Kazajistán se convierte hoy, en el primer país musulmán, asiático y ex soviético que asume la presidencia de la OSCE, organización que se encuentra sumida en una profunda crisis de identidad.
"Se trata de construir una única arquitectura de seguridad transatlántica y euroasiática (...) para garantizar la seguridad desde Vancouver hasta Vladivostok", señaló Kanat Saudabáyev, el ministro de Exteriores kazajo que presidirá la OSCE en 2010.
Tanto Rusia, que tiene en Kazajistán a su principal aliado en la arena internacional, como Estados Unidos, que lo considera el país clave para mantener su presencia en Asia Central, apoyaron desde un principio y sin reservas a Kazajistán.
El país centroasiático, estratégico tanto por sus ingentes recursos energéticos como por su localización geográfica entre el Caspio, Rusia y China, no tiene intención de tomarse a la ligera la presidencia de la organización de seguridad más grande del mundo.
Por de pronto, Astaná acogerá en 2010 la primera cumbre de líderes de los 56 países miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) desde la que Estambul acogió en 1999, década en la que el mundo y las amenazas que se ciernen sobre él han cambiado significativamente.
"Hoy, diez años después de la cumbre de Estambul, ha llegado la hora de que los líderes evalúen las actuales amenazas y establezcan las prioridades a corto plazo", señaló Saudubáyev.
España, Francia, Serbia y Turquía apoyaron abiertamente la celebración de una cumbre de la OSCE en 2010 como la última oportunidad de evitar que se convierta en una organización obsoleta a la sombra de la todopoderosa OTAN.
En Estambul, la OSCE urgió a Rusia a retirar sus tropas de Georgia y Moldavia, exigencia que aún no ha cumplido, ya que sigue estando presente en las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, y en la moldava de Cisdniéster.
El presidente kazajo, Nursultán Nazarbaýev, en el poder desde 1991, ha conseguido lo que otros intentaron en vano, consensuar las agendas de los líderes de las principales potencias que integran la OSCE, fundada en 1975.
Los principales objetivos que se plantea Kazajistán es estabilizar Afganistán y avanzar en el proceso de desarme nuclear, en lo que ese país fue un pionero al renunciar tras la independencia de la URSS a su arsenal atómico.
Afganistán es considerado unánimemente como una de las principales fuentes de inestabilidad mundial, tanto por acoger a Al Qaeda, como por ser uno de los principales exportadores mundiales de droga.
Por el momento, muchos países hablan de la necesidad de acelerar la estabilización y reconstrucción del país, pero nadie ha aportado alternativas al plan del presidente de EEUU, Barack Obama, de incremento de tropas en 2010.
Kazajistán mantiene que la OSCE no puede obviar que el mundo y las amenazas han cambiado desde 1999 y que éstas son más complejas -redes terroristas y criminales supranacionales-, porque ya no respetan las fronteras nacionales y exigen respuestas colectivas.
En cuanto al desarme nuclear, Rusia y EEUU negocian actualmente un nuevo acuerdo START de reducción de arsenales estratégicos, cuya firma ha sido aplazada hasta 2010.
Pese a que aún no está claro si el nuevo tratado de desarme incluirá referencias al escudo antimisiles norteamericano, como quiere Moscú, todos los analistas coinciden en que será sellado en la primera mitad del año.
Con todo, en lo que Kazajistán tendrá que invertir mayores esfuerzos será en ejercer de mediador entre Rusia, país que no ha dejado de demandar una profunda reforma de la OSCE, y EEUU, que defiende su actual formato.
Moscú es partidaria de reorientar la atención de la OSCE hacia los asuntos de seguridad más urgentes, dejando en un segundo plano la defensa de la democracia, al considerar que esa función se presta a interferencias en asuntos internos de los diferentes países.
En concreto, los rusos exigen reducir el rol de la Oficina para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos, que se encarga de enviar observadores a las elecciones que se celebran en los países miembros.
En la reciente reunión de Madrid, Rusia propuso limitar a medio centenar el número de observadores enviados a cada una de las elecciones, lo que fue apoyado por Kazajistán, país con dudosas credenciales democráticas, y rechazado por EEUU.
La presidencia kazaja tampoco podrá ignorar que en agosto de 2008 las tropas rusas invadieron territorio georgiano y el Kremlin reconoció la independencia abjasa y suroseta, ya que una de las funciones de la OSCE es precisamente la solución de conflictos.
