lunes, 13 de febrero de 2017

La contaminación lumínica elimina miles de ejemplares de 56 especies de aves

Sevilla, 13.02.2017, (EFE).


Entre las aves más amenazadas por la contaminación lumínica destacan los petreles y las pardelas, según un estudio elaborado por una treintena de investigadores de varios continentes.

La contaminación lumínica elimina miles de ejemplares de 56 especies de aves, 24 de ellas catalogadas como amenazadas, según un estudio elaborado por una treintena de investigadores de varios continentes, entre ellos el de la Estación Biológica de Doñana (EBD), centro del CSIC en Sevilla.

Este trabajo, en el que también participan investigadores del Grupo de Ornitología e Historia Natural de Tenerife, alerta de la "elevada mortandad" de aves marinas en todo el mundo que causa la contaminación lumínica, pues la luz artificial nocturna favorece colisiones por deslumbramiento de algunos ejemplares y agota a otros muchos al desviarlos de sus rutas habituales de vuelta a tierra.

Este artículo, que publicará la revista "Conservation Biology" y al que ha tenido acceso Efe, estima en no menos de 200.000 las aves muertas desde hace unos años, cuando se establecieron los primeros programas de rescate de aves accidentadas.

Esta cifra se considera "muy conservadora" pues los autores del estudio creen "poco probable" que se puedan recoger todas las aves heridas o muertas por este problema.

Entre las aves más amenazadas por la contaminación lumínica destacan los petreles y las pardelas, según ha señalado a Efe Juan José Negro, investigador de la EBD y uno de los cofirmantes de este estudio.

La red internacional conformada por estos científicos ha estudiado los efectos de la contaminación lumínica en Europa, Azores, Estados Unidos o Australia, y han hallado miles de aves marinas accidentadas en todo el mundo, principalmente en islas oceánicas de zonas templadas, pero también en zonas continentales costeras.

En España, este problema se presenta cada año con una mayor envergadura en las Islas Canarias, con miles de aves accidentadas en Tenerife y Gran Canaria.

Otra conclusión de este trabajo es que son los jóvenes de las especies afectadas, y en menor medida los adultos, los que caen en mayor medida a tierra, desorientados por efecto de la luz durante sus vuelos nocturnos entre los nidos situados en tierra y el mar.

Las colonias de petreles, aves marinas que están confinadas en islas antes deshabitadas se encuentran ahora particularmente en una mayor situación de riesgo, debido a los crecientes niveles de contaminación lumínica que causan el turismo y la expansión urbana.

Para reducir al mínimo el número de ejemplares afectados por la contaminación lumínica y su mortalidad, las medidas de conservación más útiles que proponen estos científicos son la reducción de la luz artificial nocturna mediante el uso de sistemas de alumbrado adecuados y la organización de campañas de rescate de las aves que caen a tierra.

También consideran actuaciones prioritarias la realización de una estimación más detallada de la mortalidad y del impacto de la contaminación lumínica en las aves; evaluar los niveles mínimos de luz y las distancias de los ejemplares accidentados a las fuentes de luz; documentar el destino de las aves rescatadas; mejorar las campañas de rescate de individuos accidentados e investigar los tipos de iluminación para reducir la atracción.

Estos científicos abogan por que los impactos lumínicos sobre las aves marinas se incluyan en la planificación de los nuevos desarrollos urbanísticos, en especial cuando se ubiquen cerca de las áreas de cría de petreles, una de las especies más perjudicadas por este problema.

"A pesar de ser un problema bien conocido durante décadas, todavía estamos lejos de comprender por qué las aves marinas se sienten atraídas por las luces o la mejor manera de mitigar este impacto", concluye este estudio.

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