La comunidad sigue sin cementerios para otras religiones pese a que el Parlamento aprobó una moción para construirlos
La falta de un cementerio adaptado a ritos de otras religiones, que no sean la católica, impedirá visitar la tumba de sus padres a los dos hijos gallegos del matrimonio fallecido en Tui tras la explosión del almacén clandestino. La comunidad musulmana lleva años solicitando un espacio en Galicia para realizar sus exequias. Incluso se llegó a aprobar el año pasado una proposición no de ley promovida por el PP en el Parlamento Galego para la creación de un cementerio supramunicipal para confesiones minoritarias, pero nunca se llevó a la práctica. Ahora las dos víctimas mortales de Paramos, Abdelkhalek el Bouabi Hailas, que llevaba 28 años viviendo en España y hacía años que tenía la doble nacionalidad; y Ezzoura Bouadel, en trámites para obtener la ciudadanía española; tendrán que ser repatriados a Marruecos para tener un funeral acorde con su cultura y religión.
La Xunta de Galicia solo les permite ser enterrados en un cementerio público si se adaptan a la normativa española. Una condición que ningún practicante de cualquier religión podría aceptar. Dos características de los funerales musulmanes incompatibles con la legislación vigente es que los cuerpos deben ser enterrados en contacto directo con la tierra, cubiertos por tres telas y sin ataúd, algo prohibido en España para evitar la contaminación de acuíferos y subsuelo.
Tampoco permiten la exhumación de cadáveres, por lo que los cuerpos del matrimonio tampoco podrían ser enterrados en un cementerio público a la espera de la construcción de una necrópolis adaptada a ritos de otras religiones. A la petición de la comunidad musulmana de Galicia se suma también la Diputación de Pontevedra.
La presidenta, Carmela Silva, mantuvo un encuentro con miembros del colectivo a raíz de la catástrofe de Tui y se sumó a su demanda. Sin embargo, la construcción de un lugar de este tipo y su ubicación «no depende la Diputación», excusaron ayer desde el ente provincial.«Se reconoce el derecho a la concesión de parcelas reservadas para los enterramientos musulmanes en los cementerios municipales, así como el derecho a poseer cementerios islámicos propios», recoge el acuerdo de cooperación entre España y la Comisión Islámica suscrito en el 1992.
Sin embargo, en Galicia no existe un camposanto adecuado a los ritos de otras religiones y los musulmanes que fallecen en la comunidad deben ser trasladados a su país de origen o a autonomías como Asturias, Cantabria, Baleares, Extremadura, Comunidad Valenciana, Andalucía o Castilla la Mancha. Hasta hace unos años, el sepulcro de los mahometanos gallegos estaba en Toledo, que era el lugar más cercano con un cementerio adaptado a su cultura.
Después de varios años de lucha, la propuesta de musulmanes y judíos llegó al Parlamento Galego. Allí la defendió el diputado José Alberto Couñago y acabó aprobada con 59 votos de populares, socialistas y BNG, mientras que 13 disputados de En Marea decidieron abstenerse al entender que el Estado no debe beneficiar a ninguna religión y ver dificultades a la hora de coordinar la gestión y construcción de estos cementerios.A pesar de su aprobación, la comunidad musulmana sigue sin disponer de un lugar para enterrar a sus muertos. En los últimos meses han tratado de conseguir terrenos sin éxito en el viejo cementerio musulmán de A Coruña, a los pies de la torre de Hércules o en Arteixo. Ahora esperan lograrlo en el sur pontevedrés.
Sin ataúd
En contacto directo con la tierra. Los fallecidos se cubren con un sudario, orientados hacia la meca y sin ataúd.no a la exhumación El Corán también prohíbe la incineración. El Islam tampoco permite los entierros comunales de los musulmanes.sudario Tres telas para hombres, cinco para mujeres. El cuerpo se lava con agua tibia y jabón por un enterrador del mismo géneroLos hijos de las víctimas, gallegos de nacimiento, no podrán visitar la tumba de sus padres
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