Los representantes de las 16 entidades musulmanas que forman la federación de las comarcas de Girona, reunidos en Salt (Gironès)
La nueva federación de entidades rechaza cualquier incitación a la violencia.
“Sólo de habla de nosotros, los musulmanes, para decir cosas malas”. La queja la formuló así, de forma textual, uno de los 26 asistentes a la última asamblea de la Facigc, la Federación de Asociaciones Culturales Islámicas de las Comarques Gironines, celebrada en Salt. El principal objetivo de la federación es “reforzar la convivencia con la comunidad autóctona” y, aunque no se formula explícitamente, luchar contra la división entre las distintas comunidades musulmanas.
La federación, inscrita en el registro de entidades culturales de la Generalitat a finales del 2012, agrupa a 16 entidades de Salt, Anglès, Santa Coloma de Farners, Banyoles, Empuriabrava, Figueres (Marca de l’Ham), Roses, Palamós, Platja d’Aro, Calonge, Torroella de Montgrí, la Bisbal y Palafrugell. Integra sobre todo a la comunidad marroquí, aunque se declaran abiertos a todas las nacionalidades y con voluntad de crecer, pero no de integrarse en ninguna de las grandes organizaciones estatales.
“Esta federación –precisa su portavoz y secretario Hussein Houban, de Torroella de Montgrí– no es ni salafista, ni yihadista, ni busca gente para la guerra santa, todo lo que se ha dicho en algún supuesto informe policial es absurdo. Estamos por la convivencia, queremos contribuir a desarrollar este país, trabajamos y pagamos impuestos en nuestros municipios. Y seremos los primeros en denunciar si hay un yihadista porque nos hace daño a nosotros”.
Una de las primeras demandas que quieren formular a la Generalitat es la concesión de parcelas reservadas para los enterramientos islámicos en los cementerios municipales o poseer cementerios propios. Ahora son una población joven, con pocos fallecimientos, pero cuando los hay, “casi todos” son enterrados en Marruecos. La repatriación del cadáver tiene un coste que oscila entre 5.500 y 7.000 euros. Muchas veces tienen problemas para pagarlo y se tienen que hacer recolectas. “Querer enterrar a los muertos aquí es la mejor señal de nuestra voluntad de integración”, dicen. Hay pocos cementerios para musulmanes en España: Zaragoza (originariamente lo fue de la guardia mora de Franco), Sevilla, Granada, Fuengirola, Sevilla, Madrid, Barcelona… y desde hace poco Calonge. Mohamed, representante de la entidad musulmana de Calonge, explica que en los últimos meses ya han podido enterrar en el suelo y orientados a La Meca un hombre marroquí y una mujer palestina.
Disponer de una parcela propia en los cementerios no parece un problema tan grande como la demanda de ser enterrados en el suelo y sin ataúd. La normativa generalmente lo impide. Desde algún sector de la comunidad se ha llegado a sugerir como alternativa que se rellene con tierra el ataúd.
Otra demanda son las clases de religión. Los acuerdos de 1992 especifican que si en un centro hay más de diez alumnos que solicitan la enseñanza religiosa tienen derecho a disponer de un profesor pagado por el Estado y escogido por su confesión. La división entre las comunidades ha sido el argumento esgrimido por la Generalitat para no atender peticiones aisladas. “Tenemos una ventaja –dice el portavoz– y es que no estamos condicionados por las subvenciones de la Generalitat porque no recibimos ninguna”. En paralelo estudian la posibilidad de pedir clases extraescolares de cultura islámica y de árabe.
Otra reivindicación constante es el respeto en el trabajo a sus celebraciones, como el Ramadán o a la fiesta del cordero. Y en relación con esta última explican las dificultades para poder matarlo según el ritual coránico. “A los mataderos sólo acuden las carnicerías halal, pero no puede ir un particular. Se podría hacer como en Bélgica, donde hay mataderos móviles, tráilers acondicionados donde va el veterinario y el imán”. Otros dos temas que preocupan son las reticencias de algún centro escolar hacia las niñas que quieren ir con velo y las dificultades que algunos municipios ponen a la construcción de nuevas mezquitas.
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