lunes, 25 de julio de 2016

El Ejército incorporará clérigos musulmanes y curas protestantes

VALLADOLID,25 julio 2016,elnortedecastilla.es,JORGE MORENO 


Un capellán castrense, junto a jefes militares en un acto celebrado en la base del Empecinado, en Santoveia de Pisuerga

Responde así a la petición de asistencia religiosa, no solo católica, para la tropa

El Ministerio de Defensa ha puesto en marcha la regulación de la normativa castrense que permitirá el ingreso en la plantilla de personal religioso de otras confesiones. En esta apertura de asistencia espiritual, se dará prioridad a las clérigos musulmanes y protestantes (estos últimos ya están presentes en ejércitos como el alemán).

Se trata de una demanda no solo de algunos de los integrantes de la tropa profesional destinada en acuartelamientos de Ceuta y Melilla, sino también de partidos políticos que cuestionaban la situación de privilegio de la Iglesia católica dentro del Ejército.

78 Es el número de capellanes que hay en las Fuerzas Armadas. Desde 1951 hasta hoy han sido nombrados 6 arzobispos castrenses.

El ingreso de clérigos de estas dos confesiones se hará como integrantes del Servicio Religioso de las Fuerzas Armadas (Sarfas), un departamento que fue creado en el año 2011, con la socialista Carme Chacón al frente del Ministerio de Defensa.

En una orden ministerial de ese año, la ministra atribuía a los capellanes castrenses la consideración de oficiales de las Fuerzas Armadas. En función de los años de servicio y si su relación era de carácter permanente, y más de 25 años de servicio, podrían llegar hasta el empleo de coronel.

Por el contrario, si el compromiso con el Ejército es de carácter temporal, su graduación corresponderá al de capitán. Según esa normativa, los capellanes castrenses deben ser sacerdotes católicos que se integrarán en el Servicio de Asistencia Religiosa de las Fuerzas Armadas. También en este mismo servicio se incluye a los componentes de los Cuerpos Eclesiásticos de los Ejércitos de Tierra, Aire y Armada (que a partir del 2011 se declaraban a extinguir), y aquellos sacerdotes y religiosos colaboradores. La normativa establecía además que el acceso a las Fuerzas Armadas se realizaría mediante convocatoria pública y con un compromiso de una duración máxima de ocho años, rescindibles cada año.

Los capellanes deben cumplir el régimen interior propio de cada unidad en la que estén destinados. Si lo estuvieran en misiones internacionales, los mandos les darán el apoyo necesario, incluido alojamiento y uniformidad. También deben tener a su disposición medios para la asistencia religiosa y de atención.

La presencia de sacerdotes en las Fuerzas Armadas españolas arranca desde los Tercios de Flandes. Fueron los dominicos los primeros capellanes castrenses que acompañaron a los soldados en el exterior, con el objetivo de dar asistencia espiritual a la tropa, a sus superiores y a los familiares de ambos.

En 1933, la jurisdicción eclesiástica militar fue suprimida por el gobierno de la II República, y el franquismo la recuperó en 1940.

En parte, el régimen agradecía así la participación activa de algunos de los sacerdotes en el frente nacional, reconociéndoselo con el empleo de alférez, y a la vez situaba a los religiosos como oficiales dentro de los acuartelamientos donde existía el Servicio Militar obligatorio.

Jurisdicción propia

La jurisdicción eclesiástica castrense abarca a todos aquellos que visten uniforme y a los civiles que trabajan dentro de dependencias militares. Misas, bodas y bautizos son servicios que prestan hoy los capellanes católicos. Pero también se les atribuyó autoridad con los estrellas y galones, situándolos como enlace entre la tropa y el mando. En 1953, con el concordato entre España y el Vaticano, se restableció la jurisdicción castrense y se elevó el Vicariato a Arzobispado. Tras aprobar la oposición, los miembros de este cuerpo salían con el empleo de teniente y un destino retribuido.

Las modificaciones que prepara el Ministerio conllevarían un cambio en la denominación, y pasarían a llamarse capellanes mayores. De ellos, tres están hoy destinados en el Ejército de Tierra y un cuarto en el del Aire. La Marina no tiene ninguno actualmente.

En los últimos años, la reducción de capitanías, acuartelamientos y mandos desde el inicio de los 80 (Plan Meta), obligó a muchos de estos capellanes a cambiar de una unidad a otra. En algunos casos, el servicio religioso se prestaba en diferentes armas de una misma provincia, o incluso para la Guardia Civil, considerado cuerpo militar, o la Policía Nacional. Muchos de los páter que hoy están integrados en las Fuerzas Armadas, además de haber sido ordenados sacerdotes, poseen una licenciatura en Estudios Eclesiásticos.

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