martes, 1 de agosto de 2017

La violación se usa como arma de guerra contra mujeres rohinyá

Birmania,01-08-2017,AFP


Foto: AFP En octubre pasado, el Gobierno birmano lanzó una operación militar en las áreas fronterizas contra la minoría musulmana, considerada extranjera. 

Cuando son violadas, los maridos abandonan a las mujeres rohinyás junto con sus hijos, lo que las obliga a mendigar en busca de comida y sustento. 

Para alimentar a su bebé Ayamar Bagon, una musulmana rohinyá de Birmania tiene que mendigar. Su marido los abandonó al enterarse de que cuatro soldados birmanos la violaron cuando estaba embarazada. Esta joven forma parte de las decenas de mujeres que afirman haber sido agredidas sexualmente por las fuerzas de seguridad birmanas durante una operación militar lanzada en octubre en el oeste del país, en represalia por ataques a los puestos fronterizos. Esta intervención, tachada de “política de terror” por las Naciones Unidas, motivó la huida de decenas de miles de rohinyás al vecino Bangladés, uno de los países más pobres del mundo. Por primera vez desde la operación, la prensa internacional ha podido acceder a esta región recóndita del norte del estado de Rajin durante un viaje organizado por el Gobierno. “Me violaron en el noveno mes de embarazo. 

Bien que vieron que estaba embarazada, pero les dio igual”, cuenta Ayamar Bagon mientras mece a su hija en la aldea de Kyar Gaung Taung. “Mi marido me reprochó por no impedirlo. Por eso se casó con otra mujer y ahora vive en otro pueblo”, lamenta la víctima. Hasinnar Baygon, de 20 años, madre de dos hijos, también sufrió el rechazo de su marido tras ser violada por tres soldados en diciembre. La llevaron a una cabaña y la violaron uno tras otro. Estaban uniformados y armados, así que se veía claramente que eran soldados, cuenta la mujer. Todos los hombres huyeron por miedo a represalias, dejando a mujeres, niños y ancianos en la aldea. “Según mi marido, soy culpable por no haber huido”, nos cuenta ahora esta madre desesperada. La ONU estima que cientos de personas murieron en unos meses en lo que podría ser el episodio más sangriento de la larga persecución de los musulmanes rohinyás en el país, una minoría discriminada en un país donde la mayoría profesa el budismo. 

Birmania considera a los rohinyás como extranjeros y apátridas, pese a que algunos de ellos viven allí desde hace generaciones. Violación como arma de guerra Además de las violaciones, los supervivientes que huyeron a Bangladés denuncian torturas, asesinatos y el incendio de sus pueblos. El Ejército y el Gobierno birmano, dirigido por la exdisidente y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, rechazan estas acusaciones, pero el país se opuso al envío de una misión de investigación de la ONU al lugar. “Se han abierto investigaciones sobre las acusaciones de asesinato. También las de violación”, afirma San Lwin, jefe de los guardias fronterizos del cantón de Maungdaw. Los rohinyás de Kyar Gaung Taung afirman haber presentado demandas por tres casos de violación de los 15 de los que tienen conocimiento pero, según ellos, no se hizo nada. “Para evitar el rechazo, algunas mujeres no quieren querellarse”, asegura un vecino que pide el anonimato. Las oenegés de defensa de los derechos humanos denuncian desde hace años el uso por el Ejército birmano de la violación como arma de guerra. En 2012 corrió el rumor de que musulmanes violaron a mujeres budistas, lo que desató disturbios sangrientos que forzaron la huida de más de 120.000 rohinyás. Desde entonces viven en campos de desplazados provisionales. Las rohinyás abusadas dan por sentado que nunca se hará justicia. (I) 

Zonas asediadas por el Ejército viven con temor Entre los asesinatos, los secuestros y la presencia masiva del Ejército birmano acusado de abusos, los musulmanes rohinyás del oeste de Birmania, que no huyeron de la región, viven con miedo. La zona está en parte vacía y numerosas localidades fueron destruidas por las operaciones militares lanzadas en octubre en represalia a los ataques de grupos armados contra puestos fronterizos. Unos 70.000 rohinyás se refugiaron en Bangladés y otros 22.000 están desplazados dentro del país, obligados a huir de lo que la ONU calificó como “política del terror”. Las operaciones militares terminaron, pero la zona sigue restringida y el Ejército continúa realizando operaciones puntuales sobre lo que llama “campamentos de entrenamiento de terroristas”. La ONU estima que centenares de personas habrían muerto en unos meses en lo que podría ser el episodio más sangriento de la larga persecución de los musulmanes rohinyás de Birmania. En medio del caos un nuevo peligro emergió para los civiles. Decenas de hombres fueron secuestrados y asesinados por bandas desconocidas. 

Según la prensa oficial, esas bandas se vestirían de negro y actuarían generalmente enmascaradas. Las autoridades sospechan de militantes extremistas de la minoría apátrida que apuntan a los dirigentes musulmanes o al que sea percibido como un colaborador del Estado birmano. (I)  Datos Los rohinyás son un grupo étnico musulmán del norte del estado de Rakáin (antiguamente Arakán), en Birmania occidental. La población está principalmente concentrada en dos municipios de Rakáin limítrofes con Bangladés (Maungdaw y Buthidaung) y se extiende por tres municipios, Akyab, Rathedung y Kyauktaw. De acuerdo con la historia rohinyá, en el siglo VII, los comerciantes árabes, del Imperio mogol y los países vecinos bengalíes se establecieron en el territorio de Arakán. En el siglo XIX, los británicos obtuvieron el control después de la primera guerra anglo-birmana y muchos más bengalíes de la Bengala Oriental británica  se radicaron en la zona. En el siglo XIX se produjo otra ola migratoria. (I)

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