Madrid, 14 de marzo de 2009, link financiación, Por Alberto P. Moreno (*)
La crisis de las hipotecas norteamericana y de los tipos de interés variable no parece haber afectado a los denominados bancos islámicos. La principal razón se encuentra en lo que se denomina Fiqh al-Muamalat o reglas islámicas de transacción, que impiden tanto que se tomen grandes riesgos (Gharar) como la consiguiente ganancia si el riesgo no se consuma (Riba). Todas las escuelas de jurisprudencia islámica (Madhab), desde la más liberal como la Hanafí hasta las más conservadoras como Hanbalí, critican estas operaciones. En cambio, sí son partidarias de otras de menor riesgo (yasir) a las que consideran como adecuadas (halal). Así, las denominadas finanzas islámicas, que están haciendo fortuna en Malasia o en los países del Golfo Pérsico, se presentan como un negocio más seguro, pero donde el margen de beneficio es también mucho menor. Así productos financieros como el denominado Sukut (certificado islámico) se han convertido ya en una opción para países no islámicos como Corea del Sur o China.
Algunos conceptos de las finanzas islámicas
Uno de los principales conceptos que diferencian las finanzas islámicas del resto es la riba o usura. Su origen está en la introducción de las monedas con valor ex-natura sua o que tomaban su valor no de su peso, sino del material del que estaban hechas (oro o plata). en lugar de las denominadas fiat que basaban su valor en su peso. Así, con las monedas fiat si uno acordaba una deuda con una compensación fija para aquel que lo prestaba no se consideraba riba ya que su valor no variaba. Sin embargo, si se consideraba riba cuando una deuda tenía un margen de fluctuación ya que el que la contraía podía encontrarse con una variación de las condiciones acordadas.
Si quisiéramos comprar un bien x dentro de las reglas islámicas deberíamos fijar con el banco el precio del bien más una cantidad extra que pagaríamos en un tiempo que también debe ser establecido previamente. Dicho bien, sería adquirido por el banco que nos lo vendería en las condiciones acordadas. Sin embargo, la cantidad extra que pagaríamos no estaría sujeta a las condiciones cambiantes del mercado por lo que no hay lugar a la especulación y no se consideraría riba. En algunos países como Malasia se han establecidos mecanismos de financiación más flexibles que, no obstante, no violan las reglas islámicas de transacción (Fiqh al-Muamalat). Un ejemplo son las hipotecas denominadas Musyaraka al-Mutanaqisa que basan su éxito en el principio de riesgo/beneficio compartido (Mudharabah).
Cuando se adquiere una casa el banco y el comprador formalizan una sociedad. La entidad financiera alquila el inmueble al comprador que se convierte en inquilino y, sin salirse de las reglas islámicas, reintegra la cantidad de acuerdo con el mercado local. Una vez se liquide la deuda en las condiciones acordadas, la sociedad creada entre el banco y el comprador se extingue. De producirse una pérdida, la casa sería subastada y los beneficios se repartirían entre ambas partes de la sociedad de acuerdo a su participación. “El origen de este tipo de capitalismo se remonta a la Edad de Oro del Islam (siglos VIII a XII d.C.)” Éste es el principio de Mudharabah o de riesgo/beneficio compartido.
En general, el beneficio que se obtiene para la economía es que los bancos cuentan con un ratio de reservas del 100 por ciento lo que da más fiabilidad a la economía aunque permite menos margen de maniobra.
Otros productos bancarios son las aventuras conjuntas (Mudarabah), los pagos avanzados por ciertos productos (Bai Salam) o denominadas hibah o regalos que los bancos hacen para premiar a sus clientes ante la imposibilidad de dar interés.
Nacimiento de la Banca Islámica
El origen de este tipo de capitalismo, al que algunos llaman capitalismo islámico, se remonta a la Edad de Oro del Islam (siglos VIII a XII d.C.). En este período se dieron las condiciones necesarias –una moneda con un valor estable como el dinar y la incorporación de zonas monetarias independientes – para el desarrollo de unos conceptos que favorecen la estabilidad y rechazan la especulación.
Sin embargo, hasta 1963 no se creó el primer banco islámico, el Mit Ghamr, que fue creado por Ahmad El Najjar aunque huía de cualquier calificativo relacionado con la religión. En 1972 se convirtió en el Banco Social Nasr entidad que dura hasta hoy. Sin embargo, el primer banco islámico moderno, el Dubai Islamic Bank, nació en Dubai en el año 1975 y fue el primero de los muchos que existen en el Golfo Pérsico, Malasia o Indonesia.
En la actualidad son muchos los bancos denominados islámicos y otros muchos que no los son tienen cuentas especiales para clientes que piden que se actúe de acuerdo a las Fiqh al-Muamalat o reglas islámicas de transacción. Incluso el poderoso índice Dow Jones tiene un índice para empresas que respetan las reglas islámicas Dow Jones Islamic Markets (DJIM), es decir, aquéllas que no comercian con productos prohibidos por el Islam como el cerdo, el alcohol o el juego, y que respetan las reglas anteriormente comentadas. Para su supervisión existe un órgano Auditing & Accounting Organization of Islamic Financial Institutions (AAOIFI) que certifica el cumplimiento de dichas normas.
Dejando a un lado las cuestiones religiosas que trae aparejadas, la banca islámica se plantea como un elemento más ético dentro de unos mercados globales que acusan un exceso de especulación y una necesaria credibilidad. Así, aquellas economías que logren dar una imagen más firme y real lograrán un futuro económico más sostenible y duradero en el tiempo.
