Un niño, primera persona en ser inhumada en el espacio reservado para fieles islámicos en el camposanto logroñés .El cementerio musulmán recibe ya enterramientos.El espacio reservado para enterramientos musulmanes en el cementerio municipal de Logroño ha empezado ya a acoger enterramientos de fieles de religión islámica. La primera persona en recibir sepultura dentro de este recinto ha sido un niño de corta edad de nombre Qasim que fue enterrado el pasado 22 de noviembre y cuyos familiares optaron por el camposanto logroñés en lugar de trasladar los restos a su país de procedencia. Su diminuta tumba sigue el patrón musulmán de enterramientos en el que los restos mortales son cubiertos por un montículo de tierra sin más adornos que un círculo de piedras a su alrededor.
Eso sí, las normas sanitarias se cumplen como en el resto del camposanto y los cuerpos son inhumados dentro de cajas y no envueltos en telas como es costumbre en el credo islámico. «La predisposición de ellos a aceptar las normas existió desde el principio», recuerda el concejal responsable del cementerio, José Luis Prado.
Pero la del niño no ha sido la única inhumación en la parcela. Hay otras trece más, si bien se trata en todos los casos de niños que no llegaron a nacer, restos fetales depositados en este espacio del cementerio, habilitado por el Ayuntamiento hace poco más de un año para responder a una demanda de la comunidad islámica y favorecer con ello su integración. El recinto, rodeado por un seto y al que se accede a través de una puerta de herradura con la inscripción de una sura del Corán, ocupa 493 metros cuadrados de los 116.000 que abarca el cementerio.
No hay aún tumbas de personas adultas, una circunstancia que Prado atribuye al hecho de que «la mayoría de miembros de la comunidad islámica en La Rioja son adultos que cuando llegaron a Logroño no contemplaban la posibilidad de enterrarse aquí y contrataron seguros para la repatriación de sus cuerpos a sus países». Si bien no es un colectivo social en el que se produzcan muchos decesos debido a su edad, la práctica habitual sigue siendo trasladar los restos mortales a su tierra cuando hay una muerte, agrega el concejal.
Prado no duda en que a medida que se vaya asentando en la ciudad la generación posterior a la primera oleada de inmigrantes que ha llegado durante los últimos años el cementerio musulmán será más demandado por familias adultas. «Medidas como la del cementerio musulmán -afirma- contribuyen a la integración de las segundas generaciones, que se sienten más ciudadanos del país y partícipes de un proyecto común».
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