En esta parcela, donde ya hay un par de sepulturas, se llevarán a cabo los enterramientos según el ritual islámico. (Iñaki Porto)
El terreno, que no es exclusivo para personas de esa religión, dispone de espacio para 144 fosas orientadas hacia la Meca.
La comunidad islámica local venía reclamando la medida desde hace varios años
En esta parcela, donde ya hay un par de sepulturas, se llevarán a cabo los enterramientos según el ritual islámico.
El cementerio municipal de Pamplona ya dispone de un terreno para enterramientos musulmanes después de que el Ayuntamiento haya habilitado una parcela en la que podrán inhumarse los cuerpos conforme a los ritos islámicos. Aunque no será un espacio exclusivo para las personas de esta confesión, ya que ahí se permitirá cualquier tipo de enterramiento, la disposición de las tumbas, orientadas a la hacia la Meca, se ajusta a los criterios que las autoridades religiosas musulmanas establecen para las inhumaciones.
La medida pone fin a muchos años de reclamaciones de la comunidad islámica afincada en Pamplona, la mayor de Navarra, que fueron ignoradas por los anteriores gobiernos municipales pese al perjuicio causado a los vecinos afectados, que debían gestionar las sepulturas en otras ciudades, y a lo poco que hubiera costado satisfacer sus necesidades.
Pedían que los enterramientos fueran de forma agrupada, que estuvieran orientados hacia el Este y que las tumbas pudieran contener algún tipo de inscripción.
Las gestiones para atender la solicitud comenzaron al poco tiempo de producirse el relevo en el Ayuntamiento y han corrido a cargo del área de Ecología Urbana y Movilidad, dirigida por el concejal de Aranzadi Armando Cuenca. A tal efecto se han mantenido diversas reuniones con el objeto de tratar la cuestión y buscar un emplazamiento adecuado, como confirmó la directora del área Camino Jaso.
Desde la primer contacto, celebrado en septiembre de 2015 con la asistencia de tres representantes de la comunidad islámica local, se pudo comprobar la buena disposición al acuerdo. Dejaron claro que no constituían un problema las reglas tradicionales musulmanas con respecto a las inhumaciones en tierra, ya que sus autoridades religiosas permiten desde hace tiempo que las inhumaciones fuera de los países donde son predominantes se realicen con ataúdes.
Tampoco hubo discrepancias en lo referente a los rituales previos a la inhumación, ya que disponen de un acuerdo con los tanatorios de Pamplona para realizar en sus instalaciones el lavado de los cuerpos, que en la tradición del islam corresponde a los familiares.
La única condición que expusieron era la referente a la posición de las tumbas: debían estar colocadas de tal manera que el cadáver tuviera su cabeza en dirección a la Meca. Jaso recuerda que el asunto provocó algunas dudas iniciales, ya que el primer diseño contemplaba que los cuerpos yacieran boca arriba, cuando en la tradición islámica los enterramientos se realizan de costado, hacia el lado derecho, y con el pecho y el rostro orientados hacia la Meca.
La intervención de los líderes más ancianos de la comunidad islámica permitió detectar el error y rediseñar la ubicación de las fosas in situ. “Hubo que variar la distribución de la parcela, con las fosas ligeramente giradas, porque el cambio entrañaba también un cambio en la orientación, que finalmente se hizo de forma muy precisa, con la ayuda de geolocalizadores”, indicó la directora del área.
El espacio tampoco ha supuesto un problema, ya que el cementerio de Pamplona dispone de parcelas suficientes y tendrá más en el futuro habida cuenta de que los enterramientos son cada vez más escasos, frente al incremento constante que experimentan las incineraciones.
ESPACIO SIN EXCLUSIÓN
El principal inconveniente con el que se ha encontrado el Ayuntamiento vino por una ordenanza municipal, del año 2000, que imposibilita reservar ningún espacio dentro del cementerio para enterramientos “que pueda implicar discriminación prohibida por las leyes”.
La solución buscada, que cuenta con el aval de los equipos jurídicos, ha sido sencilla: permitir que en ese espacio pueda llevarse a cabo cualquier tipo de inhumación -al margen de credos- aunque todos los enterramientos musulmanes que se celebren a partir de ahora en Pamplona serán allí.
En la parcela 22, situada en un extremo del cementerio, se han habilitado cuatro hileras de 36 fosas cada una de ellas, con una zona ajardinada en medio. Contarán con pequeñas lápidas, que por consejo de los técnicos serán del mismo modelo, para permitir una inscripción en árabe. Suelen ser sepulturas muy sencillas y escaso boato, a lo que contribuye que la mayoría de los musulmanes de Pamplona sean personas de recursos económicos medios o escasos.
Aunque fue una solicitud de los líderes musulmanes para las personas más religiosas de su comunidad, la citada parcela no estará rodeada por ningún seto ni elemento alguno que lo separe del resto.
Por lo que se refiere a la permanencia del cadáver, se mantienen las mismas condiciones (10 años prolongables a otros 10), pero el destino final de los restos no será la incineración.
El islam reprueba el embalsamamiento, la cremación e incluso los monumentos funerarios. Los allegados pueden expresar su dolor, pero sin excesos y la frecuencia de las visitas a sus seres queridos enterrados, contrariamente a lo que sucede con otras religiones, no es muy habitual. Es contrario a sus preceptos de trasladar los restos mortales del difunto a otra ciudad, ya que es aconsejable enterrar a un musulmán en el cementerio de la ciudad donde murió.
6.000 EUROS A MARRUECOS
Repatriar. Hasta el momento, los musulmanes navarros solían optar mayoritariamente por el cementerio de Zaragoza, bastante más barato de lo que supone repatriar el cadáver a sus países de origen, que sitúa por encima de 6.000 euros en el caso de los marroquíes, los más numerosos en Pamplona. Según el último estudio elaborado por la Unión de Comunidades Islámicas de España, con datos de 31 de diciembre de 2015, la comunidad musulmana en Navarra supera los 23.600 integrantes. Con presencia en los 272 municipios, la mayoría de ellos son extranjeros (15.779) que proceden sobre todo de Marruecos y Argelia, y el resto tiene nacionalidad española. Existen en el país 24 cementerios de estas características.
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