viernes, 15 de septiembre de 2017

Amnistía Internacional publica imágenes que muestran el intento de eliminar los Rohingya

Myanmar,15 septiembre, 201704,pysnnoticias.com
  

Más de 389 mil Rohingya ya huyeron a la república popular de Bangladesh

Amnistía Internacional publicó imágenes que hacen absolutamente visible el intento de eliminar los Rohingya de Myanmar. Las fuerzas militares siguen a decir que no matan a civiles.

Amnistía Internacional publicó imágenes de satélite que muestran una “campaña orquestada” para prender fuego a las aldeas de los Rohingya en el oeste de Myanmar. La organización afirma que estas imágenes son pruebas claras de que las fuerzas de seguridad están tratando de expulsar a esta minoría musulmana del país.

Las fuerzas militares, sin embargo, argumentan que están luchando en contra de militantes y que no alcanzaron civiles. La verdad es que cerca de 389 mil Rohingya ya huyeron a Bangladesh desde que la violencia comenzó en agosto, con el pretexto de que las personas pertenecientes a esta minoría son inmigrantes ilegales en Myanmar.

El gobierno del país dice que en este momento el 30% de las aldeas de los Rohingya en Rakhine están totalmente vacías. El pasado miércoles, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, calificó la situación como una catástrofe humanitaria y no tuvo miedo en adjetivá-la de “limpieza étnica”.

¿Quiénes son los rohingyas, el pueblo musulmán que la ONU dice ser objeto de una limpieza étnica?

La migración de alrededor de 370 mil musulmanes rohingyas de Myanmar para Bangladesh en las últimas semanas es más que un capítulo de una historia marcada por décadas de persecuciones, avanza la BBC.

Cerca de un millón de personas de esta minoría, la comunidad más grande en el mundo, viven en Myanmar, un país predominantemente budista. La mayoría vive de forma precaria en el Estado de Rakhine, en el escenario de los episodios recientes de violencia que el alto comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos, Zeid Ra’ad al-Hussein, calificó de “limpieza étnica”.

Todo comenzó el 25 de agosto, cuando los militantes rohingya atacaron a decenas de estaciones de policía. En respuesta, el ejército birmano ha dado inicio a una operación militar que, según los informes citados por el alto comisionado de la ONU, incendió pueblos, mató a civiles y se extendió minas terrestres en la frontera con Bangladesh.

El éxodo en masa de los rohyngias en los últimos días no tiene precedentes, dice la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU, que estima que otras 100 mil personas puedan unirse en los próximos días a los que cruzaron la frontera.

Cerca de 60% de los nuevos refugiados son niños, de acuerdo con el jefe de protección de niños de la Unicef en Bangladesh, Jean Lieby.

La crisis del pueblo rohingya es una de las más largas del mundo y también una de las más olvidadas. El diagnóstico, realizado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), ha llevado a la ONU a aprobar una resolución en diciembre de 2014, con el que exhortaba Myanmar a permitir el acceso a la ciudadanía para la minoría, que se clasifica de manera general como apátrida.

En el país, ellos son prohibidos de casarse o de viajar sin el permiso de las autoridades y no tienen derecho a poseer tierra o propiedad. El pueblo representa alrededor de 5% entre los 60 millones de habitantes de Myanmar, y su origen aún es ampliala mente es objeto de debate.

El pueblo dice ser indígenas del Estado de Rakhine, anteriormente conocido como Arakan, en el oeste del país, pero otros apuntan a que son, en realidad, musulmanes de origen bengalí que migraron a Myanmar durante la ocupación británica. Desde 1948, cuando el país se convirtió en independiente, que son víctimas de la tortura, la negligencia y la represión.

Con los dramáticos cambios políticos y sociales locales en los últimos años, los ánimos de las diversas comunidades que habitan en el país entraron en ebullición y una ola de violencia y discriminación, que volvió a emerger contra los rohingyas.

Después de haber sido gobernado por una junta militar por más de medio siglo, Myanmar pasaba por una transición a la democracia y por mejoras en el campo social. Pero para los rohingyas la situación no ha mejorado.

En 2012, dos olas de violencia, una en junio y otra en octubre, orquestadas por grupos extremistas de mayoría budista en Rakhine, hicieron alrededor de 140 muertos, cientos de casas y edificaciones musulmanas destruidas y 100 mil personas sin hogar. Las autoridades han sido acusadas de no actuar para defender.

Como explicó el corresponsal de la BBC en el sudeste de Asia, Jonathan Head, en un relato de 2015, “Rakhine es el segundo Estado más pobre en Myanmar, y este es uno de los países menos desarrollados del mundo. La pobreza, la negligencia y la represión han desempeñado un gran papel en la violencia étnica”, dice el periodista.

“eso disfrutar de las memorias históricas amargas y los miedos sentidos por las comunidades rivales que podrían perder o ganar en el entorno político de nuevo e incierto de Myanmar”, añade.

Tanto las Naciones Unidas como organizaciones de defensa de los derechos humanos piden que las autoridades de Myanmar que revisen la Ley de Ciudadanía de 1982, a fin de garantizar que los rohingyas no continúen sin patria. Esa es la única manera, dicen, para combatir las raíces de la larga discriminación en contra de esta etnia.

sin Embargo, muchos de los budistas de Myanmar ni siquiera reconocen el término rohingya. Nos llamamos de “musulmanes bengalíes” – una alusión a la visión oficial de que los rohingyas son inmigrantes de Bangladesh.

Como dice Jonathan Head, cerca de 800 mil rohingyas de Myanmar no poseen la ciudadanía. Y eso de cierta forma, exhortó a los budistas a creer que su campaña de segregación y expulsión forzada es justificada. Pero la segregación no es sólo social.

“Las largas décadas de aislamiento y de injusticia crónica impuestas por la junta militar de Myanmar ha creado un prejuicio y resentimiento en el Estado de Rakhine. Y esto ha de fermentar un clima el veneno de la desconfianza y la falta de información“.

“Es claro que, además de la separación física de los musulmanes y budistas, también hay una extrema segregación mental“.

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