El Gobierno de Angola ha defendido este viernes su decision de prohibir varios grupos de ideología islámica y de cerrar varias mezquitas consideradas ilegales, pero ha negado que "persiga" a la comunidad musulmana como han llegado a denunciar organizaciones y medios de comunicación.
La polémica estalló después de que el Ministerio de Justicia informase de 194 "confesiones religiosas" cuyo registro había rechazado, entre ellas la Comunidad Islámica de Angola (COIA). El líder de esta organización, David Ja, advirtió también del cierre y la demolición de decenas de mezquitas en todo el país.
El ministro de Exteriores angoleño, Georges Chikoti, ha hablado este viernes con periodistas para tratar de aclarar los "malentendidos" de los últimos días. "No ha habido persecución a los musulmanes", ha subrayado, antes de insistir en que la supuesta prohibición del Islam fue una "interpretación".
En este sentido, el jefe de la diplomacia de Angola ha dicho que la Constitución garantiza la libertad de culto y, al mismo tiempo, obliga a que los grupos religiosos a cumplir determinados criterios legales para ser reconocidos como iglesias.
Chikoti ha apuntado que "ninguna" de las "ocho denominaciones islámicas" que solicitaron su registro cumplían los "requisitos", por lo que "no pueden practicar su fe hasta que el proceso concluya". Estos grupos, ha añadido el ministro, tampoco habrían identificado sus mezquitas como templos de culto.
El Gobierno obliga a estas organizaciones a contar con más de 100.000 miembros de adultos y a tener presencia en dos terceras partes del país, de mayoría católica.
Ja ha defendido que su grupo representa a 900.000 personas y cubre el territorio suficiente, por lo que la decisión del Ejecutivo contra la COIA "es una forma de prohibir una religión que ven como una amenaza para la cultura angoleña".
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