Huma Jamshed, presidenta de Acesop (i), junto a Alan D. Solomont, embajador de EE.UU. en España, y su esposa Acesop
El embajador en España, Alan D. Solomont, visita una asociación de mujeres pakistaníes en el Raval para responder a sus preguntas
Estados Unidos quiere dejar atrás la imagen de "enemigo del Islam" que tiene en el mundo musulmán. El presidente Obama quiere cerrar cuanto antes el capítulo, más bien negro, de la invasión de Iraq y la guerra de Afganistán y con los tiempos en los que se firmaban alianzas con dictadores como estrategia para frenar a "los barbudos".
Ahora pretenden mostrar su cara más amable y dialogante ante un mundo musulmán en ebullición. Pasar de la estrategia del garrote -hard politics-, a la de la mano tendida -soft politics-.
Prueba de ello ha sido la visita que ayer martes realizó el embajador de los Estados Unidos, Alan D. Solomont, a la Asociación Cultural Educativa Social i Operativa de Mujeres Pakistaníes (ACESOP), en pleno barrio del Raval de Barcelona. "Hay cosas que no hemos hecho bien -reconocía el diplomático a LaVanguardia.com-, pero ahora el Gobierno de Obama quiere mejorar su relación con los musulmanes". "Desde las embajadas –asegura- queremos estar en contacto con la comunidad islámica". Soft politics del boca a oreja.
"¿Qué opinión tienen ustedes de los Estados Unidos?", "¿Saben que los Estados Unidos envía mucho dinero al Pakistán?", "¿La destrucción de la casa de Bin Laden ha sido decisión de los Estados Unidos?". El embajador norteamericano, su esposa y el cónsul de Barcelona participaron durante más de hora y media en un animado debate junto a mujeres de Pakistán, un país supuestamente aliado pero con el que mantiene una relación tirante.
Mientras en España los políticos hacen ruedas de prensa sin preguntas, Solomont se mostró cercano, dialogante y no rehuyó la polémica: la talibanización de Pakistán como consecuencia de la guerra en Afganistán, la demonización del Islam en occidente, las relaciones India-Pakistán... Un ejercicio de política de proximidad sorprendente.
Algo ha cambiado en la administración norteamericana desde el histórico discurso de Barack Obama en la Universidad de El Cairo en 2009. En aquel entonces, el presidente estadounidense proclamó que "Estados Unidos no está en guerra con el Islam", lo que se interpretó como un punto y aparte en lo que había sido hasta entonces la estrategia de la Casa Blanca en el mundo musulmán.
Dicen que los ecos de ese discurso influenciaron en el despertar democrático de la primavera árabe, algo difícil de comprobar. Pero el influjo de esas palabras se siente por boca de Solomont cuando ha recordado la marginación que sufrieron sus abuelos por ser judíos en los Estados Unidos. "En el fondo, somos más parecidos de lo que pensamos", ha afirmado su mujer. La respuesta ha sido sonrisas afirmativas y agradecimientos. Un gesto conciliador a las puertas de las elecciones presidenciales.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
El embajador en España, Alan D. Solomont, visita una asociación de mujeres pakistaníes en el Raval para responder a sus preguntas
Estados Unidos quiere dejar atrás la imagen de "enemigo del Islam" que tiene en el mundo musulmán. El presidente Obama quiere cerrar cuanto antes el capítulo, más bien negro, de la invasión de Iraq y la guerra de Afganistán y con los tiempos en los que se firmaban alianzas con dictadores como estrategia para frenar a "los barbudos".
Ahora pretenden mostrar su cara más amable y dialogante ante un mundo musulmán en ebullición. Pasar de la estrategia del garrote -hard politics-, a la de la mano tendida -soft politics-.
Prueba de ello ha sido la visita que ayer martes realizó el embajador de los Estados Unidos, Alan D. Solomont, a la Asociación Cultural Educativa Social i Operativa de Mujeres Pakistaníes (ACESOP), en pleno barrio del Raval de Barcelona. "Hay cosas que no hemos hecho bien -reconocía el diplomático a LaVanguardia.com-, pero ahora el Gobierno de Obama quiere mejorar su relación con los musulmanes". "Desde las embajadas –asegura- queremos estar en contacto con la comunidad islámica". Soft politics del boca a oreja.
"¿Qué opinión tienen ustedes de los Estados Unidos?", "¿Saben que los Estados Unidos envía mucho dinero al Pakistán?", "¿La destrucción de la casa de Bin Laden ha sido decisión de los Estados Unidos?". El embajador norteamericano, su esposa y el cónsul de Barcelona participaron durante más de hora y media en un animado debate junto a mujeres de Pakistán, un país supuestamente aliado pero con el que mantiene una relación tirante.
Mientras en España los políticos hacen ruedas de prensa sin preguntas, Solomont se mostró cercano, dialogante y no rehuyó la polémica: la talibanización de Pakistán como consecuencia de la guerra en Afganistán, la demonización del Islam en occidente, las relaciones India-Pakistán... Un ejercicio de política de proximidad sorprendente.
Algo ha cambiado en la administración norteamericana desde el histórico discurso de Barack Obama en la Universidad de El Cairo en 2009. En aquel entonces, el presidente estadounidense proclamó que "Estados Unidos no está en guerra con el Islam", lo que se interpretó como un punto y aparte en lo que había sido hasta entonces la estrategia de la Casa Blanca en el mundo musulmán.
Dicen que los ecos de ese discurso influenciaron en el despertar democrático de la primavera árabe, algo difícil de comprobar. Pero el influjo de esas palabras se siente por boca de Solomont cuando ha recordado la marginación que sufrieron sus abuelos por ser judíos en los Estados Unidos. "En el fondo, somos más parecidos de lo que pensamos", ha afirmado su mujer. La respuesta ha sido sonrisas afirmativas y agradecimientos. Un gesto conciliador a las puertas de las elecciones presidenciales.
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