Los asistentes al Pleno escuchan la intervención del representante vecinal José Manuel Ruiz. / TONI LÓPEZ.
El gobierno municipal aclara a los residentes en el barrio que no podría impedir su instalación, porque «no dar licencia sería prevaricar»
La asociación de vecinos del barrio de Las Filipinas de Alhama de Murcia vuelve a la carga para impedir la instalación de la mezquita. Un grupo de residentes, encabezados por su presidente, José Manuel Ruiz, se presentó, la noche del martes, en el Pleno para intervenir en la parte final de la sesión en relación a la posible construcción del centro religioso, tras la adquisición de un antiguo almacén por parte de un colectivo musulmán.
Antes de poder tomar la palabra los vecinos, en el turno de ruegos y preguntas, tanto el PP como Cs solicitaron información para saber el estado en el que se encuentra la instalación de la mezquita en esta zona de la localidad. La portavoz popular, Ana Fernández, vecina del barrio, aseguró sentir «dolor» por el episodio en el que alguien colocó una cabeza de cerdo en la ventana del almacén en cuestión, lo que hizo que una revista de tirada nacional calificara «al vecindario de racista y xenófobo, máxime cuando los vecinos de este barrio hemos llegado a Alhama de otros municipios y pedanías para trabajar».
Tras estas preguntas, el concejal de Urbanismo, Antonio José Caja, recordó que de momento el colectivo musulmán tan solo ha solicitado al Consistorio una cédula urbanística, y señaló que «no se ha presentado ningún proyecto para la construcción de una mezquita». También indicó que, según la normativa actual, en ese local se puede montar este tipo de actividad religiosa, tal y como se recoge en el informe de los técnicos municipales. «No dar licencia sería prevaricar», matizó el edil, a la vez que recordaba que para modificar el PGOU, haría falta un compromiso de acuerdo plenario de todos los grupos políticos y eso sería a medio y largo plazo. «No puedo mentir y decir a los vecinos que allí no se construirá una mezquita, eso sería mentir».
«Nos han puesto la etiqueta de racista con la que no nos reconocemos», afirmó el portavoz de la asociación vecinal
Tanto Caja como el alcalde, Diego Conesa, recordaron que, según las conversaciones mantenidas con el colectivo islámico, estarían dispuestos a vender ese almacén de su propiedad, pero con el compromiso municipal de que si compran otro local no tendrán el mismo problema.
El bulo de otra ubicación
Además de los ciudadanos de Las Filipinas, se presentaron en el Pleno vecinos de la calle Capitán Portola, ya que se rumoreaba que el proyecto se trasladaba a unos almacenes de esa calle, cosa que desmintió rotundamente el alcalde, «es otro de tantos bulos que se están vertiendo sobre este asunto», matizó Conesa.
Tras este debate intervinieron dos representantes de Las Filipinas. En primer lugar lo hizo Lorenzo Carpe, que, sensiblemente nervioso, esgrimió que llevan un tiempo estudiando sobre este tipo de instalaciones de lugares de culto en otras regiones. Dijo que se ha llegado a una situación de «vacío legal», y resaltó que en Cataluña sí se ha legislado sobre el tema en cuestión. Carpe propuso que desde el Ayuntamiento se den los pasos parta modificar la ley regional para la ubicación de espacios religiosos en donde se estipule. Sobre este posible vacío legal, tanto el edil como el alcalde invitaron a Carpe y a aquellos vecinos que lo deseen a que expliquen sus teorías a los técnicos municipales y a ellos mismos, para así estudiar la situación. «Yo no puedo pedir a un técnico que modifique su informe», puntualizó Antonio José Caja. «Si mañana me piden la licencia, al día de hoy se la tengo que conceder», añadió.
El presidente de la asociación de vecinos también tomó la palabra para señalar que se está produciendo un choque cultural, en especial en la zona de Las Filipinas, en donde con la llegada de una posible mezquita se masificaría el barrio. «El colectivo magrebí viene para quedarse», afirmó Ruiz, pidiéndole tanto al equipo de gobierno como a la oposición que «tenemos que buscar soluciones para que no molesten ni se les moleste».
Igualmente, aseguró sentirse discriminado porque se les ha tachado de xenófobos y racistas por la presunta colocación de una cabeza de cerdo en la ventana del almacén. «Nos han puesto una etiqueta con la que no nos reconocemos; estamos por la integración», matizó Ruiz. Recriminó al alcalde por haber defendido a los vecinos frente a estas acusaciones. A lo que Conesa dijo que es un barrio «tranquilo, de trabajadores, en su mayoría de pedanías, y que no es de mi agrado leer titulares por estos asuntos».
El regidor indicó que el colectivo musulmán cuenta desde hace 16 años con una mezquita en la zona del barrio de Los Dolores. En la actualidad este colectivo está inmerso en el proceso de cambio de la directiva que les coordina. Y para que se construya la nueva mezquita, el propio colectivo aseguró que al menos tendrán que pasar dos años para que se recuperen económicamente tras la inversión en el almacén.
Conesa pidió «calma y sensatez». Está a la espera de conocer a la nueva directiva del colectivo musulmán, con la finalidad de retomar las negociaciones para la ubicación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario