La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha declarado este martes que ya ha urgido a las autoridades tailandesas a que no devuelvan a las autoridades birmanas a los 259 musulmanes rohingyas interceptados a bordo de una patera frente a la costa sur de Tailandia.
"Estamos pidiendo detalles a las autoridades (tailandesas) y les urgimos a que no devuelvan al grupo a un lugar donde su vida o libertad pudiera estar en peligro", ha dicho Vivian Tan, portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Bangkok (capital tailandesa). La portavoz del ACNUR ha agregado que pidieron a Tailandia que conceda estancia temporal, asistencia y protección a los detenidos, hasta que se encuentren soluciones a largo plazo.
Las fuerzas tailandesas detuvieron el sábado a 259 personas a unos 3 kilómetros de la costa. El jefe policial del distrito de Kapoe tachó el lunes de "ilegales" a estos inmigrantes procedentes de Myanmar (Birmania) y aclaró que tienen intención de "enviarles de vuelta".
La ONG Arakan Project ha informado que, tan solo en las últimas cuatro semanas, 14.500 rohingyas han zarpado de las playas del estado birmano de Rajine rumbo a Tailandia, con el objetivo final de llegar a Malasia. La minoría musulmana rohingya, con una población de 800 mil personas, carece de ciudadanía en Myanmar y es, desde hace dos años, objeto de ataques y persecuciones que han forzado a muchos de ellos a abandonar su patria.
En la actualidad, 140 mil rohingyas, según las cifras oficiales, viven hacinados en unas condiciones deplorables en decenas de campos de refugiados internos asentados a lo largo del estado de Rajine. La ONU ha clasificado a los rohingyas como una de las minorías religiosas más perseguidas del mundo.
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