La crisis humanitaria de cientos de miles de refugiados rohinyá huidos de la persecución de esa comunidad musulmana en Myanmar sobrevuela la 13 conferencia ministerial del foro de cooperación Asia Europa (ASEM), inaugurada hoy en Naipyidó.
La situación de esos desplazados en la vecina Bangladesh no figura en la agenda pero en los prolegómenos de la cita tanto la Unión Europea (UE) como China aludieron a esa crisis, que según fuentes diplomáticas se abordará en entrevistas bilaterales al margen del encuentro.
La líder de Myanmar, Aung San Suu Kyi, inauguró la conferencia -que concluye mañana y en la que participan 51 países, junto a la UE y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN)-, con un llamamiento genérico a "la paz" como asunto central de la reunión.
En un breve discurso de diez minutos, Suu Kyi expresó la exigencia de que "nuestros dos continentes marchen juntos", y apuntó que el encuentro servirá para "pasar revista a los avances y hacer planes de futuro", en el marco de la cooperación bilateral.
La alta representante de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, tomó la palabra después para recordar que "en estos tiempo de cambios y confusión", Europa y Asia se necesitan más que nunca de manera mutua, "en beneficio de nuestros dos continentes". Mogherini aprovechó la oportunidad para subrayar que "la diplomacia es la única vía de resolver los conflictos internacionales".
Ni Suu Kyi ni Mogherini aludieron en sus intervenciones oficiales a la situación de los refugiados rohinyás pero poco antes del inicio de la conferencia la jefa de la diplomacia europea instó a Myanmar y Bangladesh a buscar una salida a esa crisis humanitaria.
En unas declaraciones a los periodistas que no estaban previstas en el programa oficial del encuentro, Mogherini precisó que la situación de la comunidad rohinyá "figurará" de las entrevistas bilaterales que mantendrá en paralelo a la reunión.
La alta representante de Política Exterior de la UE participa en la conferencia tras una escala el domingo en Bangladesh, donde permanecen 620.000 rohinyás que han huido de la violencia desatada hace tres meses por el Ejército en Myanmar contra esa comunidad.
La máxima responsable de la diplomacia europea recorrió el campamento de refugiados de Kutupalong, en el sureste del vecino país, y se comprometió a que la UE ayude a encontrar una "solución digna" a esa crisis humanitaria.
También el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, se refirió a la crisis rohinyá antes de la conferencia, al llegar el domingo a Naipyidó. Wang propuso un plan de tres fases, que comenzaría con un alto el fuego, proseguiría con un diálogo entre las dos partes y concluiría con una negociación para encontrar una solución duradera a la crisis.
La operación militar contra la minoría rohinyá se inició a fines de agosto tras la muerte de una decena de uniformados en un ataque de una organización armada de esa comunidad, el llamado Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA, de acuerdo con sus siglas en inglés), contra puestos del Ejército y la Policía en el estado de Rakáin, en el oeste de Myanmar y hogar de ese grupo étnico.
Al menos 400 personas murieron y unos 300 poblados fueron arrasados en la operación militar de represalia contra esa comunidad islámica en un país donde el budismo, en ocasiones en su vertiente más radical, es el credo del noventa por ciento de los habitantes.
Según fuentes de organizaciones humanitarias, la operación militar incluyó, como "un arma de guerra", la violación múltiple de mujeres rohinyá por parte de los soldados. Emparentados étnica y linguísticamente con la población de Bangladesh, los rohinyá no son considerados como ciudadanos en Myanmar, donde el Estado los cataloga como "bengalíes", y por tanto, "extranjeros". EFE
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