La ONU obtuvo esta información gracias a su relator especial para Birmania, Tomas Ojea Quintana, quien anunció: “recibí informes que daban cuenta de la implicación del Estado en algunos actos de violencia”.
“Y en algunos casos los militares, policías y otras fuerzas de seguridad no hicieron nada cuando se cometieron atrocidades frente a ellos, incluso perpetradas por grupos budistas ultranacionalistas muy organizados”, aseguró Quintana en un comunicado, informó Hispan TV.
En la reciente violencia sectaria registrada entre el 20 y el 22 de marzo contra los musulmanes Rohingyas, al menos 40 personas perdieron la vida en la ciudad de Meiktila, sita en el centro de Birmania, además decenas de hogares y una mezquita quedaron completamente destruidas.
De acuerdo con Quintana, estos actos “podrían significar una implicación directa de algunas partes del Estado o una colusión y un apoyo implícitos” o en algunos casos hay informes de que los gubernamentales no detuvieron estos actos violentos.
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