(*) El autor es investigador en el Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Experto en temas del Cáucaso y Asia Central.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
La crisis de las hipotecas norteamericana y de los tipos de interés variable no parece haber afectado a los denominados bancos islámicos. La principal razón se encuentra en lo que se denomina Fiqh al-Muamalat o reglas islámicas de transacción, que impiden tanto que se tomen grandes riesgos (Gharar) como la consiguiente ganancia si el riesgo no se consuma (Riba). Todas las escuelas de jurisprudencia islámica (Madhab), desde la más liberal como la Hanafí hasta las más conservadoras como Hanbalí, critican estas operaciones. En cambio, sí son partidarias de otras de menor riesgo (yasir) a las que consideran como adecuadas (halal). Así, las denominadas finanzas islámicas, que están haciendo fortuna en Malasia o en los países del Golfo Pérsico, se presentan como un negocio más seguro, pero donde el margen de beneficio es también mucho menor. Así productos financieros como el denominado Sukut (certificado islámico) se han convertido ya en una opción para países no islámicos como Corea del Sur o China.
Algunos conceptos de las finanzas islámicas
Uno de los principales conceptos que diferencian las finanzas islámicas del resto es la riba o usura. Su origen está en la introducción de las monedas con valor ex-natura sua o que tomaban su valor no de su peso, sino del material del que estaban hechas (oro o plata). en lugar de las denominadas fiat que basaban su valor en su peso. Así, con las monedas fiat si uno acordaba una deuda con una compensación fija para aquel que lo prestaba no se consideraba riba ya que su valor no variaba. Sin embargo, si se consideraba riba cuando una deuda tenía un margen de fluctuación ya que el que la contraía podía encontrarse con una variación de las condiciones acordadas.
Si quisiéramos comprar un bien x dentro de las reglas islámicas deberíamos fijar con el banco el precio del bien más una cantidad extra que pagaríamos en un tiempo que también debe ser establecido previamente. Dicho bien, sería adquirido por el banco que nos lo vendería en las condiciones acordadas. Sin embargo, la cantidad extra que pagaríamos no estaría sujeta a las condiciones cambiantes del mercado por lo que no hay lugar a la especulación y no se consideraría riba. En algunos países como Malasia se han establecidos mecanismos de financiación más flexibles que, no obstante, no violan las reglas islámicas de transacción (Fiqh al-Muamalat). Un ejemplo son las hipotecas denominadas Musyaraka al-Mutanaqisa que basan su éxito en el principio de riesgo/beneficio compartido (Mudharabah).
Cuando se adquiere una casa el banco y el comprador formalizan una sociedad. La entidad financiera alquila el inmueble al comprador que se convierte en inquilino y, sin salirse de las reglas islámicas, reintegra la cantidad de acuerdo con el mercado local. Una vez se liquide la deuda en las condiciones acordadas, la sociedad creada entre el banco y el comprador se extingue. De producirse una pérdida, la casa sería subastada y los beneficios se repartirían entre ambas partes de la sociedad de acuerdo a su participación. “El origen de este tipo de capitalismo se remonta a la Edad de Oro del Islam (siglos VIII a XII d.C.)” Éste es el principio de Mudharabah o de riesgo/beneficio compartido.
En general, el beneficio que se obtiene para la economía es que los bancos cuentan con un ratio de reservas del 100 por ciento lo que da más fiabilidad a la economía aunque permite menos margen de maniobra.
Otros productos bancarios son las aventuras conjuntas (Mudarabah), los pagos avanzados por ciertos productos (Bai Salam) o denominadas hibah o regalos que los bancos hacen para premiar a sus clientes ante la imposibilidad de dar interés.
Nacimiento de la Banca Islámica
El origen de este tipo de capitalismo, al que algunos llaman capitalismo islámico, se remonta a la Edad de Oro del Islam (siglos VIII a XII d.C.). En este período se dieron las condiciones necesarias –una moneda con un valor estable como el dinar y la incorporación de zonas monetarias independientes – para el desarrollo de unos conceptos que favorecen la estabilidad y rechazan la especulación.
Sin embargo, hasta 1963 no se creó el primer banco islámico, el Mit Ghamr, que fue creado por Ahmad El Najjar aunque huía de cualquier calificativo relacionado con la religión. En 1972 se convirtió en el Banco Social Nasr entidad que dura hasta hoy. Sin embargo, el primer banco islámico moderno, el Dubai Islamic Bank, nació en Dubai en el año 1975 y fue el primero de los muchos que existen en el Golfo Pérsico, Malasia o Indonesia.
En la actualidad son muchos los bancos denominados islámicos y otros muchos que no los son tienen cuentas especiales para clientes que piden que se actúe de acuerdo a las Fiqh al-Muamalat o reglas islámicas de transacción. Incluso el poderoso índice Dow Jones tiene un índice para empresas que respetan las reglas islámicas Dow Jones Islamic Markets (DJIM), es decir, aquéllas que no comercian con productos prohibidos por el Islam como el cerdo, el alcohol o el juego, y que respetan las reglas anteriormente comentadas. Para su supervisión existe un órgano Auditing & Accounting Organization of Islamic Financial Institutions (AAOIFI) que certifica el cumplimiento de dichas normas.
Dejando a un lado las cuestiones religiosas que trae aparejadas, la banca islámica se plantea como un elemento más ético dentro de unos mercados globales que acusan un exceso de especulación y una necesaria credibilidad. Así, aquellas economías que logren dar una imagen más firme y real lograrán un futuro económico más sostenible y duradero en el tiempo.
(*) El autor es investigador en el Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Experto en temas del Cáucaso y Asia Central.
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