domingo, 12 de agosto de 2012

Abdelmalik El Barkani, un delegado del Gobierno en Ramadán

Melilla, 11/08/2012,EFE/Por Noelia Ramos


Foto: El delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani (c), el primer delegado del Gobierno central de confesión musulmana, guarda el mes sagrado del ayuno, el Ramadán, como los más de 30.000 musulmanes que residen en Melilla. EFE

Abdelmalik El Barkani (Melilla, 1960) se convirtió en 2 de enero en el primer delegado del Gobierno central de confesión musulmana, tras ser designado por el Consejo de Ministros, y ahora, como los más de 30.000 musulmanes que residen en Melilla, guarda el mes sagrado del ayuno, el Ramadán.

Desde el 20 de julio, El Barkani, político de amplia experiencia en Melilla, cumple el precepto de ayunar desde el alba hasta que se pone el sol, un periodo de tiempo que en verano es mayor debido a que hay más horas de sol.

En una entrevista con Efe, el delegado del Gobierno en Melilla ha explicado que el Ramadán no afecta a su rutina de trabajo al frente de la representación del Estado en la ciudad, ya que lo único que varía, como sucede en la mayoría de los casos, es que se hace una vida "más nocturna", ya que el ayuno se rompe en torno a las 21:00 horas.

Sin desatender a sus obligaciones en los últimos días, El Barkani ha continuado con el trabajo en su despacho, algo que ha alternado con reuniones y recepciones, así como con visitas de obras y actos oficiales que, dadas las fechas, son menos numerosos que en otros meses, donde la actividad suele ser mayor.

Es quizás en esos momentos, sobre todo dadas las temperaturas del mes de agosto y las horas de sol, donde quizás más se puede echar en falta, sobre todo, ingerir agua, un "sacrificio" que se acusa más pero que, sin embargo, es llevadero.

En este sentido, considera que tiene una responsabilidad importante como representante de la Administración central, pero que existen otras profesiones que suponen un esfuerzo mucho mayor, como pueden ser los que se dedican a la construcción, para quienes, en este mes, su convenio establece un horario especial.

El Barkani, como muchos otros musulmanes, prefieren pasar el Ramadán trabajando que de vacaciones, ya que el tiempo transcurre "más rápidamente", por lo que es preferible estar haciendo cosas para estar entretenido y hacer el ayuno más llevadero.

Hay quien modifica su horario, con una jornada intensiva, sin descanso a mediodía, entrando más tarde en la mañana y concluyendo el trabajo en las horas cercanas a la ruptura del ayuno, algo que no hace el delegado que prefiere mantener su rutina de trabajo.

Fuera de su despacho y sus obligaciones, vive el mes del ayuno con su familia, con la que comparte la comida típica: la harira, una sopa espesa de fideos y carne, cocinada con tomate, cebolla, apio y especias, así como los dulces a base de almendras y miel.

En Melilla, no sorprende que haya un delegado del Gobierno guardando el mes del ayuno, ya que es algo que hace la mitad de la población de la ciudad, españoles que siguen por su fe las creencias del Islam.

Tampoco sorprende ver a ciudadanos que no son de origen bereber en los cafetines degustando la comida típica de estas fechas, en una retroalimentación cultural que, en Melilla, es parte de su idiosincrasia.

En pocos días, los musulmanes habrán cumplido uno de los preceptos del Islam, habrán puesto fin a un mes en el que se alimenta el alma más que el propio cuerpo.

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