sábado, 27 de abril de 2013

La comunidad católica de Manresa sale en defensa de la mezquita en L'Aranya

Manresa-Bages,26/04/2013,lavanguardia.com, Carles Jódar


La fábrica de L'Aranya situada en el camino de acceso a la Cova de Sant Ignasi ACN

El ayuntamiento plantea un traslado del culto, porque el edificio actual no contempla el uso religioso | La comunidad cristiana del grupo Interreligioso quiere que la mezquita se integre en la típica imagen de la entrada monumental a la ciudad

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La primera planta de la fábrica de L'Aranya, situada en la entrada monumental de Manresa, alberga la Asociación Cultural Islámica. 
El local acoge diferentes usos culturales, como la enseñanza de catalán, castellano y árabe. 
La entidad compró esta parte del edificio en la década de los 90 para usarlo sólo como centro cultural. 
Sin embargo la mezquita manresana, situada justo en frente, pronto quedó pequeña y una parte del edificio cultural se usa ahora para el culto.

Pese a los muchos usos permitidos en el plan parcial del ayuntamiento para este edificio protegido, no se contempla ninguna forma de uso religioso. Una información aparecida en el diario local Manresainfo.cat, que anunciaba que el ayuntamiento contempla la opción de trasladar la mezquita a unos terrenos municipales del barrio de la Balconada, acabó abriendo la caja de los truenos. La comunidad católica ha salido en su defensa.

El ayuntamiento “niega la licencia a la comunidad islámica como espacio de culto y quiere comprarles esa parte ya que en ese edificio hay dos plantas que son propiedad de la empresa municipal Forum”, ha asegurado Sor Lucía Caram, monja dominica del convento de Santa Clara e impulsora del debate interreligioso en Manresa. Existe un plan urbanístico en el que “se imaginan una foto de Manresa con el Pont Vell, la Seu y la Cova, pero prescinden de la realidad viva: la mezquita”, que está “hecha con mucho gusto y es digna de ser visitada como patrimonio de la ciudad”. Caram pide sin tapujos la “regularización inmediata del centro cultural de la Fábrica de L'Aranya como lugar de culto”. Además asegura que el alcalde, Valentí Junyent, “prometió” que les daría una licencia provisional “hasta que se resolviera el tema, pero nunca se ha dado”.

Por su parte el portavoz del gobierno municipal, Toni Llobet, asegura que lo único que ha hecho el ayuntamiento “es poner sobre la mesa una irregularidad que no se puede alargar y abrir un proceso de debate sobre posibles soluciones”, entre las que se encuentran el traslado de la mezquita a otros puntos de la ciudad o la regularización del espacio. Llobet también afirma que hay que debatir “el futuro uso del edificio”. De hecho, dos pisos de la fábrica son propiedad de la empresa municipal Forum.

Coste económico

Otra arista en el debate es que el traslado de la mezquita podría tener un coste económico para la ciudad. Según Sor Lucía Caram, el Ayuntamiento de Manresa ha propuesto “darles cerca de 500.000 euros para que se vayan y ceder por cincuenta años un terreno para que construyan la mezquita”.

Este extremo ha sido desmentido por Toni Llobet, que asegura que no se ha propuesto ninguna compensación económica a la comunidad islámica, sino que simplemente “se ha valorado el coste económico que podría significar un traslado”. Lo que sí se va a crear de forma inmediata es “una comisión con todos los grupos políticos”, para estudiar la situación, avanza Llobet.

Los jesuitas piden recapacitación

Detrás del traslado, o no, del Centro Cultural Islámico y de la mezquita existen “dos concepciones muy diferentes de lo que ha de ser o puede ser Manresa”, asegura el padre jesuita Xavier Melloni, que forma parte de La Cova de Sant Ignasi y que es miembro asesor para la diversidad religiosa de la Generalitat de Catalunya. Según Melloni “dejar que la comunidad islámica siga donde está e integrar su presencia en el plan de remodelación de la entrada más emblemática de la ciudad significa aceptar la sociedad en la que estamos viviendo”, mientras que el traslado “es negar esta realidad y crear tensiones y crispaciones innecesarias de forma inmediata y a largo término”.

Melloni -que se muestra complacido de tener a la comunidad islámica como vecina- y Sor Lucía Caram lo tienen  muy claro: “La fábrica de L'Aranya se podría convertir en una casa de las Religiones en la que la comunidad islámica quedara incluida en un proyecto aún más amplio. Sería una pena perder esta oportunidad”.

La celebración del año ignaciano, dentro de una década, ha hecho plantear al ayuntamiento cómo debe ser el plan parcial de la zona y qué usos debe tener el edificio entero, al que no se le descarta un uso turístico. Pero Sor Lucía insiste: “No podemos echarlos porque no nos gusta una mezquita al lado de edificios emblemáticos”. La monja alerta de que se han de evitar “criterios inhumanos”.

No quieren cambiar

La Asociación Cultural Islámica tiene claro que prefiere no cambiar de ubicación. “Estamos muy cómodos en la fábrica de L'Aranya”, explica a LaVanguardia.com el presidente de la asociación islámica, Ali Yakhlef. Asegura sentirse “tranquilo” y dispuesto a hablar y negociar cualquier cosa con el ayuntamiento: “No hacemos caso de lo que se dice en la calle, hablaremos con el alcalde y negociaremos”. Yaklef remarca una y otra vez que “las puertas de la asociación están abiertas a todo el mundo”.

Vecinos y mezquita

La información de un posible traslado de la mezquita al barrio de la Balconada, delante del hospital Sant Joan de Déu, no ha agradado a los vecinos, que a través de su asociación de vecinos han explicado que no se oponen “particularmente a la construcción de una mezquita, sino a cualquier edificación que ocupe este espacio largamente reivindicado y necesario para la construcción de un Casal del Barrio, un aparcamiento y una zona verde”.

En cambio, los vecinos del Barrio de las Escodinas, donde está situada la fábrica de L'Aranya, tienen claro que la presencia de la mezquita en el barrio no les representa ninguna molestia ni conflicto. 

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