domingo, 4 de noviembre de 2007

Ceuta,se prepara para recibir a los Reyes

Ceuta, 04 de noviembre de 2007, VMT

Al hermano Diego, los preparativos del centro le pillan un poco lejos. Y eso que apenas se tardan cinco minutos en coche desde la Gran Vía de Ceuta hasta su institución religiosa, en la barriada del Príncipe. Don Juan Carlos y Doña Sofía no verán mañana, cuando inicien su histórica visita a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, las pintorescas calles del Príncipe, una de las zonas más degradadas del enclave, por la que transitan a diario miles de marroquíes que cruzan la cercana frontera del Tarajal para comprar o vender casi de todo.

El hermano Diego podría dar muchas clases de solidaridad y de españolismo, pero apenas si tiene tiempo para esos menesteres. Cada día, junto a los otros tres miembros de su orden -Franciscanos de la Cruz Blanca- cuida a 65 asistidos -la mayoría de ellos deficientes mentales-, da de comer en los salones de su congregación a 200 personas y, además, sus cocinas preparan alimentos para otros 200 ceutíes que se las llevan a sus casas. Son, en la mayoría de los casos, musulmanes que van a la 'casa' del Cristo de Medinacelli, uno de los más venerados de la ciudad. Es una clara muestra de la Ceuta de los contrastes, pero también de la Ceuta de la integración.

El hermano Diego no podrá ir a los festejos que se preparan con mimo para agasajar a los Monarcas españoles, pero se alegra mucho de la visita. 'Estamos encantados, porque esto es territorio español y aquí todos nos sentimos españoles, independientemente de la religión que procesemos', comenta.

Carlos Blasco cierra las puertas de su tienda casi a las tres de la tarde de un sábado, algo insólito en una ciudad donde se practica una especie de migración de fin de semana hacia la Península. Necesita un respiro. Ha regalado más de 3.000 banderines con los colores de la bandera de España y ha vendido cientos de metros de tela con la que los ceutíes van a engalanar sus balcones. 'Todo el mundo está como loco de alegría, porque sabe la transcendencia que esta visita tiene para nosotros', indica su esposa Blanca. Blasco regenta una tienda de material militar en el centro de Ceuta y nunca en su vida había vendido tantas insignias. Él sí vive intensamente los prolegómenos y lo hará, aún más, el lunes. Es uno de los empresarios que atenderá la llamada que ha realizado la Cámara de Comercio de Ceuta para que todos los establecimientos cierren durante las horas que dure la visita de sus Majestades.

Busto del Rey

Munir Hamed tiene 27 años. Es musulmán ceutí, hijo de musulmán ceutí y nieto de musulmán ceutí. Trabaja de conserje en un colegio donde la polémica sobre si las niñas deben llevar el 'hiyab' -pañuelo islámico- en el pelo o no es estéril. Lo lleva quien quiere, porque es difícil prohibir algo a una población que suma más del 30 por ciento de los censados en Ceuta. Munir cuenta: 'Nosotros nos sentimos españoles y tanto es así que cuando vamos a visitar a nuestros parientes o amigos en Marruecos nos tratan como a españoles'. Habla con los periodistas en la cafetería que su tío tiene a la entrada de una barriada donde hay un busto del Rey Don Juan Carlos. 'No, no lo han puesto para la visita -sonríe- es que esta barriada lleva el nombre de nuestro Rey Juan Carlos'.

Un cliente de la cafetería, donde no se sirve ninguna clase de bebida alcohólica porque está a las puertas de la mezquita Sidi Embarek -la más importante del territorio-, grita al escuchar la conversación con los periodistas: 'Si Marruecos entra aquí algún día, nosotros nos vamos rapidamente para Algeciras'. Este espontáneo también es musulmán. Otros de los allí congregados asienten con la cabeza.

Media hora después de iniciada la improvisada tertulia, al periodista y al fotógrafo no le dejan pagar el té. Amabilidad.

El imán llama al rezo de la tarde. El bar se va quedando vacío. En la plazuela de entrada a esta barriada hay una parada de autobús. Tres hombres esperan. Visten chilaba y lucen unas barbas largas. No quieren preguntas. No quieren hablar en español. 'Saben, pero no quieren', nos explican. Desconfianza.

Cementerio

La familia Fa Haddi Al-Al lleva unos días en Ceuta visitando a unos familiares. Están de luto. De hecho el encuentro se produce en el cementerio musulmán. Viven en Madrid, pero sus orígenes son ceutíes. Aún no estaban muy seguros de la noticia. Cuando confirman que, efectivamente, los Reyes llegarán el lunes, muestran su satisfacción. 'Les va a gustar mucho la ciudad, porque Ceuta está ahora muy bonita y muy bien cuidada, no tiene nada que ver con lo era veinte años atrás'.

Los marroquíes de la provincia de Tetuán y los españoles ceutíes comparten un mismo privilegio: pueden cruzar la frontera sin necesidad de sellar el pasaporte. Eso sí, se supone que a la caída de la noche deben volver a sus respectivos lados de la valla. Pese a ello, el número de irregulares es menor del que se pudiera pensar. No más de 2.500, aseguran diversas fuentes.

La mayoría de ellos habitan en la referida barriada del Príncipe, donde cuenta la leyenda que la policía sólo acude mientras hay luz solar. Una patrulla de agentes municipales se fija en dos individuos que transitan por una de estas calles. Uno lleva una cámara de fotos y el otro una libreta y un bolígrafo. '¿Buenas tardes, ustedes no son de aquí, verdad?'. Los patrulleros se interesan por si ha sido un despiste de los foráneos. Una vez explicado el asunto se van, recomendando una faena de aliño: acabar rapidito.

Pero la experiencia no es mala. Además de conocer al hermano Diego, un grupo de hombres musulmanes sentados a la puerta de un bar en la calle Maestra María Jaén presentan sus quejas. Son las mismas que se pueden oír en cualquier otra parte del país: escasea la vivienda y el trabajo.

Paro y viviendas

La tasa de desempleo es alta en Ceuta, un 26 por ciento, pero la falta de inmuebles es más grave. la ciudad autónoma tiene una extensión de 19 kilómetros cuadrados, pero el 40 por ciento de este territorio está reservado a uso militar. Hay un plan puesto en marcha por las autoridades españolas para que los 16 cuarteles actuales se unifiquen en poco más de tres, más modernos y funcionales. La solución a la vivienda es comprar algo en la cercana Marina Smtih, ya en territorio marroquí. Hace poco más de tres años, un apartamento de dos dormitorios costaba unos 50.000 euros. Hoy, y tras la llegada de las grandes compañías promotoras españolas, la zona se ha revalorizado y ya no se encuentra nada por menos de 160.000 euros. Serán sólo unas horas, pero en Ceuta, independientemente el credo que se procese, la llegada de los Reyes se aguarda con expectación. Aquí conviven de forma mayoritaria cristianos y musulmanes, junto a hebreos e hindúes.

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