miércoles, 30 de octubre de 2013

Islam: Motor de búsqueda del Conocimiento

Buenos Aires,30.10.2013,AIN,Zacarias Abuchanab 


En la actualidad, se suele vincular al Islam con muchas variables mediáticas y amarillistas, las cuales la mayor parte de ellas son despectivas y denigrantes, pero pocas veces se resalta una de las más preponderantes características de su práctica: la búsqueda del Conocimiento.

El conocimiento y la sabiduría ocupan lugares primordiales en el Islam. Son acciones tan importantes que son considerados actos de adoración, en donde el musulmán debe inevitablemente instruirse en conocimiento ya que de esta manera, realiza un ibad Allah, un acto de adoración a Dios. Son innumerables las veces en las cuales el Profeta Muhammad (PyB) exaltó la búsqueda del saber y todas aquellas acciones que impliquen el aumento del conocimiento en el creyente.

En la terminología Coránica, vemos que la primera palabra revelada es “Iqra”, la cual significa “lee”. Muchos sabios del Islam interpretan el significado de la aleya explicando el deber del musulmán de nutrirse con todo tipo de saberes. Pero esta búsqueda de conocimiento debe ir acompañada con una intención de adoración a Dios, ya que la oración completa dice: “Iqra bismi rabika al-ladhi Jalaq”, lo cual quiere decir: “Lee en nombre de tu Señor que te ha creado”. Aquí podemos observar que Dios nos ordena leer, nos ordena buscar el Ilm y el Hikma, el conocimiento y la sabiduría, ya que es Él quien nos creo, quien nos dio la capacidad ontológica para conocer, comprender y razonar.

“Y entre sus Signos está la creación de los cielos y de la tierra, la diversidad de vuestras lenguas y de vuestros colores. Ciertamente hay en ellos signos para los que saben” (30:22). Dios en su Libro nos da un indicio fascinante para entenderlo: el entendimiento racional. Los musulmanes deben fortalecer su fe incrementando el conocimiento, ya que es una de las formas de llegar a Dios entendiendo sus signos. Dios apunta a la Creación como un “signo” y privilegia a quienes “saben” acerca de ella ya que ven inevitablemente indicios de Él.

“En realidad sólo temen a Allah aquéllos de Sus siervos que tienen conocimiento”(35:28). En esta oración del Corán, Dios afirma que los que buscan el conocimiento, los que se esfuerzan por comprender, por entender la figura del Creador y su creación son los que realmente gozan de Taqua, de temor sabiendo que Él es quien originó todo. En otra cita Coránica, Dios nos dice: ¿Son iguales acaso los que saben y los que no saben? (39:9). En ella podemos ver como se le otorga privilegio a quien “sabe”, a quien posee esa inquietud por conocer los signos de Dios y no preserva su vida a lo mundano.

Tanto en la tradición del Profeta Muhammad (PyB) como en el Corán podemos ver que el rol que ocupa el saber es vital para la práctica de adoración a Dios, que sin ella nuestros actos de adoración estarían incompletos, ya que nos faltaría un factor fundamental: la comprensión racional de la figura del Creador.

Y aquí es donde haciendo una arqueología de la historia a nivel transcultural, vemos que el Islam en el transcurso de la historia humana fue una de las pocas tradiciones religiosas que se vinculó con el desarrollo científico y el progreso en términos de sabiduría. Si hacemos un paralelismo histórico entre las civilizaciones europeas y las islámicas durante la Edad Media, vemos un resultado sorprendente: mientras las civilizaciones europeas vivían la famosa Edad Oscura en donde el desarrollo del conocimiento era opacado y marginado por la religiosidad católica, el Islam vivía su época de oro. Pero no fue denominada época de oro por haber sido el momento en donde haya sumado más musulmanes o se haya expandido, sino por el notable avance científico que se dio en aquella época. 

Filósofos, médicos, juristas y todo tipo de sabios de las ciencias de aquellas civilizaciones islámicas fueron quienes promovieron muchas de las ciencias modernas que conocemos en la actualidad. Es el caso de Al Juarismi, el famoso matemático inventor del concepto de algoritmo, o de Avicena, médico que realizó el compendio Qanun At-ttib o Qanon de Medicina. Ellos dos no son más que simples exponentes de la tradición Islámica y el desarrollo científico, en donde se pueda identificar que sus observaciones y aportes resultaron vitales para el progreso de la Ciencia.

A su vez vemos que la búsqueda del conocimiento fue una de las grandes prácticas de los sabios en el Islam. Si bien parece redundante decirlo, se puede identificar un gran esfuerzo por parte de ellos en el incremento de la sabiduría. A muchos de ellos este acto de Ibad Allah, les costó la vida, sacrificando sus momentos terrenales por cumplir con una de las órdenes más importantes en el Islam. Es el caso del Sheij Ibn Taymiah, quien resultó ser perseguido y encarcelado por su inquietud por el conocimiento, por demostrar la verdad en casos en donde las cuestiones tradicionalistas operaban en contra del orden lógico de las cosas. Son ejemplos de vida comprometidas con el bien a través del saber para así cumplir con Dios. Uno de los grandes juristas en el Islam, el Imam Ahmad Ibn Hanbal, declaró: “Busca el Conocimiento de la cuna hasta la tumba”.

El Islam como práctica de adoración trajo el instrumento racional a un mundo de puro dogmatismo politeísta, la razón como modo de adorar a Dios. Tomando posturas taxativamente distintas a otros credos, vemos que en ningún momento de la historia del Islam se marginó el uso de la razón, de la investigación científica en las sociedades islámicas, sino que todo lo contrario, fue el motor que impulsaba la práctica del Islam en ellas.

El musulmán debe ser aquel ocupante de los centros de saber, tales como las bibliotecas, las universidades, los institutos. El creyente no solamente es aquel que reza, sino que complementa su oración con conocimiento, poniendo en práctica la razón para así entender los signos de Dios en esta vida. La ciencia y la sabiduría son transportes para llegar al fin último, que es la existencia del Creador. El deber del musulmán es formarse científicamente y demostrar estas concepciones racionales de la vida, debe ser la llama que atraiga luz a una sociedad en donde la ignorancia y el desconocimiento es propio de la vida moderna. El musulmán debe ser aquel que lea, porque así lo ordena Dios.

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