domingo, 9 de agosto de 2009

Un recorrido histórico por ciudades monumentales y pueblos blancos

Málaga, 09-08-2009,diariosur.es.

Este itinerario cultural, que une Tarifa con Granada, pasa por más de una decena de localidades malagueñas en las que todavía hoy se puede ver un interesante patrimonio andalusí

Javier Almellones

El patrimonio histórico y artístico del antiguo Al-Ándalus está muy presente en la provincia de Málaga a través de alminares, castillos y torres. También se pueden apreciar reminiscencias de aquella época en los trazados de algunos cascos urbanos, en los nombres de algunas localidades o en costumbres y leyendas. Todo esto y mucho más es lo que ofrece la Ruta de los Almorávides y los Almohades, un sugerente recorrido por el pasado árabe de Andalucía que tiene el título de Gran Itinerario Cultural Europeo.

Esta propuesta turística, incluida dentro del Legado Andalusí, ofrece la posibilidad de conocer algunas de las localidades más interesantes de la geografía regional, como Casares, Ronda, Antequera, Teba o Vélez-Málaga. Esta ruta se fundamenta en las dos invasiones de las tribus de los almorávides y de los almohades, que se adentraron por Tarifa hasta Granada para poner orden en los anárquicos reinos taifas y plantar cara a los cristianos.

Por este recorrido, se puede visitar Casares, una de las puertas naturales que tiene la Serranía de Ronda a través de la Costa del Sol. Allí se puede encontrar un amplio patrimonio monumental, en el que sobresale, sin duda, la fortaleza árabe que corona el casco urbano. En su interior, ya restaurada, se puede visitar la antigua iglesia de la Encarnación, que, a su vez, fue erigida en el siglo XVI sobre una mezquita. En este enclave merece la pena disfrutar de las excelentes vistas que se tienen tanto de la Serranía como del Campo de Gibraltar.

En la siguiente localidad de la Ruta de los Almorávides y los Almohades, Gaucín, se puede ver otro de los monumentos emblemáticos de esta ruta, el castillo del Águila. Desde esa atalaya se divisa perfectamente la Serranía y el Estrecho, es decir, el itinerario que llevaron a cabo, en primer lugar, los almorávides y, posteriormente, los almohades. Tanto unos como otros se adentraron en el Valle del Genal, siguiendo el mismo camino que sigue ahora la carretera de Algeciras y que siglos antes marcó una calzada romana. Por tanto, se atraviesa el término municipal de Benarrabá, cuya denominación responde directamente a la tribu que la fundó como villa, Banu Rabbah.

El pueblo vecino de Algatocín, que es el siguiente hito de este recorrido histórico, debe su nombre probablemente al clan de los Banu Atus, que pudo derivar en Al-Atusiyin. Pese a ello, en este municipio asentado en las laderas de la loma del Fraile se cuenta a modo de leyenda otro posible origen. Según la tradición oral, su iglesia, construida en el XVI, fue levantada sobre el antiguo palacio de la princesa Algatoisa, hija de un rey que fue recluida por su propio padre y a la que se debería el nombre.

Benadalid y Benalauría

Los guerreros norteafricanos avanzaron por Benadalid, que junto a su vecino Benalauría, conserva una de las pocas fiestas de Moros y Cristianos que se puede ver en Andalucía. En esta última localidad se pudo ver hace una semana, mientras que en Benadalid se celebrará a finales de este mes de agosto. Precisamente, allí se conserva un castillo, construido posiblemente en el siglo XIII. Tras la Reconquista, la fortaleza pasó a pertenecer a los Duques de Feria y a la Casa de los Medinaceli.

Este itinerario histórico, que también se relata en 'Rihla', un libro de viajes del aventurero magrebí Ibn Battuta, prosigue por Atajate, pueblo que actualmente es el que menos habitantes tiene de toda la provincia. Desde allí, los almorávides y, posteriormente, los almohades llegaron hasta la ciudad de Ronda, que cuenta entre su legado andalusí con sus rígidas murallas, los baños árabes o el alminar de la antigua mezquita que después hizo las veces de la torre campanario de la ya desaparecida iglesia de San Sebastián.

Este itinerario del Legado Andalusí se dirige posteriormente hasta Teba, localidad asentada en el Valle del Guadalteba. Allí se encuentra una de las fortalezas mejor conservadas de toda la provincia, el castillo de la Estrella, tomado por las tropas de Alfonso XI, en 1330, tras un largo asedio, que supo para poner fin al dominio de los almohades. En la batalla final falleció Sir James Douglas, caballero escocés que llevaba el corazón embalsamado del rey libertador de su país, Robert The Bruce.

Fuertes contrastes

El camino seguido por los almorávides pasa por Antequera, a través de Campillos, localidad en la que no se conservan vestigios de la época, pero que merece la pena conocer por los contrastes que ofrece con respecto a las otras localidades de este itinerario histórico y artístico.

En la ciudad del Torcal, se conservan en muy buen estado las murallas de la antigua fortaleza musulmana, así como algunos de sus torreones. Las vistas que se tienen de la ciudad desde este lugar y el valor histórico del recinto amurallado hacen muy recomendable una visita.

El siguiente hito de este recorrido es Vélez-Málaga, una de las ciudades más importantes del reino nazarí entre los siglos XIII y XV, como se percibe en los antiguos arrabales, actualmente incluidos dentro del casco histórico. Desde esta localidad axárquica, los guerreros norteafricanos se encaminaron hasta Alcaucín, pueblo de claro origen andalusí, que cuenta entre sus enclaves históricos con el castillo de Zalía, una de las fortificaciones más importantes de la provincia. El itinerario sigue por tierras granadinas hasta la ciudad de la Alhambra.

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