El parque del emir Mohamed I, situado en la cuesta de la Vega, que mantiene al fondo un lienzo de la muralla árabe de 120 metros de longitud.Jaime Villanueva
Dos visitas guiadas y un libro recién publicado recuerdan los orígenes andalusíes de la capital. El Ayuntamiento renovará en verano los paneles de la muralla islámica y ha editado un folleto del Madrid islámico.
Madrid es la única capital europea fundada por los árabes y cuyo nombre procede de aquel idioma (Mayrit hace referencia a “fuentes de agua”), pero pocos de sus habitantes conocen estos orígenes. ¿Qué queda en pie de aquella pequeña ciudad fortificada que durante dos siglos fue andalusí? El libro Mayrit. Guía ilustrada del Madrid medieval (La Librería), recién publicado, propone realizar una ruta a pie por los principales restos que todavía se pueden visitar. Dos empresas y la Casa Árabe ofrecen visitas guiadas que acompañan los paseos por estos monumentos con la historia de aquella época. Además, el Ayuntamiento ha editado un folleto sobre el Madrid musulmán y este verano instalará nuevos paneles (en español, inglés y árabe) para poner en valor la muralla islámica. Con estas pistas, trazamos un recorrido por la huella del Madrid árabe que se resiste a desaparecer.
“Madrid fue fundada a mediados del siglo IX por el emir Mohamed I de Córdoba como un asentamiento militar y permaneció en poder musulmán dos siglos, hasta 1085”, explica Ruth Pimentel, de Casa Árabe. Así que la visita debe comenzar en el parque que lleva el nombre de aquel dirigente, situado en la cuesta de la Vega. Penetrar en ese recinto lleno de plantas con nombres y olores arabescos —laurel, rosa, lavanda, zumaque—, imbuirse del silencio inesperado a pocos pasos del centro de la capital y situarse frente a los 120 metros de muralla árabe (de más de 11 metros en su tramo más alto) permite imaginarse cómo pudo ser la ciudad cuando era una fortaleza en la que se hablaba en lengua árabe y las mulas subían cargadas de mercancías entre calles intrincadas y mezquitas. El Ayuntamiento adecuó este parque en colaboración con la Fundación de Cultura Islámica (que también realiza visitas guiadas) y restauró este lienzo en 2015; ahora, el Consistorio redacta los nuevos paneles informativos en colaboración con arqueólogos del Museo de San Isidro; el parque abre de 10.00 a 21.00 los fines de semana y los festivos.
Los demás restos no están señalizados, así que su búsqueda se asemeja a un juego de encontrar las pistas. Juan Cortés, autor de Mayrit. Guía ilustrada del Madrid medieval, explica que detrás del parque, en el número 5 de la cuesta de Ramón, puede verse otro trozo del mismo lienzo de la muralla que permanece casi escondido en el acceso al garaje de un edificio de viviendas, justo debajo del viaducto de Segovia, en la calle de Bailén. No muy lejos, en la plaza de Oriente, hay que bajar al aparcamiento público para encontrar la atalaya islámica del siglo XI que se encuentra en el primer piso subterráneo. “Fue edificada en su momento para controlar el arroyo Arenal y cualquier punto muerto de vigilancia que pudiera tener el recinto árabe original”, señala Cortés.
El autor del libro organiza visitas guiadas a través de la web madridmedieval.es, que suelen partir los fines de semana bajo el modelo free tour (cada persona paga al final el precio que estime). “Además de las paradas anteriores, incluyen otra en la plaza de Ramales, donde se puede ver el único silo islámico que queda a la vista y que formaba parte de una gran red de silos”, explica Cortés. Se trata de una especie de pozo situado en el acceso al aparcamiento, en el muro de la antigua iglesia de San Juan, ya derribada.
