Hasta su descubrimiento, los astrónomos creían que la expansión del universo era producto del Big Bang en que se originó todo
Los humanos tenemos el deseo de explorar lo desconocido, lo hizo Colón en su viaje a América, y lo hacemos ahora con sondas al espacio y otros planetas, dice la astrofísica Catherine Heymans, quien afirma que "necesitamos más exploradores" para conocer el universo, del que no entendemos de qué está hecho el 95 %.
"Qué mejor lugar para explorar que el universo completo, para satisfacer esa urgencia de conocer y explorar lo desconocido", apunta a Efe esta catedrática de Astrofísica en la Universidad de Edimburgo (Escocia), para quien "por alguna razón la gente piensa que la ciencia es difícil y la teme, y eso se traslada a los niños".
Sin embargo, "la ciencia es apasionante", asegura Heymans, para quien "necesitamos más gente motivada, que se una a los investigadores y que se conviertan en los exploradores del futuro".
Y es que, si bien se han dado grandísimos pasos en cosmología, aún queda mucho por conocer: no entendemos de qué está hecho el 95 % del universo y no sabemos por qué su expansión se está acelerando.
Heymans cuenta en este sentido una anécdota con su hijo de cuatro años, a quien tuvo que llevar a una charla sobre el universo oscuro ante 200 expertos. En mitad de la conferencia, el crío se levantó y gritó: "mi madre no sabe lo que dice, no sabe de lo que habla". "Fue embarazoso, pero en cierta medida tenía razón: no entendemos de qué está hecho el 95 % de universo".
También, recién licenciada, preguntó a uno de sus profesores cuál era el problema más difícil del mundo, a lo que este respondió que descubrir por qué la expansión del universo se está acelerando, una cuestión que continúa siendo la más difícil y sigue sin resolverse.
De su expansión se sabe hace casi un siglo, pero no fue hasta los 90 cuando se descubrió que además se está acelerando: en el universo "no hay límites, donde miremos todo se está alejando, todo se aleja de todo", argumenta Heymans, quien co-lidera un programa de observación -KiDS- que intenta dar solución a este misterio.
La respuesta podría estar ligada a lo que se ha llamado "universo oscuro", ese 95 % desconocido que ni brilla ni se detecta directamente y se desconoce su naturaleza.
La materia normal es la que integra los planetas, cuerpos o estrellas que vemos brillar y representa el 5 %. El resto está en forma de energía y materia oscuras, fenómenos distintos y para cuyo entendimiento se necesitará una nueva física, asevera Heymans.
La materia oscura se descubrió en los 70; midiendo el movimiento de estrellas en otras galaxias se observó que la materia que brilla -la normal- se comporta como si estuviera rodeada por mucha más materia que indudablemente está ahí, pero que los telescopios son incapaces de detectar. La materia oscura no emite luz pero ejerce atracción gravitatoria, detalla en una nota la Fundación BBVA, donde Heymans impartió su charla "El lado oscuro del universo".
La energía oscura es diferente. Hasta su descubrimiento, los astrónomos creían que la expansión del universo era producto del big bang en que se originó todo; se aceptaba que en algún momento esa expansión acabaría frenada por el efecto contrario de la fuerza de la gravedad que liga entre sí la materia, pero esto no es así.
Se cree que existe algo que de alguna forma crea cada vez más espacio entre las galaxias, la energía oscura. Sin embargo, "no sabemos cómo es la partícula de materia oscura ni cuál es la fuente de la energía oscura; no podemos explicar ni una cosa ni la otra con nuestro conocimiento actual de la física".
Por eso, esta astrofísica recalca a Efe que es necesaria una nueva física y "estoy segura que encontraremos algo rompedor": a la teoría de Einstein le debe faltar algo y esto es lo que estamos probando; en unos diez años habrá respuestas. Ya hay tecnología capaz de dar este salto y aparecerá nueva, como con la misión europea Euclid, que estudiará el universo oscuro.
En cuanto a su proyecto, KiDS, éste ha constatado que la materia oscura parece ser menos densa de lo que se pensaba y está distribuida más uniformemente en el espacio, datos que difieren de lo observado por el satélite europeo Planck.
"Es todo apasionante", admite Heymans, quien insiste en la necesidad de una nueva física que podría generar una revolución similar a las que hace un siglo provocaron la relatividad general y la mecánica cuántica. EFE
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