DENUNCIA • El ministro Shahid Malik dice que al Parlamento faltan más representantes de minorías étnicas COMUNES •
Los diputados islámicos se quejan que al Cuarto no hay recintos para rezar.
Cuando a primeros de junio, Gordon Brown nombró Shahid Malik ministro por el Desarrollo Internacional, el nuevo líder de los laboristes era consciente que incorporaba por primer golpe en la historia política británica un musulmán al gabinete. Si bien se trata de un cartera menor, sin salario añadido ” pero con un presupuesto alrededor de los 6.619 millones de euros “ , era absolutamente razonable esperar un poco de gratitud. O, tal vez, un reconocimiento entre la población islámica que la campaña para integrar “corazones y mentes” en su Gran Bretaña ideal, es un proyecto serio.
En cambio, Malik ha decidido abrir la caja de Pandora en la edición de uno de los granos diarios nacionales, The Times: “Si hoy sólo hay cuatro diputados musulmanes [al Cuarto de los Comunes], no quiero ni pensar qué pasará después de las próximas elecciones” será una auténtica pesadilla!”. Malik, desde su nueva perspectiva como miembro del gobierno, cree que el Parlamento del Reino Unido no está preparado para recibir la alud de diputados provenientes de minorías religiosas y étnicas, que, irremediablemente s”acontecerá.
A la Gran Bretaña hay 1,6 millones de musulmanes, y más d”un 1% se declara hindú. Tanmateix, d”acuerdo con la Comisión d”Igualdad Racial, que Malik preside, todos los despachos d”ejecutivos y altos directivos clasificados de banda A, A “1 y A “2 son actualmente británicos blancos o de ascendencia europea a todo estirar. En la banda B, empiezan a encontrar “s” persones de origen asiático. En la D, descendiendo ninguno abajo en la categoría del trabajo, viene la gente de color negro. Las excepciones son exiguas.
Poco que solo pensaba el premier Brown que las palabras del ministro Malik tenían que recordar a l”opinión pública una de las acusaciones del Informe sobre la Islamofobia redactado el año 2002: debido a la falta de representación parlamentaria de los británicos musulmanes, estos “padecen más exclusión social, vulnerabilidad y una cobertura informativa negativa, cuando no poco acurada.”
Ahora que, tampoco Malik imaginaba que tendría que mostrar su tarjeta d”identidad cada golpe que saliera a la terraza gótica del palacio de Westminster. Según ha relatado, “demasiado a menudo, los oficiales de seguridad del Parlamento me descubren entre las pandillas de diputados blancos y s”acercan a asegurar “se que no he penetrado de escondido”. El 2001, durante los alborotos de Burnley, todavía fue peor: ante las cámaras de la prensa pidió calma a la policía en calidad de parlamentario. Malik recibió un golpe de escudo que le rompió la cara.
Tim Field, activista pro derechos humanos, opina para la HOY que “desde que el Parlamento del Reino Unido pasó la primera ley de relaciones raciales [el 1976] y, a pesar de las numerosas revisiones, el racismo todavía prevalece. Investigaciones recientes como la llevada a cabo en el servicio nacional de bomberos, la fábrica de Dagenham [de Ford Motores] o la policía metropolitana, evidencian que se trata de un racismo institucional”.
“Lenguaje de otros tiempos”
En efecto, los otros tres diputados musulmanes al Cuarto de los Comunes, también laboristas, han corroborado las críticas de Malik sobre “actitudes y el uso de un lenguaje más propio de otros tiempos” por parte de algunos parlamentarios, la “constante confusión” de sus nombres, o la carece d”instalaciones para la práctica de las plegarias básicas.
