Srebrenica (Bosnia Herzegovina),21/07/2012,dpa,Thomas Brey
Desde la masacre de 1995 no ha vuelto a haber conflictos nacionales abiertos en Srebrenica, pero bajo la superficie aparentemente tranquila algo hierve: las elecciones municipales previstas a comienzos de octubre podrían hacer estallar un polvorín dormido.
Los bosnios musulmanes recordaron recientemente, con gran cobertura de la prensa internacional, la masacre perpetrada hace 17 años por los serbios que dejó hasta 8.000 hombres y jóvenes muertos en el crimen de guerra más grave en Europa desde 1945. Sin embargo, el recuerdo a las más de 3.000 víctimas serbias de la misma región que murieron durante la guerra civil (1992-1995) no tuvo la misma repercusión en los titulares de la prensa mundial.
"Hasta hoy sigue dándose el mismo esquema equivocado", afirma resignado Alexandar Mladjenovic, el sacerdote de la comunidad ortodoxa serbia local: "Como en una película de gansters o de cowboys, los serbios son siempre loa malos que deben ser castigados".
Y es que algo hierve bajo la superficie: los serbios provocan a los musulmanes y éstos intentan todo lo posible para evitar la reconstrucción de los pueblos serbios destruidos durante la guerra y obligarlos emigrar.
Antes de la guerra, vivían 37.000 personas en Srebrenica, casi el 80 por ciento bosníacos musulmanes y el resto serbios. A la pequeña ciudad le va bien económicamente. Manantiales naturales alimentan un balneario que atrae a turistas a la aislada región montañosa. La minería que funciona desde la Antigüedad, emplea a miles de personas y la industria maderera, así como el suministro de automóviles, tienen en el conjunto de la ex Jugoslavia buena fama.
Hoy en día siguen viviendo unas 5.000 personas en Srebrenica, 3.000 bosniacos y 2.000 serbios. En verano se añaden unas 2.000 más, que acampan en tiendas o se instalan en viviendas o cobertizos destruidos durante la guerra.
La mitad no tiene trabajo y una mejora al respecto no está a la vista, pese a las ayudas financieras internacionales. Naturalmente se ha hecho mucho con el dinero extranjero: ya hay un suministro de agua y un sistema de aguas residuales en funcionamiento y la arruinada red eléctrica vuelve a estar en perfectas condiciones. También se han reconstruido muchas viviendas.
Pero podría ir todo mucho mejor, coinciden bosnios y serbios. "No gustamos", justifica el alcalde musulmán Cail Durakovic refiriéndose al carácter híbrido de su ciudad: "Ni en Sarajevo (controlado por Bosnia), porque nos situamos en la zona serbia, ni tampoco en la zona serbia, porque somos el único municipio con un alcalde bosnio".
Los problemas quedan en evidencia en la reconstrucción del balneario. Un serbio de Prijedor recibió de la administración estatal musulmana una subvención y ya invirtió cinco millones de euros en un hotel-balneario y en un otro hotel en la ciudad. Se espera que dé empleo directamente a 350 personas, y que beneficie indirectamente a casi mil, como suministradores.
Pero el gobierno de la zona serbia de Banja Luka cobró por los permisos de construcción con métodos cuestionables. Cuando los tribunales de la administración de la ciudad les otorgaron el derecho, el gobierno otorgó los derechos de uso del saludable manantial, con alto contenido en hierro, a una empresa totalmente desconocida y sospechosa. Y el proyecto lleva ahora años congelado.
"El gobierno hace todo lo posible para evitar el desarrollo económico de Srebrenica", cree Nermin Alivukovic, que dirige la oficina del alcalde. "Y ahora los serbios nos quieren quitar la alcaldía", se queja.
La tormenta podría estallar en las elecciones municipales del 7 de octubre: en vista del genocidio de hace 17 años y de la gran ola de emigración, hasta ahora se permitió votar no sólo a los musulmanes que vivían en Sbrenica, sino también a los huidos e instalados en otras partes del mundo.
Esta regulación especial, que permitió que un bosnio llegar siempre a la cúpula de la administración estatal, ha sido ahora anulada. En el futuro, sólo podrán votar quienes tengan un carnet de identidad personal emitido en Srebrenica y que vivan allí. La lista electoral comprende hoy a 8.000 serbios y 4.000 bosnios musulmanes. "Matemáticamente no tenemos ni una mínima opción", se queja Alivukovic.
