De a poco se van conociendo más detalles acerca de los ámbitos de reeducación para los musulmanes de etnia uigur en la remota región República Popular China de Xinjiang, una de las mayores barbaridades A partir de la «Revolución Cultural» (1966-76). En una impresionante exclusiva, el diario «The New York Times» ha conseguido abundantes documentos del hermético régimen chino que arrojan luz acerca de la creación de dichos sectores y las explicaciones de los funcionarios a las familias de los internos. Sin haber cometido más delito que profesar el islam, allá han sido confinadas cientos y cientos de miles de personas – hasta un millón Conforme algunos cálculos – para evitar la propagación del terrorismo yihadista.
En medio las 403 páginas de los 24 documentos filtrados por una fuente interna que oculta su identidad por seguridad, se descubre la mandato fundacional del presidenta Xi Jinping. Después de una visita a Xinjiang en el mes de abril de 2014, Tras que terroristas uigures apuñalaran a 150 personas en una estación de tren dejando 31 fallecidos, Xi proyectó una «guerra total en contra de el separatismo» usando los «órganos de la dictadura» y sin mostrar «absolutamente ninguna piedad», recoge el NYT. a su vez de incrementar la vigilancia al más puro estilo «Gran Hermano», había que reeducar a los uigures que mostraran su religiosidad, tuvieran familia en “países musulmanes religiosos” o bien que se hubieran dejado barba.
Con la llegada en 2016 de Chen Quanguo, secretario del Partido Comunista trasladado Desde el Tíbet, se endureció este internamiento masivo en sectores que, al arranque, el régimen negaba, Pero fueron descubiertos con imágenes por satélite. Cambiando después su discurso, Pekín indicó que eran escuelas de formación profesional para atajar las tendencias terroristas que pudieran disponer los internos.
En los documentos filtrados, las autoridades son aleccionados para informar a sus familiares, advirtiéndoles de que es «por su bien» y recomendándoles que no se quejaran. Tal y De exactamente la misma forma que han contado quienes han estado en dichos ámbitos, que más bien son cárceles de las que no pueden salir en meses o bien años, son sometidos a un lavado de cerebro y a duros castigos si es que oponen resistencia. Sin negar su autenticidad, el portavoz chino de Exteriores, Geng Shuang, criticó Ayer la información y resaltó el logro en la prevención del terrorismo en Xinjiang, una vasta región con petróleo y gas y de suma importancia geoestratégica por sus fronteras con Asia Central.
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