Guardáis vos de ideas preconcebidas, pero: curiosamente, Sadiq Khan “ recientemente nombrado intermediario entre el gobierno y el grupo parlamentario del Partido Laborista “ , Mohammad Sarwar y Khalid Mahmood tienen en común con el ministro Malik algo más que la fe. Todos cuatro han votado contra la investigación sobre la guerra de l”Iraq y a favor que la administración establezca un sistema de carnés de identidad. Así, no es extraño que se quejen de recibir “duros ataques, tanto de racistas como de extremistas islámicos”.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Cuando a primeros de junio, Gordon Brown nombró Shahid Malik ministro por el Desarrollo Internacional, el nuevo líder de los laboristes era consciente que incorporaba por primer golpe en la historia política británica un musulmán al gabinete. Si bien se trata de un cartera menor, sin salario añadido ” pero con un presupuesto alrededor de los 6.619 millones de euros “ , era absolutamente razonable esperar un poco de gratitud. O, tal vez, un reconocimiento entre la población islámica que la campaña para integrar “corazones y mentes” en su Gran Bretaña ideal, es un proyecto serio.
En cambio, Malik ha decidido abrir la caja de Pandora en la edición de uno de los granos diarios nacionales, The Times: “Si hoy sólo hay cuatro diputados musulmanes [al Cuarto de los Comunes], no quiero ni pensar qué pasará después de las próximas elecciones” será una auténtica pesadilla!”. Malik, desde su nueva perspectiva como miembro del gobierno, cree que el Parlamento del Reino Unido no está preparado para recibir la alud de diputados provenientes de minorías religiosas y étnicas, que, irremediablemente s”acontecerá.
A la Gran Bretaña hay 1,6 millones de musulmanes, y más d”un 1% se declara hindú. Tanmateix, d”acuerdo con la Comisión d”Igualdad Racial, que Malik preside, todos los despachos d”ejecutivos y altos directivos clasificados de banda A, A “1 y A “2 son actualmente británicos blancos o de ascendencia europea a todo estirar. En la banda B, empiezan a encontrar “s” persones de origen asiático. En la D, descendiendo ninguno abajo en la categoría del trabajo, viene la gente de color negro. Las excepciones son exiguas.
Poco que solo pensaba el premier Brown que las palabras del ministro Malik tenían que recordar a l”opinión pública una de las acusaciones del Informe sobre la Islamofobia redactado el año 2002: debido a la falta de representación parlamentaria de los británicos musulmanes, estos “padecen más exclusión social, vulnerabilidad y una cobertura informativa negativa, cuando no poco acurada.”
Ahora que, tampoco Malik imaginaba que tendría que mostrar su tarjeta d”identidad cada golpe que saliera a la terraza gótica del palacio de Westminster. Según ha relatado, “demasiado a menudo, los oficiales de seguridad del Parlamento me descubren entre las pandillas de diputados blancos y s”acercan a asegurar “se que no he penetrado de escondido”. El 2001, durante los alborotos de Burnley, todavía fue peor: ante las cámaras de la prensa pidió calma a la policía en calidad de parlamentario. Malik recibió un golpe de escudo que le rompió la cara.
Tim Field, activista pro derechos humanos, opina para la HOY que “desde que el Parlamento del Reino Unido pasó la primera ley de relaciones raciales [el 1976] y, a pesar de las numerosas revisiones, el racismo todavía prevalece. Investigaciones recientes como la llevada a cabo en el servicio nacional de bomberos, la fábrica de Dagenham [de Ford Motores] o la policía metropolitana, evidencian que se trata de un racismo institucional”.
“Lenguaje de otros tiempos”
En efecto, los otros tres diputados musulmanes al Cuarto de los Comunes, también laboristas, han corroborado las críticas de Malik sobre “actitudes y el uso de un lenguaje más propio de otros tiempos” por parte de algunos parlamentarios, la “constante confusión” de sus nombres, o la carece d”instalaciones para la práctica de las plegarias básicas.
Guardáis vos de ideas preconcebidas, pero: curiosamente, Sadiq Khan “ recientemente nombrado intermediario entre el gobierno y el grupo parlamentario del Partido Laborista “ , Mohammad Sarwar y Khalid Mahmood tienen en común con el ministro Malik algo más que la fe. Todos cuatro han votado contra la investigación sobre la guerra de l”Iraq y a favor que la administración establezca un sistema de carnés de identidad. Así, no es extraño que se quejen de recibir “duros ataques, tanto de racistas como de extremistas islámicos”.
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