Algo que el actual presidente del Consejo urbano, Radomir Pavlovic, ve de forma totalmente diferente. "Estoy seguro de que ganaremos", afirma el serbio, quejándose de las "condiciones injustas y desiguales". Sólo Estados Unidos puso a disposición 40.000 dólares para que se trasladen a Srebrenica la mayoría de bosnios posibles y para que se registren en el último minuto para poder participar en los comicios de octubre. La fecha límite es el 23 de agosto. "Mil bosnios ya se han inscrito de forma adicional y cada día vienen unos 50", cuenta. "Será una carrera con retoques".
La atmósfera está cargada: por primera vez en la historia de Bosnia, los divididos partidos serbios se pusieron de acuerdo en una candidata común a la alcaldía. Y por primera vez también los partidos musulmanes que normalmente se disputan la candidatura duramente, apoyan al actual alcalde Durakovic.
Los bosníacos lucharán para evitar una posible victoria electoral de los serbios, alegando que no puede ser que los serbios, responsables de la masacre de 1995, asuman el poder en la ciudad de las víctimas; que no debe permitirse que lleguen al mando políticos que negaron el genocidio.
La candidata serbia Vesna Kocevic se muestra precavida y alega que no se puede responsabilizar colectivamente a un pueblo de un crimen horrible, señaló la hoy directora del departamento de economía de la administración de la ciudad, en conversación con dpa. Los responsables individuales deben pagar por lo que hicieron, pero no el pueblo entero, alega.
Y es que al fin y al cabo Sbrenica debe gobernarse democráticamente, al igual que otros municipios del país, bajo el principio de "una persona un voto". Además, la candidata utiliza el argumento de que todos se beneficiarán si gana la alcaldía, porque ahora el gobierno serbio apoya la inversión en el pueblo porque está gobernado por un alcalde bosnio. También Pavlovic habla de un "nuevo comienzo político". "Con Vesna Kocevic como la primera mujer al frente de un municipio en toda Bosnia mostraremos a todos que promovemos una nueva política".
"Nos jugamos la existencia", señala el sacerdote Mladjenovic. En los últimos tres mandatos de alcaldes musulmanes, los serbios fueron considerados "ciudadanos de segunda clase", denuncia. Los pueblos serbios fueron abandonados y los cementerios serbios profanados. En las escuelas, don dos tercios de niños serbios, se enseña según los planes de la zona musulmana y las mezquitas destruidas se reconstruyen con las generosas ayudas del exterior, cuenta el hombre. Sin embargo para reparar su iglesia, utilizada como establo durante la guerra, faltan medios.
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Tras la guerra y el genocidio, Srebrenica es un polvorín dormido
Desde la masacre de 1995 no ha vuelto a haber conflictos nacionales abiertos en Srebrenica, pero bajo la superficie aparentemente tranquila algo hierve: las elecciones municipales previstas a comienzos de octubre podrían hacer estallar un polvorín dormido.
Los bosnios musulmanes recordaron recientemente, con gran cobertura de la prensa internacional, la masacre perpetrada hace 17 años por los serbios que dejó hasta 8.000 hombres y jóvenes muertos en el crimen de guerra más grave en Europa desde 1945. Sin embargo, el recuerdo a las más de 3.000 víctimas serbias de la misma región que murieron durante la guerra civil (1992-1995) no tuvo la misma repercusión en los titulares de la prensa mundial.
"Hasta hoy sigue dándose el mismo esquema equivocado", afirma resignado Alexandar Mladjenovic, el sacerdote de la comunidad ortodoxa serbia local: "Como en una película de gansters o de cowboys, los serbios son siempre loa malos que deben ser castigados".
Y es que algo hierve bajo la superficie: los serbios provocan a los musulmanes y éstos intentan todo lo posible para evitar la reconstrucción de los pueblos serbios destruidos durante la guerra y obligarlos emigrar.
Antes de la guerra, vivían 37.000 personas en Srebrenica, casi el 80 por ciento bosníacos musulmanes y el resto serbios. A la pequeña ciudad le va bien económicamente. Manantiales naturales alimentan un balneario que atrae a turistas a la aislada región montañosa. La minería que funciona desde la Antigüedad, emplea a miles de personas y la industria maderera, así como el suministro de automóviles, tienen en el conjunto de la ex Jugoslavia buena fama.
Hoy en día siguen viviendo unas 5.000 personas en Srebrenica, 3.000 bosniacos y 2.000 serbios. En verano se añaden unas 2.000 más, que acampan en tiendas o se instalan en viviendas o cobertizos destruidos durante la guerra.
La mitad no tiene trabajo y una mejora al respecto no está a la vista, pese a las ayudas financieras internacionales. Naturalmente se ha hecho mucho con el dinero extranjero: ya hay un suministro de agua y un sistema de aguas residuales en funcionamiento y la arruinada red eléctrica vuelve a estar en perfectas condiciones. También se han reconstruido muchas viviendas.
