ALBACETE,20.08.12,laverdad.es,MERCEDES SÁNCHEZ
Un total de cinco euros es el donativo obligatorio (Zakat al Fitr) por persona que fijado y que luego se entrega a los pobres.
Desde el Centro Islámico reconocen que muchos están atravesando una situación muy difícil
Apenas unas gruesas gotas de lluvia alivian ligeramente el calor que ya aprieta casi recién estrenado el domingo. Pasan unos minutos de las ocho y media de la mañana y, en el entorno del polideportivo del barrio de la Vereda de Jaén, algunos ciudadanos africanos aprietan el paso.
Ataviados en algunos casos con trajes típicos musulmanes, y cargando su propia alfombra para rezar, se dirigen a estas instalaciones deportivas que, por unas horas, volverán a convertirse en un improvisado lugar de oración.
En las aún silenciosas calles anejas al polideportivo resuenan los cantos y el dikr, una letanía cadenciosa con la que se ensalzan de diferentes maneras a Alá y que se repite durante largo tiempo. Así hasta que, pasadas las nueve de la mañana dé comienzo la ceremonia, primero con las palabras que el presidente del Centro Islámico Cultural, Mostafá Snabi, dirige a los asistentes y después con el sermón del imán Ahmed, que costean con sus propios fondos.
Orden perfecto
Los casi 2.000 musulmanes, según estima Snabi, que toman parte en el Eid al Fitr, la fiesta con la que despiden el mes sagrado del Ramadán, van llenando el pabellón. Pese a las redes colgadas en las paredes, las porterías desplazadas de sitio o las canastas de baloncesto poco cuesta imaginar que uno se encuentra en una mezquita.
Con pasmoso orden todos los asistentes se van colocando, sentados en cuclillas sobre sus alfombras. Forman hileras que rozan la perfección y que, a su vez, se repiten paralelamente para poder dar cabida a todos los que llegan. Tan solo los zapatos olvidados sin orden ni concierto en la entrada, ya que al interior solo pueden acceder descalzos, forman una suerte extraña de caos en este celebración.
Al fondo del pabellón de La Vereda, cedido como cada año para que la comunidad pueda celebrar la que consideran su fiesta menor, cerca de 20 mujeres forman su propio grupo junto con algunos niños. Los hay incluso casi recién nacidos que, sin inmutarse, siguen dormitando en sus carritos mientras se repiten los melodiosos rezos. Este año el Ramadán ha sido duro, reconoce el presidente del Centro Islámico Cultural. Mientras Albacete vivía una ola de calor casi sin precedentes, los musulmanes que han respetado los preceptos establecidos en el Ramadán no podían ni tan siquiera beber agua. A pesar de todo ayer se mostraba satisfecho del esfuerzo realizado.
Pero el Ramadán, el mes sagrado de esta comunidad, no es exclusivamente un tiempo de ayuno. La lectura del Corán, alabanzas a Alá o la asistencia a las ceremonias religiosas son solo otros de los preceptos que se incluyen.
Generosidad
El Eid al Fitr es también una demostración de generosidad. Los musulmanes que asistieron a la celebración, están obligados a entregar un donativo de cinco euros por cabeza. Es el denominado Zakat al Fitr. Un donativo con el que desde el Centro Islámico ayudan a los «pobres». Snabi reconoce que la situación económica es muy delicada y que muchos compatriotas no tienen trabajo.
Cuando hagan recuento de todo lo recaudado lo repartirán entre unas 80 personas necesitadas que tienen computadas en el centro. Cuenta Snabi que solo entonces se elevará hasta lo más alto la espiritualidad y el esfuerzo que han venido llevando a cabo. Las caras de satisfacción, abrazos y apretones de mano ayer eran más que evidentes. Cada cual festejaría después la ruptura del Ramadán en familia.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Un total de cinco euros es el donativo obligatorio (Zakat al Fitr) por persona que fijado y que luego se entrega a los pobres.
Desde el Centro Islámico reconocen que muchos están atravesando una situación muy difícil
Apenas unas gruesas gotas de lluvia alivian ligeramente el calor que ya aprieta casi recién estrenado el domingo. Pasan unos minutos de las ocho y media de la mañana y, en el entorno del polideportivo del barrio de la Vereda de Jaén, algunos ciudadanos africanos aprietan el paso.
Ataviados en algunos casos con trajes típicos musulmanes, y cargando su propia alfombra para rezar, se dirigen a estas instalaciones deportivas que, por unas horas, volverán a convertirse en un improvisado lugar de oración.
En las aún silenciosas calles anejas al polideportivo resuenan los cantos y el dikr, una letanía cadenciosa con la que se ensalzan de diferentes maneras a Alá y que se repite durante largo tiempo. Así hasta que, pasadas las nueve de la mañana dé comienzo la ceremonia, primero con las palabras que el presidente del Centro Islámico Cultural, Mostafá Snabi, dirige a los asistentes y después con el sermón del imán Ahmed, que costean con sus propios fondos.
Orden perfecto
Los casi 2.000 musulmanes, según estima Snabi, que toman parte en el Eid al Fitr, la fiesta con la que despiden el mes sagrado del Ramadán, van llenando el pabellón. Pese a las redes colgadas en las paredes, las porterías desplazadas de sitio o las canastas de baloncesto poco cuesta imaginar que uno se encuentra en una mezquita.
Con pasmoso orden todos los asistentes se van colocando, sentados en cuclillas sobre sus alfombras. Forman hileras que rozan la perfección y que, a su vez, se repiten paralelamente para poder dar cabida a todos los que llegan. Tan solo los zapatos olvidados sin orden ni concierto en la entrada, ya que al interior solo pueden acceder descalzos, forman una suerte extraña de caos en este celebración.
Al fondo del pabellón de La Vereda, cedido como cada año para que la comunidad pueda celebrar la que consideran su fiesta menor, cerca de 20 mujeres forman su propio grupo junto con algunos niños. Los hay incluso casi recién nacidos que, sin inmutarse, siguen dormitando en sus carritos mientras se repiten los melodiosos rezos. Este año el Ramadán ha sido duro, reconoce el presidente del Centro Islámico Cultural. Mientras Albacete vivía una ola de calor casi sin precedentes, los musulmanes que han respetado los preceptos establecidos en el Ramadán no podían ni tan siquiera beber agua. A pesar de todo ayer se mostraba satisfecho del esfuerzo realizado.
Pero el Ramadán, el mes sagrado de esta comunidad, no es exclusivamente un tiempo de ayuno. La lectura del Corán, alabanzas a Alá o la asistencia a las ceremonias religiosas son solo otros de los preceptos que se incluyen.
Generosidad
El Eid al Fitr es también una demostración de generosidad. Los musulmanes que asistieron a la celebración, están obligados a entregar un donativo de cinco euros por cabeza. Es el denominado Zakat al Fitr. Un donativo con el que desde el Centro Islámico ayudan a los «pobres». Snabi reconoce que la situación económica es muy delicada y que muchos compatriotas no tienen trabajo.
Cuando hagan recuento de todo lo recaudado lo repartirán entre unas 80 personas necesitadas que tienen computadas en el centro. Cuenta Snabi que solo entonces se elevará hasta lo más alto la espiritualidad y el esfuerzo que han venido llevando a cabo. Las caras de satisfacción, abrazos y apretones de mano ayer eran más que evidentes. Cada cual festejaría después la ruptura del Ramadán en familia.
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