El debate regresa periódicamente a las primeras planas. España tiene ya 125.000 alumnos musulmanes escolarizados pero, a diferencia de otros países, sigue sin tener clara una política sobre el 'hiyab' en las aulas. El caso de Pozuelo es el penúltimo episodio.La última ha sido Nawja. Pero la polémica del velo es cíclica en España. Antes del revuelo generado en Pozuelo de Alarcón(Madrid), hubo otros, en Girona en 2007 y en Madrid en 2002. También allí, y entonces, una menor cruzó la puerta de un centro educativo con la cabeza cubierta por el velo islámico o hiyab.
El caso de Nawja, de momento, se zanjó el martes al mantener su centro, el IES Camilo José Cela, el reglamento que impide ir a clase con prendas que cubran la cabeza. La niña nova "por baja psicológica", cuenta su padre. Cinco compañeras acuden desde el lunes con pañuelos que se retiran al entrar en el edificio.
Al calor de Pozuelo, casi nadie se ha resistido a opinar: ayer, la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, se mostró contraria al pañuelo pero reclamó un debate "sin demagogia". El titular de Educación, Ángel Gabilondo, pidió primar el derecho a la educación sobre otras consideraciones. El ministro de Justicia, Francisco Caamaño, apostó por que "la tolerancia de la sociedad resuelva la polémica".
La Federación de Entidades Religiosas Islámicas se lanzó a la cancha para anunciar acciones legales contra el instituto madrileño. El centro recibió a su vez el apoyo del Movimiento Laico Progresista pese a que el reglamento no menciona aspectos religiosos ni en un sentido ni en el contrario.
Ministerios vs. institutos
Juan Ferreiro, subdirector de la Dirección General de Promoción y Coordinación de Libertad Religiosa, creada en 2002, recuerda que "en España no hay ley sobre símbolos religiosos, pero el artículo 9.2 de la Constitución llama a los poderes públicos a promover las libertades, entre ellas, la religiosa; y el 16 reconoce la libertad religiosa". Ferreiro prosigue: "Una ley orgánica de 1980 reitera esta libertad, que debería primar sobre cualquier normativa de instituto". Y zanja: "Las alumnas tienen derecho a llevar su velo igual que las profesoras, si son monjas, su hábito".
De la misma opinión es Riay Tatary, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas, que no cree que los centros deban cambiar su reglamento, pero sí ser más flexibles: "Pueden prohibir llevar la cabeza cubierta, pero no en sentido estricto: si un alumno usa un pañuelo tras una quimioterapia ¿también se lo van a prohibir?" A continuación, asegura que sus tres hijas han ido a clase con velo en España "en un clima de buena convivencia y respeto". Y remacha: "También los hombres tenemos normas de vestimenta, pues debemos llevar ropa holgada, que no marque, sin estridencias ni transparencias".
¿Sumisas o rebeldes?
Lidia Puigvert, socióloga de la Universidad de Barcelona y feminista, matiza: "Estoy contra el velo si es impuesto, pero también contra la prohibición de llevarlo si la niña lo elige. En este tema es fundamental el diálogo".
Puigvert, detractora del burka, "una imposición en países no democráticos", aboga, sin embargo, por "preguntar a las niñas porqué llevan el velo". El la ha obtenido respuestas como "tapar mi cabello no es tapar mi inteligencia". Ver a esas niñas como sumisas es, para Puigvert, "propio de mujeres etnocéntricas". Y proclama: "Ninguna mujer debería prohibir a otra decidir, aun- que sea por su bien".
Juan Antonio Planas, presidente de la Confederación de Psicopedagogía y Orientación, considera, a título particular, que el debate del velo en la escuela tiene "más de ideología que de educación" y se posiciona: "La religión, cuanto más lejos de las aulas, mejor". Pero, puestos a mezclar educación y religión, optaría por permitir el velo "siempre que la chica sea mayor de edad".
Pedro Rascón, presidente de la Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa), pide "centrar el tema en el derecho a la escolarización de los alumnos, lleven o no velo", aunque, por otra parte, otorga "autonomía a los centros al reglamentar". Y cree que el "buen entendimiento" debe guiar la resolución de conflictos.