Pero podría ir todo mucho mejor, coinciden bosnios y serbios. "No gustamos", justifica el alcalde musulmán Cail Durakovic refiriéndose al carácter híbrido de su ciudad: "Ni en Sarajevo (controlado por Bosnia), porque nos situamos en la zona serbia, ni tampoco en la zona serbia, porque somos el único municipio con un alcalde bosnio".
Los problemas quedan en evidencia en la reconstrucción del balneario. Un serbio de Prijedor recibió de la administración estatal musulmana una subvención y ya invirtió cinco millones de euros en un hotel-balneario y en un otro hotel en la ciudad. Se espera que dé empleo directamente a 350 personas, y que beneficie indirectamente a casi mil, como suministradores.
Pero el gobierno de la zona serbia de Banja Luka cobró por los permisos de construcción con métodos cuestionables. Cuando los tribunales de la administración de la ciudad les otorgaron el derecho, el gobierno otorgó los derechos de uso del saludable manantial, con alto contenido en hierro, a una empresa totalmente desconocida y sospechosa. Y el proyecto lleva ahora años congelado.
"El gobierno hace todo lo posible para evitar el desarrollo económico de Srebrenica", cree Nermin Alivukovic, que dirige la oficina del alcalde. "Y ahora los serbios nos quieren quitar la alcaldía", se queja.
La tormenta podría estallar en las elecciones municipales del 7 de octubre: en vista del genocidio de hace 17 años y de la gran ola de emigración, hasta ahora se permitió votar no sólo a los musulmanes que vivían en Sbrenica, sino también a los huidos e instalados en otras partes del mundo.
Esta regulación especial, que permitió que un bosnio llegar siempre a la cúpula de la administración estatal, ha sido ahora anulada. En el futuro, sólo podrán votar quienes tengan un carnet de identidad personal emitido en Srebrenica y que vivan allí. La lista electoral comprende hoy a 8.000 serbios y 4.000 bosnios musulmanes. "Matemáticamente no tenemos ni una mínima opción", se queja Alivukovic.
Algo que el actual presidente del Consejo urbano, Radomir Pavlovic, ve de forma totalmente diferente. "Estoy seguro de que ganaremos", afirma el serbio, quejándose de las "condiciones injustas y desiguales". Sólo Estados Unidos puso a disposición 40.000 dólares para que se trasladen a Srebrenica la mayoría de bosnios posibles y para que se registren en el último minuto para poder participar en los comicios de octubre. La fecha límite es el 23 de agosto. "Mil bosnios ya se han inscrito de forma adicional y cada día vienen unos 50", cuenta. "Será una carrera con retoques".
La atmósfera está cargada: por primera vez en la historia de Bosnia, los divididos partidos serbios se pusieron de acuerdo en una candidata común a la alcaldía. Y por primera vez también los partidos musulmanes que normalmente se disputan la candidatura duramente, apoyan al actual alcalde Durakovic.
Los bosníacos lucharán para evitar una posible victoria electoral de los serbios, alegando que no puede ser que los serbios, responsables de la masacre de 1995, asuman el poder en la ciudad de las víctimas; que no debe permitirse que lleguen al mando políticos que negaron el genocidio.
La candidata serbia Vesna Kocevic se muestra precavida y alega que no se puede responsabilizar colectivamente a un pueblo de un crimen horrible, señaló la hoy directora del departamento de economía de la administración de la ciudad, en conversación con dpa. Los responsables individuales deben pagar por lo que hicieron, pero no el pueblo entero, alega.
Y es que al fin y al cabo Sbrenica debe gobernarse democráticamente, al igual que otros municipios del país, bajo el principio de "una persona un voto". Además, la candidata utiliza el argumento de que todos se beneficiarán si gana la alcaldía, porque ahora el gobierno serbio apoya la inversión en el pueblo porque está gobernado por un alcalde bosnio. También Pavlovic habla de un "nuevo comienzo político". "Con Vesna Kocevic como la primera mujer al frente de un municipio en toda Bosnia mostraremos a todos que promovemos una nueva política".
"Nos jugamos la existencia", señala el sacerdote Mladjenovic. En los últimos tres mandatos de alcaldes musulmanes, los serbios fueron considerados "ciudadanos de segunda clase", denuncia. Los pueblos serbios fueron abandonados y los cementerios serbios profanados. En las escuelas, don dos tercios de niños serbios, se enseña según los planes de la zona musulmana y las mezquitas destruidas se reconstruyen con las generosas ayudas del exterior, cuenta el hombre. Sin embargo para reparar su iglesia, utilizada como establo durante la guerra, faltan medios.
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