El Consejo Constitucional de Francia considera que la ley que perseguía con cárcel y fuertes multas a cualquiera que cuestionase la existencia del genocidio armenio es ‘’un ataque desproporcionado contra la libertad de expresión’’.
El Consejo Constitucional de Francia decretó a última hora del jueves que la criminalización de la negación del genocidio armenio constituye “un ataque innecesario y desproporcionado contra la libertad de expresión”, derogando así la consideración que hasta ahora tenía la negación de la existencia de un genocidio contra los armenios a manos de los otomanos como un “crimen de odio”.
Según el dictamen del máximo órgano constitucional de la República Francesa, cuya tarea es supervisar que las leyes aprobadas por el parlamento nacional cumplen con los principios de la carta magna, “ésta resolución provoca incertidumbre en lo que se refiere a las expresiones y comentarios sobre asuntos de índole histórica. Por lo tanto, este dictamen es un ataque innecesario y desproporcionado contar la libertad de expresión”.
El pasado octubre el Senado de Francia –cámara alta del parlamento francés- ratificó una ley por 156 votos a favor y 146 en contra que criminalizaba la negación de la existencia del genocidio armenio imponiendo a quien así se pronunciara una pena de hasta un año de prisión y una multa de hasta 40.000 euros; la polémica medida fue aplaudida por la influyente comunidad armenia residente en Francia –que es la mayor de Europa con unos 900.000 miembros, según algunas estimaciones- pero rechazada contundentemente por otros sectores de la sociedad gala, además de la minoría turca del país, como un ataque contra libertad de expresión.
Recientemente la Corte Suprema de Suiza anuló otra sentencia que había condenado al conocido nacionalista y político turco Doğu Perinçek, líder del Partido de la Patria, por negar la existencia de un genocidio contra los armenios durante una visita al país helvético en 2005. La corte suiza se pronunció así después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminara en octubre de 2015 en favor de Perinçek, negando los cargos presentados contra él por discriminación racial y considerando sus comentarios sobre dichos eventos históricos en el marco de la “libertad de expresión”.
Turquía satisfecha por la decisión del parlamento de Dinamarca
En este ámbito, el gobierno turco expresó también el jueves su satisfacción y agradecimiento al parlamento danés por la resolución emitida el mismo día en la que, pese a reconocer los “trágicos y sangrientos acontecimientos que tuvieron lugar en el período de 1915” dejaba la consideración sobre si éstos eran constitutivos de un genocidio a los historiadores y expertos.
“Nos gustaría recordar al parlamento danés que cualquier debate puede ser llevado a cabo libremente y que cualquier idea puede ser expresada libremente en Turquía en lo que se refiere a los sucesos de 1915”, declaró en un comunicado el portavoz de exteriores turco Hüseyin Müftüoğlu.
“Turquía reitera su deseo de establecer una comisión histórica conjunta (con Armenia) encargada de investigar los archivos de las partes implicadas para sacar a la luz todos los documentos que aporten luz sobre la Historia, y pide que se elimine cualquier obstáculo que impida la libertad de expresión sobre cualquier opinión, incluyendo la de los turcos, sobre los acontecimientos de 1915”, añadía la nota.
“De hecho, la resolución final de la Corte Europea de Derechos Humanos, con fecha del 15 de octubre de 2015, que confirma el punto de vista de Turquía sobre esta cuestión, exige que se mantenga esta línea de actuación”, concluyó el portavoz de exteriores turco.
Turquía no niega que cientos de miles de armenios murieran durante la I Guerra Mundial, pero rebaja su número a unos 300.000 y enmarca dichas muertes en el contexto del caos, la hambruna y los conflictos desatados en medio de la guerra que asoló la región y la desintegración del Imperio Otomano, haciendo hincapié además en que un número mayor o igual de turcos y de miembros de otras etnias del antiguo Imperio Otomano murieron en aquellos oscuros años, muchos de ellos a manos de nacionalistas armenios que se alzaron con ayuda de Rusia con el objetivo de establecer en la Anatolia Oriental lo que llamaban "la Gran Armenia".
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