domingo, 19 de marzo de 2017

La interesada definición que hace Wilders del islam como ideología

Madrid 19 MAR 2017,elpais.com,PATRICIA R.BLANCO


Geert Wilders, el pasado 16 de marzo. YVES HERMAN (REUTERS)

El líder populista holandés asegura que la fe de los seguidores de Muhammad no es una religión

Geert Wilders lleva tiempo repitiendo que “el islam es una ideología totalitaria”. O que es “una ideología peligrosa”. El candidato racista y antieuropeísta a las elecciones holandesas celebradas el miércoles, en las que venció para respiro de la Unión Europea el liberal Mark Rutte, lo dijo pocos días antes de celebrarse los comicios. Pero ya llevaba expresándose en estos términos tiempo atrás. Incluso la justicia holandesa lo llegó a procesar por tal afirmación, aunque finalmente lo absolvió en 2011 al considerar que el líder populista había ejercido su derecho a la libertad de expresión. El islam no es una ideología, es, junto al cristianismo y el judaísmo, una de las tres grandes religiones monoteístas.

Según Riay Tatary, presidente de la Comisión Islámica de España y de la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), “el islam es una religión porque organiza la relación entre los humanos en general con su creador, y ha sido así desde su nacimiento”. Coincide con él Jocelyne Cesari, directora de Islam en el programa de Occidente en la Universidad de Harvard. “El islam es una religión, no una ideología del terror”. La Enciclopedia británica define el “islam” como “la gran religión mundial promulgada por el profeta Mahoma en Arabia en el siglo VII d. C.” Y añade: “El término árabe islam, literalmente sometimiento, ilustra la idea religiosa fundamental del islam, que el creyente acepta someterse a la voluntad de Alá”.

Pero la dificultad de definir qué es una ideología es aprovechada por algunos para abrir el debate sobre la naturaleza del islam. Volviendo a la Enciclopedia británica, “el concepto ideología es controvertido y parte de esta controversia deriva del desacuerdo sobre la definición de la palabra ideología”. Ese espacio de disensión ha permitido germinar un debate que ni es nuevo ni ha sido planteado por primera vez por Wilders.

Intelectuales europeos y norteamericanos llevan décadas discutiendo sobre la naturaleza del islam. Y la literatura que pretende demostrar que la religión de Mahoma es en realidad una ideología peligrosa es amplia. La crisis del islam: la Guerra sagrada o el terror profano, de Bernard Lewis, o Desvelando el islam: preguntas inquietantes sobre la fe que más crece en el mundo, de Robert Spencer, son solo dos ejemplos. La web politicalislam.com, cuyo epígrafe es “el islam político ha subyugado civilizaciones desde hace 1.400 años”, asegura utilizar “métodos estadísticos” para demostrar que el islam es más un sistema político que una religión.

Esta confusión entre islam e islam político es parte del origen del debate. El historiador Daniel Pipes, presidente del Middle East Forum, un think-tank neoconservador, diferencia entre “islam”, como religión, e “islamismo” como “una ideología que exige al hombre una completa adhesión a la ley del islam y rechaza lo máximo posible la influencia externa”. Su definición no difiere en esencia de la de Hassan al Banna, el fundador de los Hermanos Musulmanes, que consideró el islamismo “un orden global que abarca todos los aspectos de la vida”. El islamismo es, según Pipes, una de las tres respuestas que los musulmanes han dado tras su pérdida de poder frente a Occidente a partir del siglo XIX. Las otras dos son la secularización, es decir, el abandono de la sharia o ley islámica en la vida política, y el movimiento reformista, que reinterpreta la sharia para adaptarse a los nuevos tiempos.

También distingue entre islam e islamismo o islam político Salma Siddiqui, presidenta de la Coalición de Organizaciones Musulmanas Canadienses Progresistas. En una carta en el diario Noticias judías canadienses anima incluso a criticar el islamismo y a no considerar tales críticas como islamofobia, que es, puntualiza “un miedo irracional a los musulmanes” no a los islamistas.

Entonces, ¿por qué hablar de islam como ideología? Según Jocelyne Cesari, esta consideración casa con el momento político actual. “Antes el enemigo de América era el comunismo, ahora es el islam, pero no puede ser el islam como religión sino como una ideología”. Para la investigadora de la Universidad de Harvard, despojar el islam de su naturaleza religiosa “permite ignorar la protección de las minorías religiosas” en las sociedades democráticas. Como ejemplo, cita las negativas a construir mezquitas en Estados Unidos. “No solo cerca de la zona cero de Nueva York sino en lugares tan alejados como Murfreesboro, en Tennessee, o Temecula, en California”.

Es precisamente el trasfondo del discurso de Geert Wilders. El pasado 6 de marzo, cuando volvió a insistir en que “el islam no es una religión”, añadió: “Creo que los derechos constitucionales no pueden ser garantizados a algo que no es una religión sino una ideología”. Por eso, ha llegado a pedir que la Constitución holandesa prohíba las escuelas religiosas islámicas. Si el islam no es una religión y es una ideología, entiende, no hay por qué proteger los derechos de los musulmanes como minoría religiosa en Holanda.

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