Riay Tatary en la Mezquita central de Madrid
Es el interlocutor oficial del Islam en España con el Estado. El organismo que persigue la normalización de los aspectos que rodean a la comunidad musulmana en nuestro país. Los cementerios, los profesores de religión islámica o los menús halal en colegios e institutos. Son las eternas reivindicaciones de un colectivo que roza ya los dos millones de personas. Les representa la Comisión Islámica de España (CIE).
Todas estas cuestiones vienen recogidas en el Acuerdo de Colaboración con el Estado de 1992. Su presidente Riay Tatary se refiere a ello como “nuestro mayor logro” pues proporciona una “cobertura jurídico y legal” que constituyó “una página nueva en el trato del Islam en España”.
La Comisión fue una exigencia del Estado, que pidió a las comunidades islámicas que se organizaran entre sí. Estaban la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) y la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FERRI). Ambas crearon la CIE en 1992. Formada actualmente por 25 miembros elegidos por las más de 1.350 comunidades islámicas de España. Estas se agrupan en federaciones, inscritas en el Ministerio de Justicia. La comisión permanente se renueva cada cuatro años. Su fin, la aplicación efectiva del Acuerdo.
Profesores de Islam en los colegios
Primero, la formación religiosa de los menores. Es un derecho. El problema viene en la aplicación. Se necesitan al menos 10 alumnos por colegio o instituto para tener un profesor, que proporciona la CCAA. “Pero hay que pedirlo y aquí no hay colaboración porque las direcciones de los centros no incluyen esta opción en sus formularios de matrícula”, cuenta.
“Los padres se ven obligados a elegir entre católica o ética, porque no hay una casilla que ponga Islam , añade. Hay un vacío. Sin casilla, no hay petición. Y sin petición, no se refleja esa necesidad en las estadísticas. En Madrid hay 6.000 alumnos musulmanes, existen institutos donde son el 60% del alumnado. Solo hay tres docentes. Tatary apunta: “Hemos sufrido mucho en los tiempos de Aguirre, ahora la cosa mejora, pero muy lentamente”.
A los profesores les paga el estado. Pero les forma la Comisión Islámica de España, que exige dos condiciones: titulación universitaria y ser musulmán. Luego toca negociar con cada CCAA, como sucede con la comida. Cataluña y Baleares incluyen razones religiosas para elegir el menú. Madrid no.
Igual de complicado es el asunto de los cementerios. Luchan con los ayuntamientos por tener una parcela en el camposanto municipal, como así estipula el Acuerdo. “Lo necesitan para sentirse integrados” y evitar “irse a morir al extranjero”, algo que sucede con frecuencia.
Luego toca luchar con las CCAA por enterrar a sus seres queridos conforme al rito islámico. En Andalucía está permitido. En Madrid, no. El único cementerio musulmán está en Griñon. Se entierra en ataúd, no en contacto con la tierra. Para “islamizar” el entierro, se orienta al fallecido hacia La Meca.
La islamofobia en España es residual
La Comisión Islámica de España forma también imames. En un encuentro reciente, Tatary se encontró con 450. “Todos tienen ya la formación religiosa, pero hay que actualizarla con respecto a España”. Una persona sin formación no puede ser imán. Y para aquellas comunidades que no tienen, la Comisión dispone de una bolsa de imames. Pero no intervienen en el futuro contrato, son mediadores entre el sabio religioso y su comunidad.
Musulmanes rezan en la Mezquita Central de Madrid
Tatary lucha también contra la islamofobia, “un fenómeno muy reducido en España”. Dice que la gente aquí es mucho más abierta y tolerante que en el resto de Europa, con focos islamófobos más importantes. La prueba es que hay matrimonios mixtos y una mayor participación de los musulmanes en actividades civiles.
Apuesta por lo común, por todo lo que nos une, que es mucho. Y recuerda que cada vez hay más musulmanes. No por la inmigración, sino por nacimientos. Jóvenes musulmanes españoles que buscan los mismo que todos, una oportunidad para desarrollarse.
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