miércoles, 3 de octubre de 2012

Musulmanes en Bogotá: 2.600 metros más cerca de Alá

Bogotá,02/10/2012,eltiempo.com, IVáN HURTADO


Foto: Manuel Rodríguez

Se considera que en Bogotá hay más o menos unos mil musulmanes. Muchos de ellos son colombianos que han decidido convertirse. ¿Dónde se reúnen y cómo oran los hijos de Muhammad?

Antes de que empiece el llamado a la oración puedo ver a unas treinta personas en la parte de la musala reservada a los hombres.

Un hombre de gafas entra por una puerta y sale cubierto con una túnica y un gorro negros inspirados en el atuendo de Mahoma. Es el imán Ahmad Tayel. Un joven empieza el llamado a la oración al micrófono, en árabe, y mientras canta se escuchan los ruidos de la calle, en los que nadie repara y que se van alternando con el adán. Una voz que ha pasado por un megáfono entra por las ventanas llevando el mensaje de los precios bajos de un producto indeterminado. Canto. Precios Bajos. Canto. Bajos precios. Al finalizar el llamado, el imán empieza a hablar en árabe con un acento y una velocidad que da la impresión de que los árabes hablan como si estuvieran bravos. Después de diez minutos, cambia al español para condenar la usura durante la jutva, el sermón. Para entonces lo oyen unas sesenta personas, que antes de salir se paran y oran sobre los dieciocho tapetes organizados frente al mimbar, en dirección a Monserrate, detrás del cual queda, mucho más allá, la ciudad sagrada: La Meca.

A principios de año, la oración del viernes, o yumma, transcurría en el cuarto piso de un edificio media cuadra arriba de la estación de Transmilenio de San Victorino. En septiembre, cuando vuelvo a preguntar por la mezquita, el celador del edificio no tiene idea de qué le estoy hablando. Le explico, pero todavía no le suena. Me cuenta que lleva trabajando allí un año; la musala, a la que se conoce como la mezquita del centro, dejó de funcionar hace unos cuatro meses. El costado occidental de la carrera, unos pasos más arriba, está alineado de tiendas de vestidos, y si uno se detiene a leer los nombres de los establecimientos, puede sospechar fácilmente el origen de los comerciantes de la zona.

Los primeros musulmanes llegaron a Bogotá en los años veinte y desde entonces incursionaron en el negocio de las telas. Pero fueron muy pocos, y su escaso conocimiento de la religión, más la dificultad de acceder a la información, hicieron que terminaran mimetizándose. La historia empezó a cambiar en los años cincuenta, cuando los musulmanes que llegaron, en su mayoría palestinos, ya tenían noticias de que unos pocos de sus compatriotas se encontraban en la ciudad. Estos nuevos inmigrantes estaban mejor informados que sus antecesores, y además de continuar con el comercio de las telas y los vestidos, que establecieron en la calle 9, empezaron a reunirse donde el uno o donde el otro para hacer sus oraciones.

Pero su visión era más política que religiosa, pues habían salido de su país huyendo de la violencia desatada por la creación del Estado de Israel, y hubo que esperar hasta los años setenta para que, tras la Guerra del Líbano y el resurgimiento del islamismo, llegaran musulmanes para quienes la religión tenía una mayor importancia en sus vidas y decidieran, entre todos, organizarse. Fue así como nació la mezquita del centro. 

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