El caso Najwa desató ayer reaciones diversas en las principales mezquitas de Madrid. Por un lado, en el templo de Tetuán ya buscan la forma de «luchar» jurídicamente contra la norma que impide a la joven de origen marroquí, Najwa Malha, de 16 años, asistir a clase por llevar el velo islámico o hiyab. En cambio, en el Centro Cultural Islámico de la M-30 nadie quiso pronunciarse ayer sobre este polémico asunto.Desde la Mezquita Central, en el distrito de Tetuán, el imán Riay Tatary mostró «una gran preocupación» por lo ocurrido en Pozuelo, según él, «una interpretación radical del reglamento que puede despertar un rechazo hacia la comunidad islámica». Esto, continúa el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), «podría empujar a los musulmanes a la marginación social y a su reclusión en guetos». Así, Tatary ya estudia tomar medidas para que se revoque una norma para él «muy discriminatoria». «Vamos a luchar por las vías accesibles para que se aplique el derecho», señala aludiendo a los artículos 16 y 27 de la Carta Magna. «Es muy chocante que las normas internas de un instituto vayan en contra de los derechos fundamentales establecidos por la Constitución, como la libertad religiosa o la educación». Además, «¿qué daño hace llevar un pañuelo en la cabeza?», se pregunta.
Por tanto, esta autoridad musulmana califica de «error» la decisión del Consejo Escolar del Instituto Público Camilo José Cela, en Pozuelo de Alarcón, de no modificar el reglamento interno del centro, que prohíbe el uso en el edificio de cualquier prenda que cubra la cabeza.
El máximo dirigente de la UCIDE asegura tener «una relación muy directa con Najwa», la adolescente de 16 años afectada por el veto. «Ella está muy agobiada y al borde de una depresión», afirma. Según cuenta Tatary, «no quiere cambiar de instituto porque allí tiene a sus amigas de toda la vida». Las mismas jóvenes que estos días acuden al centro escolar con un pañuelo en la cabeza como muestra de apoyo a su compañera.
Tatary también critica «la falta de diálogo» por parte de los responsables del instituto al que él mismo mandó una carta para «dialogar». «Me contestaron de forma seca diciéndome que este asunto atañe sólo al instituto», alega. Y concluye: «Nosotros abogamos por la convivencia, el respeto mutuo y la apertura. No podemos retroceder en libertades. Hay que ir a más».
De forma muy distinta reaccionaron ayer en la otra gran mezquita de Madrid, el Centro Cultural Islámico, en el distrito de Ciudad Lineal. En la conocida como Mezquita de la M-30 nadie quiso hacer ningún tipo de declaración sobre lo acontecido en Pozuelo porque, según indicaron en la entrada, «el director se encuentra de viaje en estos momentos».
Este silencio se extendió a muchos de los fieles que caminaban por los alrededores del templo. Hubo quien dijo que no sabía nada del tema, otros que prefirieron no hacer declaraciones a la prensa y, en tercer lugar, quienes pidieron «respeto» hacia un símbolo religioso como es el velo islámico.
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1 comentario:
Llevar un pañuelo en la cabeza a primera vista no hace ningún daño.
Pero es humano que los símbolos de pertenencia a un grupo social, étnico, religioso puedan provocar rechazo en otros, especialmente en los mayoritarios, cuando estos se sienten acosados por los minoritarios.
No tengo que recordar los lamentables hechos ocurridos hace todavía menos de una década en Madrid. Sí además vemos, que grupos terroristas de importancia (no quiero nombrarlos, porque esos demonios no se lo merecen) ven "con añoranza" hacia atrás y aspiran a engrosar Al-Andalús nuevamente al mundo islámico, pues como que se junta el hambre con las ganas de comer.
Somos occidentales, y los símbolos islámicos en España no son bien vistos por muchos ciudadanos. Solo unos pocos se comportan de forma irrespetuosa con los islámicos (cosa a rechazar categóricamente), pero también deben comprender el disgusto que produce ver que no se permiten símbolos religiosos cristianos en las escuelas públicas, mientras que los símbolos islámicos parecen intocables.
No les tenemos miedo, y por ello debemos tratarles igual que al resto. No al velo islámico en las escuelas públicas. Y quién no esté conforme con ello, al menos tiene la libertad de irse a otro lugar o a su país de origen.
Y como siempre: todo dicho desde el mayor de los respetos.
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