martes, 16 de octubre de 2018

China dice ahora que los campos de detención para musulmanes son de “formación profesional”

PEKÍN,16/10/2018,AGENCIAS


Un agente de policía revisa el carnet de identidad de un hombre en Kashgar, en la región uigur de Xinjiang (Thomas Peter / Reuters)

Por primera vez, las autoridades chinas mostraron su particular visión de estos campos de reeducación en medio de las críticas de la comunidad internacional 

Después de meses negando su existencia, China defendió este martes que los campos de reeducación en los que las ONG de derechos humanos denuncian que hay cerca de un millón de uigures y otras minorías musulmanas detenidos arbitrariamente en Xinjiang, en el noroeste, son realmente centros de “formación profesional” que les ofrecen un oficio para salvarles del terrorismo y el extremismo religioso.

En una extensa entrevista publicada hoy por la agencia estatal Xinhua, el jefe del Gobierno regional de Xinjiang, Shohrat Zakir, habló de estos polémicos centros abiertos bajo las directrices del presidente chino, Xi Jinping, para luchar contra las “tres fuerzas del mal: el terrorismo, el extremismo y el separatismo”.

Xinjiang ha lanzado un programa de educación y formación profesional de acuerdo con la ley”
SHOHRAT ZAKIR Jefe del Gobierno regional de Xinjiang

Por primera vez, las autoridades chinas mostraron su particular visión de estos campos de reeducación en medio de las críticas de la comunidad internacional y tras formalizar la semana pasada su uso por ley a fin de “educar y transformar a la gente influenciada por el extremismo”.

“Xinjiang ha lanzado un programa de educación y formación profesional de acuerdo con la ley. Su propósito es deshacerse del ambiente y campo de cultivo que engendra el terrorismo y el extremismo religioso y evitar que ocurran actividades terroristas violentas”, justificó Shohrat Zakir en la entrevista.


Campesinos trabajan en un campo de cotón en la región de Xinjiang (Str / AFP)

El jefe del gobierno regional añadió que los residentes de Xinjiang -de mayoría musulmana- “tienen dificultades para encontrar empleo, lo que les hace “vulnerables a la instigación y coerción del terrorismo y extremismo”. Por eso, las autoridades les brindan ahora “formación profesional gratuita”.

Este programa es cada vez más criticado en todo el mundo, especialmente por los Estados Unidos y el Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial.

Amnistía Internacional o Human Rights Watch alertan de abusos, torturas y muertes bajo custodia en estos centros

Mientras que organizaciones como Amnistía Internacional (AI) o Human Rights Watch (HRW) alertan de abusos, torturas y muertes bajo custodia en estos centros, el jefe del Gobierno de Xinjiang no hizo referencia a estas denuncias y aseguró que en los centros se aprende mandarín, nociones sobre derecho y un oficio, y “se les paga ingresos básicos y una bonificación”.

También afirmó que los centros cuentan con todo tipo de comodidades, como instalaciones deportivas, salas de proyección de películas o actividades de baile, algo que contrasta enormemente con los testimonios de exdetenidos, que advierten de suicidios de algunos presos.


Personal de seguridad uigur patrulla las calles de Kashgar (Ng Han Guan / AP)

Por ejemplo, Kairat Samarkan, recluido en uno de esos centros entre octubre de 2017 y febrero de 2018 tras viajar a Kazajistán y ser acusado de “traicionar a su país”, contó a AI que fue encapuchado y encadenado en brazos y piernas, y le obligaron a permanecer en una posición fija durante doce horas.

Las familias de los detenidos, que no están acusados de cometer ningún crimen, han mostrado su miedo por sus seres queridos, con los que no mantienen contacto y no saben ni siquiera si están vivos.

Los hijos de los detenidos han sido trasladados a orfanatos de la región y están sufriendo un grave trauma

Hoy mismo HRW denunció en un nuevo informe que los hijos de los detenidos han sido trasladados a orfanatos de la región y están sufriendo un grave trauma con esta campaña gubernamental de represión dirigida a la comunidad musulmana.

En agosto pasado, China desmintió ante la ONU la existencia de estos campos de reeducación que albergan a uigures y otras minorías de confesión musulmana en la región, y donde no permite el acceso a investigadores de ONG o de la Unión Europea (UE). Pero la publicación de imágenes satelitales y la presencia de documentos oficiales de las autoridades locales en Internet mencionando su existencia empujaron a las autoridades chinas a reconsiderar su posición. Xinjiang lanzó nuevas reglas la semana pasada regulando explícitamente estos centros.


Un niño y una mujer esperan fuera de la entrada de una escuela con múltiples vallas de alambre y barricadas en Peyzawat, región de Xinjiang (Ng Han Guan / AP)

En Xinjiang, los musulmanes -hay unos 23 millones en el país asiático- tampoco pueden practicar la fe con libertad, ya que tienen prohibido usar velo, llevar barba “anormal”, orar regularmente o tener libros sobre el Islam o la cultura uigur, porque todo ello es considerado por China como una conducta “extremista”.

Los ataques atribuidos por Pekín a los separatistas o extremistas uigures han dejado cientos de muertos en los últimos años. Las autoridades dicen que están preocupadas por una oleada de islamismo radical en la región, donde la mitad de los aproximadamente 24 millones de personas son musulmanes.

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