Puerta de entrada del cementerio musulmán de Valencia, dentro del Cementerio General. josé aleixandre
Los fieles de los otros 540 municipios han de recurrir a camposantos privados, ser repatriados o ir a Madrid
PACO CERDÀ VALENCIA
En la semana grande de los cementerios hay un colectivo que volverá a
sentirse excluido. Son los musulmanes „alrededor de 150.000 en la
Comunitat Valenciana„, que sólo disponen de dos camposantos municipales
adaptados a sus ritos funerarios: el cementerio general de Valencia y el
camposanto de Alginet, que sólo admiten el enterramiento de los
musulmanes empadronados en sus municipios.
En cambio, los
musulmanes que permanecen empadronados en cualquiera de las 540
localidades restantes de la Comunitat Valenciana sólo tienen tres
opciones posibles para cumplir lo prescrito por la fe islámica respecto a
su inhumación: o se entierran en un cementerio privado con parcela
adecuada para enterramientos musulmanes, como el camposanto
interreligioso de Riba-roja; o son sepultados en el gran cementerio
musulmán de Madrid, que no exige el empadronamiento para ser enterrado
allí; o su cadáver es repatriado a su país de origen en caso de que el
fallecido hubiera nacido fuera de España.
Ninguna de las tres es
una opción barata ni plenamente satisfactoria para los musulmanes. Ni
tampoco justa. Porque, como destaca Abdelaziz Hammaoui, presidente del
Centro Cultural Islámico de Valencia, los acuerdos de 1992 entre España y
la Comisión Islámica de España garantiza a los musulmanes,
literalmente, «el derecho a la concesión de parcelas reservadas para los
enterramientos islámicos en los cementerios municipales, así como el
derecho a poseer cementerios islámicos propios».
Sin embargo, han
pasado veinte años „se cumplen la semana que viene„ y sólo dos
poblaciones valencianas respetan la ley. La ciudad de Valencia inauguró
su camposanto musulmán en el año 2000, dentro de las instalaciones del
cementerio general, con 700 metros cuadrados y una capacidad para 145
cadáveres. Hasta ayer, los musulmanes enterrados eran 46. El cementerio
musulmán de Alginet fue inaugurado en 2011 tras una intensa lucha de la
comunidad islámica local. Eso permitió enterrar en su pueblo al hermano
Yunus, fundador en 1993 de la comunidad islámica de Alginet, el 9 de
agosto de 2011.
Pero no todos los musulmanes de la Comunitat
Valenciana correrán esa suerte de poder tener descanso eterno en su
último municipio de residencia, en su última casa. A juicio de Hammaoui,
«es un problema muy serio que se va agravando a medida que se dan más
casos de personas musulmanas que fallecen en España». «Pedimos
„sostiene„ que cambien los requisitos del cementerio general de Valencia
para que acepte a los fallecidos que estén empadronados en la provincia
de Valencia, o bien que más municipios de la Comunitat Valenciana
reserven una zona de su cementerio para enterramientos musulmanes»,
propone el presidente del Centro Cultural Islámico.
La repatriación, lo más común
De
momento, la alternativa más común es la repatriación del cadáver al
país de origen. Ihab Fahmy, coordinador de la Unión de Comunidades
Islámicas de Valencia, explica que «trasladar el cadáver a Madrid cuesta
casi lo mismo que repatriarlo a Marruecos» (unos 4.000 euros), y casi
todos los musulmanes prefieren ser enterrados en su país de origen,
aunque ya no sea el de sus hijos, antes que tener que hacerlo en Madrid,
donde no tienen ningún vínculo familiar ni sentimental. «Cuando uno
muere quiere estar cerca de sus seres queridos para que sus familiares
no tengan que desplazarse a mucha distancia en las visitas. La situación
actual impide normalizar la vida de los musulmanes. Uno vive en un
pueblo y, por lo general, quiere enterrarse en ese pueblo según su
confesión», concluye Fahmy.
Él plantea una solución provisional:
que al menos cada capital de provincia disponga de un cementerio
adecuado para los enterramientos musulmanes y no exija estar empadronado
en ese municipio, sino en cualquier municipio de la provincia. Es
decir: de entrada, que el cementerio de Valencia acepte enterramientos
de los musulmanes de toda la provincia a través de un acuerdo
provincial. Para que no haya más discriminaciones.
Un cementerio judío en Benidorm y sitio en el Cementerio Británico
La
minoría judía opta, preferentemente, por ser enterrada en sus países de
origen. La canadiense Alba Toscano, presidenta de la comunidad judía La
Javurá de Valencia, subraya la importancia para los judíos de
permanecer enterrados en el mismo sitio „siempre bajo tierra, no en
nichos„ y de no disponer de un lugar de enterramiento en alquiler, como
ocurre en los cementerios españoles, sino en propiedad. «Porque, si no
tienes familiares aquí, ¿quién pagará dentro de 25 años para que no
saquen tus huesos de tu tumba?», explica. Sólo hay un cementerio judío
en la Comunitat Valenciana y está en Benidorm. En el Cementerio
Británico de Valencia, donde también se pueden enterrar, hay tres judíos
sepultados. Alba ya tiene su fosa comprada en EE UU. p. cerdà valencia
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