domingo, 18 de marzo de 2012

"La aritmética se la debemos a los mozárabes"

Madrid,17/03/2012,intereconomia.com,SANTIAGO MATA.

En su última novela, 'Alcazaba', rememora la rebelión de Mérida frente al emir cordobés.

Con Alcazaba, ganadora del premio de novela histórica Alfonso X El Sabio (Ed. Martínez Roca), Jesús Sánchez Adalid (Don Benito, 1962) lleva la trama a la parroquia que regenta en Alanje y a Mérida, revuelta en la primera mitad del siglo IX contra el emir cordobés.

-¿Por qué Mérida?
-Fue la segunda capital del Imperio romano. La dominación musulmana no significa que desapareciera la población precedente con su cultura. Me pareció que todo eso tan desconocido debería pasar al imaginario colectivo.

-¿Qué importancia tiene la verdad histórica?
-Tenemos que contar las cosas tal como fueron, aunque nos pese. La Historia cumple una función docente esencial: que el hombre no repita sus fallos y aprenda de sí mismo. La humanidad debe conocerse y la forma de conocerse es a través de la Historia.

-Si la Historia la hacen los vencedores, ¿por qué tenemos una imagen idílica del islam?
-Es una imagen que surge en el romanticismo por acumulaciones de tópicos. A ella contribuyó mucho la visión particular de intelectuales como Blas Infante o Américo Castro. De esos tópicos surgen leyendas como que a los árabes les debemos la aritmética, la matemática, o que se conservara la filosofía de Aristóteles. Eso es falso. Lo conservaron los mozárabes, que conocían la lengua griega. En la época del arzobispo Masona de Mérida (muerto hacia 606), se crearon los primeros hospitales de la humanidad.

-¿Por qué no consiguió el poder islámico fundar un pueblo?
-Porque había un sustrato tribal importantísimo. Había cabilas bereberes que estaban en los alfoces de todas la ciudades y eran el sustrato más importante; había una oligarquía, una minoría árabe que había venido de Damasco; había venido una población importante del Norte de África; existían los muladíes, musulmanes descendientes de la población hispano-visigótica, y esta masa nunca llegó a unir, fue siempre la génesis de todas las divisiones que se produjeron a lo largo de los siglos, las diversas rebeliones y los reinos de taifas que fueron surgiendo a lo largo de todo el periodo de Al Ándalus. Y además estaban los dimmies, los hombres llamados del libro, cristianos y judíos. En un mosaico tal era muy difícil conseguir una unidad. La hubo en determinados momentos, pero costaba muchísimo trabajo. Esto no lo dicen los cristianos, sino las crónicas musulmanas.

-¿La población cristiana estaba dispuesta a aceptar a los árabes como a los visigodos?
-Los visigodos tardaron muy poco en convertirse, pero los musulmanes conservaron su religión. No hay que olvidar que los cristianos de aquella época no consideraban a los musulmanes paganos, los consideraban herejes. Hubo coexistencia real durante mucho tiempo, la prueba es el sustrato de población muladí, del cual se ha hablado también muy poco. Los muladíes no llegaron a unirse nunca con la masa oligarca árabe. Abderramán III tenía la sangre de la población autóctona cristiana: ojos azules, era rubio. Y se pasó toda la vida tiñéndose el pelo de negro, porque quería pertenecer a la oligarquía árabe. Hubo un problema, y la prueba son estas grandes rebeliones constantes. El mundo musulmán es así.

-¿La gente tiende a conformarse en vez de reclamar justicia?
-Las grandes crisis siempre han parido guerras. Estos grandes problemas económicos como el que estamos viviendo pueden degenerar en graves conflictos sociales. Hay que aprender de la Historia.

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