Otra posibilidad es contratar una visita guiada a través de la web madridarabe.es, que cuesta 10 euros y dura tres horas. “Hay muchos monumentos que han desaparecido, pero yo trato de contar también las historias vinculadas al pasado islámico de la ciudad. Muchos de los símbolos castizos tienen que ver aquella época”, dice Rafael Martínez Sánchez, que conduce estos paseos. En su opinión, una de las paradas más interesantes es la del Museo San Isidro (plaza de San Andrés, 2): “Tras una renovación completa, ahora tiene una sala íntegra dedicada a la arqueología árabe, donde pueden verse muchos vestigios arqueológicos islámicos hallados en excavaciones en el corazón de la ciudad, en la plaza de Oriente, en La Latina, etc.”.
Casa Árabe también organiza visitas guiadas por estos lugares varias veces al año. Tienen una duración de dos horas y media y cuestan entre 5 y 8 euros. Además, ofrecen otra ruta por los tesoros islámicos y mudéjares de la Comunidad de Madrid, que incluyen restos en Alcalá de Henares, Talamanca del Jarama o Buitrago de Lozoya, entre otros lugares (55 euros con transporte, seguro y entradas a los monumentos). Y han editado el libro De Mayrit a Madrid: Madrid y los árabes del siglo IX al siglo XXI (Lundwerg), sobre la herencia islámica de la ciudad.
Minarete o campanario
De vuelta a la capital, quedan más lugares que visitar. Por ejemplo, la torre de la iglesia de San Nicolás, que según Juan Cortés “pudo ser el minarete de una antigua mezquita madrileña que daba servicio a un arrabal situado fuera de la muralla árabe” y luego se le añadió un campanario. Otros expertos consideran que nació ya como iglesia con un estilo mudéjar, si bien su esencia árabe es innegable. Desde Casa Árabe señalan que otros restos mudéjares —que incluyen en sus rutas— son la iglesia de San Pedro y la Casa y Torre de los Lujanes, en la plaza de la Villa. Además, según informa una portavoz de Patrimonio Nacional, las obras del futuro Museo de las Colecciones Reales sacaron a la luz otros 70 metros de lienzo de la muralla islámica, que quedarán integrados en el museo, cuya apertura está prevista para 2020.
¿Qué más se podría hacer? Abdo Tounsi, portavoz del Círculo Intercultural Hispano Árabe, pide al Ayuntamiento que señalice una ruta islámica por la ciudad con carteles en inglés, español y árabe para poner en valor las huellas musulmanas. “Sería una magnífica idea para mostrar a Madrid como la puerta de Al Ándalus, atraería a muchos turistas árabes”, vaticina. Tounsi también insta a realizar excavaciones para buscar huellas del cementerio islámico, que posiblemente estaba situado cerca de la calle del Arenal. Juan Cortés explica que la antigua alcazaba árabe estaba bajo el Palacio Real, pero ninguna placa lo recuerda.
SABORES ANDALUSÍES
La visita del Madrid árabe puede tener un buen final con un almuerzo o cena en un restaurante árabe de la capital. Si bien en la zona cercana a los restos no se localiza ninguno, hay opciones interesantes como La cocina del desierto (Barbieri, 1), Las mil y una noches (Martín de los Heros, 28) o Shukran, el restaurante de Casa Árabe (Alcalá, 62), donde acercarse a los sabores que pudieron degustar los primeros pobladores de Madrid. Además, en el barrio de Lavapiés (sobre todo en las calles de Tribulete y Mesón de Paredes) hay varios establecimientos que ofrecen menú del día marroquí.
Otras huellas de este pasado pueden leerse en el folleto sobre el Madrid musulmáneditado por el Ayuntamiento, que hace referencia a que en La Latina se situaba el arrabal árabe tras la conquista cristiana: “Se conservan referencias a este pasado medieval en la toponimia de sus calles y plazas, como son Morería o Puerta de Moros”. El díptico, que puede recogerse en toda la red de centros de información turística municipal, también menciona varios de los edificios de la capital de estilo neomudéjar —basado en la tradición árabe—, como la plaza de Toros de Las Ventas, el Matadero o la Casa Árabe, además de lugares de culto como la Mezquita de la M-30 y museos donde pueden verse restos árabes como el Lázaro Galdiano y el Arqueológico Nacional.
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