur de España una yihad, un combate contra los católicos”.
“Queríamos mostrar, igualmente, que el final de aquella historia irrepetible”, de esa unidad territorial a ambos lados del Estrecho, dio lugar “al inicio de otra historia, “más marroquí”, de gran poderío espiritual e intelectual, destacó la comisaria.
Agregó que si bien “hay una verdadera voluntad de Marruecos y del Louvre de hacer una etapa española en el futuro”, de momento “la operación es tan complicada de montar” que el esfuerzo se concentra en las exposiciones de París y Rabat.
También en París, en paralelo con esta exposición, el Instituto del Mundo Árabe (IMA), última una gran exposición sobre la cultura y el arte contemporáneo marroquíes que abrirá sus puertas el próximo miércoles.
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