“El mes de ramadán nos permite afianzar nuestra fe como musulmanes”, dice Bassen Yebara, comerciante musulmán. Fotos José Iguarán
Aunque es agosto varias edificaciones del centro de Maicao permanecen iluminadas como si se tratara de la época de la navidad. Estas edificaciones, entre las que se encuentra la Mezquita, el templo islámico, pertenecen a la comunidad árabe que por estos días celebra el ayuno del Ramadán.
La colorida iluminación, que se alterna con símbolos alusivos a la luna y a versículos del Corán, texto sagrado del Islam, hace parte de esta celebración, que año tras año viven cerca de 1.500 familias en Maicao, donde se encuentra la principal Mezquita del país y la tercera en Latinoamérica.
A ella, cada mes noveno del calendario lunar, sagrado para los árabes, no solo acuden personas pertenecientes a esta raza, que desde hace más de tres generaciones habitan la ciudad comercial de La Guajira. Allí también asisten muchos costeños de nacimiento, entre ellos varios guajiros, quienes se han convertido a esta milenaria tradición.
un musulmán criollo. Pedro Delgado Moscarella, es un samario que completa más de dos décadas viviendo en Maicao y un poco más de tiempo convertido al Islam. Habla perfectamente el árabe y es una de las autoridades reconocidas en Maicao en temas del Islam y de la cultura árabe. Tanto, que pese a no ser originario del Medio Oriente, ni descendiente directo de los árabes asentados en La Guajira, hace parte de la Junta Directiva de la Asociación Benéfica Islámica, máximo ente administrador de la Mezquita y del Colegio Colombo Árabe.
Como sus hermanos en la fe, Pedro, recita al pie de la letra, en árabe y en español, versículos del Corán, y conoce perfectamente cada uno de los detalles de la celebración del Ramadán. Además de las clases de religión que dicta en varios cursos del Colombo Árabe, Pedro durante estos días asiste a cada una de las cinco oraciones que se realizan en la Mezquita con el cuerpo en dirección a la Meca, o piedra sagrada descubierta por Alá.
La mezquita de Maicao tiene su propio encanto.
Ceremonia central. Desde las 4:25 de la mañana, los musulmanes de Maicao inician el ayuno del Ramadán, que incluye oraciones a las 11:55 de la mañana; a las 3:15 de la tarde; a las 6 y a las 7:30 de la noche, que es la ceremonia más concurrida y donde hombres, mujeres y jóvenes en la pubertad, están obligados a orar en voz alta durante cerca de una hora para levantar el ayuno.
Omar Zaghloul, quien llegó a Maicao desde Líbano, hace más de 20 años, dice que gracias a la existencia de la Mezquita y de la nutrida colonia árabe que reside en Maicao, no ha sentido el desarraigo voluntario que tuvo de su tierra.
Afirma que hoy es fácil vivir su fe pues el templo, construido hace más de 25 años y ampliado hace más de una década y la existencia de tiendas donde se consiguen productos típicos de su región, le facilitan el cumplimiento de la palabra difundida por Mahoma y confirmada por varios profetas de su época.
A las 3:15, luego del llamado hecho por el Almuédano, quien es el encargado de llamar por altoparlante a los fieles islámicos, en cuatro frases en su idioma, que se escuchan en toda la ciudad, Omar, ingresa descalzo a la sala principal de la Mezquita, no sin antes haberse realizado la ablución o lavado de manos, boca, nariz, la cara, los brazos y el cabello.
La sala principal del templo es un amplio salón, re construido con el resto de la Mezquita en 1997, y que luego de tres años abrió sus puertas a la comunidad árabe.
Con un diseño propio del Medio Oriente, la estructura fue diseñada por un arquitecto iraní. Reemplazó en el mismo sitio, al pequeño templo que para entonces no daba abasto para albergar a los más de 600 creyentes, cabeza de familia que asisten con mayor regularidad.
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