Con más de medio millar de mezquitas "modelo" y la popularidad de los imanes o encargados de presidir los rezos musulmanes, el Gobierno de Bangladesh pretende adoctrinar a la población para luchar contra el extremismo y otras lacras como el matrimonio infantil.
Entre 2013 y 2016, Bangladesh sufrió una ola de ataques de corte islamista con asesinatos de miembros de minorías religiosas y blogueros laicos, que culminó el pasado 1 de julio con un atentado en un restaurante de Dacca en el que murieron 22 rehenes, en su mayoría extranjeros.
La acción llevó al Gobierno a reconocer el extremismo como un problema, que ahora quiere afrontar con 560 mezquitas, un proyecto de más de 1.000 millones de dólares para llegar diariamente a más de medio millón de fieles en un país con un 90 % de musulmanes.
"Contener la insurgencia es, por supuesto, uno de los objetivos del proyecto para que nadie pueda interpretar mal el islam. Queremos trasladar el islam adecuadamente a la gente", explicó a Efe el secretario adjunto de la Fundación Islámica de Bangladesh y director de la iniciativa, Abdul Hamid Jamaddar.
La gente escucha a los imanes y, por ello, el Ejecutivo les va a utilizar para trasladar mensajes no sólo contra el extremismo sino también contra otras lacras. "Los imanes son un grupo poderoso en nuestro país, cuando alguien va a la mezquita a rezar escucha cuidadosamente las palabras de los imanes", explicó Jamaddar. "Si los imanes hablan, por ejemplo, contra el matrimonio infantil, la dote o el registro de nacimientos, la gente escucha. Queremos dar estos mensajes a la gente a través de ellos", concluyó.
Durante sus sermones diarios, estos líderes religiosos ofrecerán un "modelo" a seguir, dijo a Efe el secretario del Ministerio de Asuntos Religiosos, Anisur Rahman, al precisar que las mezquitas se construirán en 475 subdistritos, 64 distritos, 16 zonas costeras y cinco ciudades.
En ellas, estimó, podrán rezar diariamente 528.150 hombres y mujeres.
Los trabajos de construcción de la primeras nueve mezquitas fueron inaugurados esta semana por la primera ministra bangladesí, Sheikh Hasina, y el Gobierno espera que el proyecto, con un costo de unos 1.060 millones de dólares, se complete para 2020.
Según Jamaddar, planean incluso transformar algunas de ellas en centros culturales islámicos, con bibliotecas, salas de conferencias y hasta entrenamientos para la peregrinación a la Meca. Sin embargo, algunos dudan del alcance de la iniciativa en un país con 160 millones de habitantes.
El decano del departamento de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Norte-Sur de Dacca, Abdur Rob Khan, destacó como positivo cómo el Gobierno tendrá ahora "control" sobre los imanes y la opción de entrenarles. "Pero lo importante es que tenemos 300.000 mezquitas en todo el país, la pregunta es ¿a cuánta población se cubrirá con 560 rábidas?", sentenció Khan.
El grupo islamista Hefazat-e-Islami fue un paso más allá al calificar la iniciativa de "política", ante las elecciones presidenciales que tendrán lugar este año en el país. "Es un paso político, un proyecto electoral, ya que el Gobierno está tratando de probar que es respetuoso hacia la religión", afirmó el portavoz de la formación, Azizul Islam.
Hefazat-e-Islami no está en contra de la construcción de las mezquitas, lo que le preocupa es su uso con fines propagandísticos. "No tenemos ningún problema con que el Gobierno construya las mezquitas, pero si las utiliza con fines políticos o las controla para llevar a cabo actividades del partido, entonces sí", concluyó Islam.
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