Saudabáyev aseguró recientemente a Efe que su país también espera fortalecer las relaciones con la Unión Europea durante la presidencia española en la primera mitad de 2010.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
"Se trata de construir una única arquitectura de seguridad transatlántica y euroasiática (...) para garantizar la seguridad desde Vancouver hasta Vladivostok", señaló Kanat Saudabáyev, el ministro de Exteriores kazajo que presidirá la OSCE en 2010.
Tanto Rusia, que tiene en Kazajistán a su principal aliado en la arena internacional, como Estados Unidos, que lo considera el país clave para mantener su presencia en Asia Central, apoyaron desde un principio y sin reservas a Kazajistán.
El país centroasiático, estratégico tanto por sus ingentes recursos energéticos como por su localización geográfica entre el Caspio, Rusia y China, no tiene intención de tomarse a la ligera la presidencia de la organización de seguridad más grande del mundo.
Por de pronto, Astaná acogerá en 2010 la primera cumbre de líderes de los 56 países miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) desde la que Estambul acogió en 1999, década en la que el mundo y las amenazas que se ciernen sobre él han cambiado significativamente.
"Hoy, diez años después de la cumbre de Estambul, ha llegado la hora de que los líderes evalúen las actuales amenazas y establezcan las prioridades a corto plazo", señaló Saudubáyev.
España, Francia, Serbia y Turquía apoyaron abiertamente la celebración de una cumbre de la OSCE en 2010 como la última oportunidad de evitar que se convierta en una organización obsoleta a la sombra de la todopoderosa OTAN.
En Estambul, la OSCE urgió a Rusia a retirar sus tropas de Georgia y Moldavia, exigencia que aún no ha cumplido, ya que sigue estando presente en las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, y en la moldava de Cisdniéster.
El presidente kazajo, Nursultán Nazarbaýev, en el poder desde 1991, ha conseguido lo que otros intentaron en vano, consensuar las agendas de los líderes de las principales potencias que integran la OSCE, fundada en 1975.
Los principales objetivos que se plantea Kazajistán es estabilizar Afganistán y avanzar en el proceso de desarme nuclear, en lo que ese país fue un pionero al renunciar tras la independencia de la URSS a su arsenal atómico.
Afganistán es considerado unánimemente como una de las principales fuentes de inestabilidad mundial, tanto por acoger a Al Qaeda, como por ser uno de los principales exportadores mundiales de droga.
Por el momento, muchos países hablan de la necesidad de acelerar la estabilización y reconstrucción del país, pero nadie ha aportado alternativas al plan del presidente de EEUU, Barack Obama, de incremento de tropas en 2010.
Kazajistán mantiene que la OSCE no puede obviar que el mundo y las amenazas han cambiado desde 1999 y que éstas son más complejas -redes terroristas y criminales supranacionales-, porque ya no respetan las fronteras nacionales y exigen respuestas colectivas.
En cuanto al desarme nuclear, Rusia y EEUU negocian actualmente un nuevo acuerdo START de reducción de arsenales estratégicos, cuya firma ha sido aplazada hasta 2010.
Pese a que aún no está claro si el nuevo tratado de desarme incluirá referencias al escudo antimisiles norteamericano, como quiere Moscú, todos los analistas coinciden en que será sellado en la primera mitad del año.
Con todo, en lo que Kazajistán tendrá que invertir mayores esfuerzos será en ejercer de mediador entre Rusia, país que no ha dejado de demandar una profunda reforma de la OSCE, y EEUU, que defiende su actual formato.
Moscú es partidaria de reorientar la atención de la OSCE hacia los asuntos de seguridad más urgentes, dejando en un segundo plano la defensa de la democracia, al considerar que esa función se presta a interferencias en asuntos internos de los diferentes países.
En concreto, los rusos exigen reducir el rol de la Oficina para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos, que se encarga de enviar observadores a las elecciones que se celebran en los países miembros.
En la reciente reunión de Madrid, Rusia propuso limitar a medio centenar el número de observadores enviados a cada una de las elecciones, lo que fue apoyado por Kazajistán, país con dudosas credenciales democráticas, y rechazado por EEUU.
La presidencia kazaja tampoco podrá ignorar que en agosto de 2008 las tropas rusas invadieron territorio georgiano y el Kremlin reconoció la independencia abjasa y suroseta, ya que una de las funciones de la OSCE es precisamente la solución de conflictos.
Saudabáyev aseguró recientemente a Efe que su país también espera fortalecer las relaciones con la Unión Europea durante la presidencia española en la primera mitad de 2010.
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