Córdoba,05.02.2013,EFE
El líder musulmán asegura en el juzgado de Córdoba que fue un acto "espontáneo", no premeditado
El líder musulmán que comenzó a rezar en la Mezquita-Catedral de Córdoba el 31 de marzo del 2010 –Miércoles Santo–, aseguró ayer en el juicio que fue una acción «espontánea», no premeditada, y en ningún momento golpearon a los vigilantes de seguridad.
Durante su intervención en la sala de vistas del Juzgado de lo Penal número 5 de Córdoba, el acusado admitió que fue él quien comenzó el rezo sobre las 17.45 horas y, acto seguido, le acompañaron en la oración una veintena de personas que iban dentro del grupo del centenar de turistas austríacos con el que viajaba. En el momento en que estaba rezando, un vigilante se le acercó, le dijo que no podía hacerlo y fue cuando supo que estaba prohibido, según relató. A pesar de la advertencia, el acusado continuó rezando porque la oración no habría sido válida si se paraba en ese momento.
La situación derivó en un tumulto entre varios turistas musulmanes y agentes de seguridad, en el que dice que fueron golpeados con porras.
Sin embargo, el fiscal mantiene que en un momento dado, uno de los acusados se abalanzó sobre uno de los vigilantes y le lanzó una cuchillada hacia el pecho con una navaja, acción que pudo ser esquivada, aunque le produjo un corte en la mano izquierda. Sobre este episodio, el acusado dijo que «en ningún momento» exhibieron cuchillos, ni golpearon a nadie.
El líder musulmán que comenzó a rezar en la Mezquita-Catedral de Córdoba el 31 de marzo del 2010 –Miércoles Santo–, aseguró ayer en el juicio que fue una acción «espontánea», no premeditada, y en ningún momento golpearon a los vigilantes de seguridad.
Durante su intervención en la sala de vistas del Juzgado de lo Penal número 5 de Córdoba, el acusado admitió que fue él quien comenzó el rezo sobre las 17.45 horas y, acto seguido, le acompañaron en la oración una veintena de personas que iban dentro del grupo del centenar de turistas austríacos con el que viajaba. En el momento en que estaba rezando, un vigilante se le acercó, le dijo que no podía hacerlo y fue cuando supo que estaba prohibido, según relató. A pesar de la advertencia, el acusado continuó rezando porque la oración no habría sido válida si se paraba en ese momento.
La situación derivó en un tumulto entre varios turistas musulmanes y agentes de seguridad, en el que dice que fueron golpeados con porras.
Sin embargo, el fiscal mantiene que en un momento dado, uno de los acusados se abalanzó sobre uno de los vigilantes y le lanzó una cuchillada hacia el pecho con una navaja, acción que pudo ser esquivada, aunque le produjo un corte en la mano izquierda. Sobre este episodio, el acusado dijo que «en ningún momento» exhibieron cuchillos, ni golpearon a nadie.
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