Naciones Unidas,31/08/2017,(EFE).
La embajadora de EEUU para la ONU, Nikki Haley, condenó hoy los ataques perpetrados por rebeldes musulmanes rohinyá en Rakhine, en el oeste de Birmania, en la última semana, a la vez que urgió a las fuerzas de seguridad del país a que se abstengan de agredir a civiles.
"EEUU apoya la democracia para el pueblo birmano y condenamos los ataques de los grupos militares en el estado de Rakhine", afirmó Haley en un comunicado remitido a la prensa en referencia a una ola de asaltos contra puestos oficiales.
"Sin embargo, con las acciones de las fuerzas de seguridad birmanas para prevenir más violencia, tienen la responsabilidad de adherirse a las leyes humanitarias internacionales, que incluyen abstenerse de atacar a civiles inocentes y a trabajadores humanitarios", apuntó la diplomática estadounidense.
Haley instó también "a todos los miembros del Consejo de Seguridad a apoyar al Gobierno birmano en sus esfuerzos por garantizar los derechos y la dignidad de todas las comunidades del estado de Rakhine y de toda Birmania".
Las declaraciones de Haley se producen después de que el Consejo de Seguridad de la ONU tratara ayer el conflicto de Birmania, que se se ha reactivado debido a que el llamado Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA) ha lanzado una serie de ataques contra puestos policiales y militares en Rakhine desde el pasado viernes.
Las fuerzas armadas de Birmania recibieron orden de responder a esos actos, lo que ha llevado a varios enfrentamientos en los que han fallecido al menos 110 personas, entre ellas 11 civiles.
Desde entonces, unos 27.000 rohinyás han huido a Bangladesh en las últimos días desde Birmania, según cifras citadas hoy por la relatora especial de la ONU para los derechos humanos en Birmania, Yanghee Lee.
Los insurgentes, que califican al Gobierno de "opresivo" y al Ejército de "brutal", denuncian el "bombardeo indiscriminado" contra civiles y abusos como violación de mujeres, saqueo de propiedades y sacrifico de animales domésticos.
Por su parte, las autoridades birmanas califican a los integrantes del grupo de "extremistas terroristas", y sostienen que son los responsables de asesinatos y quema de casas.
La organización Human Rights Watch ha instado a las autoridades birmanas a permitir el acceso a investigadores independientes para determinar la autoría de las denuncias sobre violaciones de derechos humanos vertidas contra ambos bandos.
Más de un millón de rohinyás viven en Rakhine, donde sufren una creciente discriminación desde el brote de violencia sectaria de 2012 que causó al menos 160 muertos y dejó a unos 120.000 de ellos confinados en 67 campos de desplazados. EFE
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