Dice que el salafismo puede ser una doctrina un poco radical, pero no es lo mismo que la radicalidad violenta
Responde al teléfono consternado. Porque Riay Tatary Bakry, presidente de la Comisión Islámica de España -el interlocutor entre la comunidad musulmana y los Gobiernos central y autonómicos- condena totalmente los sucesos del jueves antes de advertir de que hay que cambiar el discurso, porque «lo que hace daño a una ideología, hace daño a todas. Solo trabajando juntos podemos acabar con el radicalismo violento». Recuerda que el Islam es una religión donde no caben los extremos: «Se equivoca mucho quien quiere asociar estos hechos al Islam y a los musulmanes».
-¿Hay que acabar con los guetos? -No tenemos guetos, ¡por favor!. Hemos trabajado siempre mano a mano con los ayuntamientos, con las autonomías, con el Gobierno central, para una integración correcta de la comunidad musulmana. Y lo hemos estado logrando, en gran parte, por la propia comunidad musulmana. Tenemos unos derechos avalados por los acuerdos que aprobamos hace 25 años. Hemos abogado por una integración a través de la educación y la formación de las nuevas generaciones a través de una lectura correcta del Islam, enseñada en la escuela con manuales aprobados por todos los musulmanes, no a través de Internet o cualquier otra fuente. No hay que hacer oídos sordos a esta petición. En Cataluña, por ejemplo, no hay ningún profesor de religión islámica en las escuelas.
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La educación es, por tanto, fundamental. Más por que Internet es la red que usan los radicales para atrapar a muchos jóvenes.
-A través de Internet pueden caer en cualquier cosa, porque en la Red hay de todo. Pero el que tiene una formación sólida nunca caerá en esa red. La educación es uno de los pilares de la integración, pero también el trabajo. Tener un empleo es el mejor remedio para la integración, para formar una familia. El que no tiene trabajo se dedica a otros menesteres que no acaban en nada bueno, ni para él, ni para la comunidad en la que vive. A la hora de abordar este tema, estamos saliéndonos por la tangente y no se va al fondo. -El hecho de no trabajar esas cuestiones puede acabar desembocando en actos horribles como los del jueves,
¿hay que abordar de verdad la raíz del problema? -Creo que no hay que ampliar la plantilla de policía para controlar, tenemos que acercarnos a los problemas reales que tiene la comunidad, como en el caso de la comunidad gitana o la protestante.
-Hay informaciones que dicen que buena parte de las mezquitas salafistas que hay en España están en Cataluña. ¿Es verdad? -No. Es una exageración, es muy exagerado. El salafismo puede ser una doctrina un poco radical, pero no es lo mismo radicalismo que radicalidad violenta.
-¿Qué diferencia hay? -Radicalismo es cuando alguien se agarra a lo suyo, pero no hace daño a nadie, cuando no usa ningún medio violento contra nadie.
-Tras lo ocurrido el jueves, ¿les han convocado desde el Gobierno a alguna reunión para abordar el tema? -Nadie nos llamó [a media tarde de ayer]. Lo que reivindicamos son los derechos que recoge la legislación española. Es hora de aplicarlos, especialmente en la educación, en los servicios religiosos en los hospitales... Nadie puede asegurar que trabajar en ese campo erradique el problema, pero puede disminuirlo en un porcentaje muy alto.
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