Por su parte, Emilio Díaz, secretario en Madrid de la Federación Española de Religiosos de Enseñanza, no titubea: "Son las normas de convivencia las que deben regular estos asuntos. En el reglamento de régimen interno está la respuesta".
“OTRAS CHICAS SE LO QUITABAN AL ENTRAR EN CLASE, ASÍ QUE YO HICE LO MISMO”
Sara (nombre ficticio) ya ha cumplido los 19 años y ha dejado atrás el instituto. Pero no la costumbre de esconderse en los lavabos para ponerse el velo. Si antes lo hacía en el instituto, ahora lo hace en su trabajo, en el sector de la Administración. Nadie le prohíbe llevarlo, pero ella lo prefiere así. Según Sara, "otras chicas se lo quitaban al entrar en clase, así que yo hice lo mismo". Con ello, dice, evita "miraditas y que los colegas pasen de mí".
Llegó a España con siete años desde Marruecos, y tiene el corazón dividido: "Mi padre es de Ceuta; mi abuelo, militar español, y mi cuñada, española". Empezó a ponerse el velo en 4º de ESO, con 16 años. ¿La razón? "Porque es mi religión, porque me gusta, y porque quiero". Su padre, dice, intentó quitárselo de la cabeza: "Acababa de ser el 11-M y tenía miedo de que me agredieran...". La cosa no ha llegado tan lejos, aunque insultos sí ha recibido: "Me gritan que me vaya a mi país... Si les contestas es peor, así que bajo la cabeza".
Cuatro años después, Sara sigue llevando velo orgullosa, salvo las ocho horas de trabajo. Si antes lo guardaba en la mochila, ahora lo esconde en el bolso. El único inconveniente: "Todos los días tengo que arreglarme dos veces, el pelo y el pañuelo".
AJENOS A LA POLÉMICA O MARCADOS POR EL ‘HIYAB’
Un 60% de los institutos madrileños no tiene normativa que prohíba usar el velo. Es el caso del IES Tetuán de las Victorias de Madrid, que este año tiene una niña con velo pero ha tenido años de hasta cuatro y otros con ninguna, según su jefe de estudios, Emiliano García. "Se empezaron a ver velos hace unos seis años, y nunca han supuesto un problema. Sólo les recomendamos que en Educación Física se lo enganchen a la gallega".
En el instituto concertado laico Montserrat no hay ni niñas con velo ni reglamento al respecto, pero su director, Carlos Díez, antepone el derecho a la educación a otras normas. Sin embargo, apostilla: "Ningún colegio debería aceptar nunca una imposición familiar que impida el desarrollo de su hijo". En el Centro de Formación Padre Piquer, de los jesuitas, tampoco está vedado el velo, como se puede observar en las orlas, donde la imagen de la Virgen María convive con alumnas con velo.
El colegio de las Madres Concepcionistas de Madrid ya vivió una polémica similar en 2002 con la alumna Fátima Elidrisi. Hoy prefieren no hacer declaraciones. En el CEIP Annexa de Girona, se repitió en 2007 y sólo comentan que "es normal" que la situación repunte "con los políticos que tenemos".
POR PAÍSES
Galimatías normativo en Europa
Europa no lo tiene claro. Los países funcionan cada uno según su criterio. Hay un grupo de Estados en los que, como hasta ahora en España, los centros deciden sus propias normas: Reino Unido, Bélgica y Holanda. Otros entienden el uso del velo como un derecho sin restricción (Austria y Alemania). Un tercer grupo apuesta por la laicidad en las escuelas, donde no entran los símbolos religiosos de cualquier confesión: Francia aprobó su ley en 2004.
Turquía impide la religión en centros públicos desde 1980, a pesar de que el 99% de sus 70 millones de habitantes son musulmanes y el partido en el poder es declaradamente islámico. El Gobierno de Zapatero está redactando una ley de libertad religiosa que tratará de ampliar la laicidad en las instituciones del Estado. Además, el país galo prepara para mayo un texto para prohibir el uso cotidiano del 'burka'. También Italia, Dinamarca y Holanda quieren regular las prendas que cubren el rostro de las mujeres como medida de seguridad.
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