miércoles, 14 de octubre de 2009

La derecha austriaca en cruzada contra los alminares

Viena,14/10/2009, swissinfo.ch


Campaña electoral del FPÖ en 2006: «Daham en lugar del Islam: a la casa en lugar del Islam» (Reuters)

Los suizos se pronuncian el 29 de noviembre próximo sobre una iniciativa que busca prohibir la construcción de alminares. Austria, que reconoce oficialmente el Islam -lo que es una notable excepción en Europa Occidental-, no está al margen del debate.

El reconocimiento de la religión musulmana en Austria es histórico: buscaba permitir que los antiguos sujetos de la monarquía de los Habsburgo se sintieran aceptados en el Imperio.

Pero el número de musulmanes que vivía en el suelo de la actual Austria era escaso. La primera mezquita se construyó sólo en 1979 en Viena. La población musulmana aumentó mucho con la inmigración que siguió a la Segunda Guerra Mundial.

Desde entonces la presencia musulmana casi se ha triplicado en Austria. Simultáneamente creció interés por construir mezquitas, pero también la resistencia de los partidos de la extrema derecha.
Prohibición de construir

'Pummerin statt Muezzin': la campana de la catedral de Viena más bien que el almuecín. Fue el lema de Heinz-Christian Strache, jefe del Partido Austríaco de la Libertad, el FPÖ, en la última campaña electoral en la capital austríaca.

El político no se muerde la lengua: en cada campaña electoral milita por una prohibición de la construcción de alminares en la Constitución austríaca. Sin éxito. Pero el partido duplicó su peso electoral.

Los otros partidos de la extrema derecha hacen lo propio. La Alianza por el Futuro de Austria (BZÖ) del difunto Jörg Haider halló incluso un nuevo terreno de batalla en el Islam y la lucha contra los alminares.

En varios Länder (estados federados), el partido pide el fortalecimiento de las disposiciones que regulan las licencias de obras. Quiere, en particular, que los lugares musulmanes de oración puedan ser prohibidos por "perturbar la imagen del lugar".

Los partidarios del BZÖ afirman que no es admisible que las "señales del poder del Islam" puedan ser visibles en la Europa cristiana. Ningún Land adaptó sus disposiciones en este sentido, pero la presión ya tuvo consecuencias.

Compromiso: alminares ocultos

La mezquita de Viena se levanta a una altura 32 metros, sin resultar chocante para nadie. Su construcción, hace 30 años, aprobada por el alcalde de la época, Leopold Graz, había sido interpretada como el símbolo de una ciudad deseosa "de ser un hogar acogedor y amistoso para todos los que viven y trabajan aquí."

La construcción de la segunda mezquita, en Telfs, Tirol, no fue tan fácil para el alcalde de la ciudad. Algunos habitantes presentaron recursos contra la torre de 20 metros de alto y el FPÖ amenazó con llegar hasta el Tribunal Administrativo.

Tras prolongadas negociaciones, se logró el acuerdo de construir una torre de 15 metros. Ningún almuecín fue autorizado. La mezquita se inauguró finalmente en 2006.

Una tercera mezquita está en construcción en Bad Vöslau, después de una lluvia de oposiciones -aunque la construcción no planteara ningún problema arquitectónico. Aquí, se convino que los alminares no serían más que dos pequeñas torretas en un lado posterior del techo.

La necesidad existe

Cerca de 400.000 musulmanes viven en Austria, lo que representa cerca del 5% de la población. Para el presidente de la comunidad islámica, Anas Schakfeh, queda claro que el país debería tener aún más mezquitas. Hay también aproximadamente 200 lugares de oración, pero éstos no pueden sustituir a una mezquita.

Según la concepción islámica, una mezquita debe erigirse en un terreno perteneciente a una comunidad de creyentes y debe ser abierta cinco veces por día para el rezo de los fieles, así como para la oración del viernes.

El alminar no es obligatorio, pero corresponde a una tradición y constituye un símbolo de que en el lugar viven musulmanes.

Otro conflico: la enseñanza

A principios de año, un estudio sobre los 400 profesores de religión islámica que vivían en Austria suscitó fuertes reacciones. Había mostrado que una quinta parte de entre ellos se oponía a la democracia y que cerca del 10% consideraba comprensible el uso de la violencia para propagar el Islam.

Los partidos de derecha exigieron la adopción inmediata de medidas, como la vigilancia de esos profesores y un control externo de sus lecciones. Pero la separación entre la Iglesia y el Estado no lo permite.

Desde 1949, las Iglesias reconocidas por el Estado son responsables de la enseñanza de la religión y la formación de los maestros. Únicas exigencias: que el alemán sea la lengua de los cursos y que se respeten los principios de la educación en un Estado de derecho.

Como nadie pretendía cuestionar la separación entre la Iglesia y el Estado, el ministro de Educación encontró un acuerdo con la comunidad islámica: ésta se compromete a que sus profesores tengan una formación universitaria, aprueben un examen de alemán y acepten los principios de la democracia.

Insuficiente, a los ojos de los partidos de derecha austríacos que exigen ahora que el Islam pierda su reconocimiento oficial.

Joe Schelbert, swissinfo.ch
(Traducción: Marcela Águila Rubín)

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