sábado, 20 de noviembre de 2010

Nuevos edificios lujosos marcan contraste en La Meca


LA MECA, Arabia Saudí
,20/11/2010,The Associated Press,Por SARAH EL DEEB

Decenas de miles de peregrinos musulmanes circunvalan la Kaaba, el cubo negro al centro, dentro de la Gran Mezquita, como patrte del peregrinaje anual del hajj, en La Meca, Arabia Saudí. Hassan Ammar / Foto AP

Una decena de fastuosos rascacielos se alzan junto al santuario más sagrado del islam, la Kaaba, con habitaciones de hotel con servicio de mayordomo 24 horas al día y lujosos baños de mármol. Abajo, miles de musulmanes, muchos de ellos pobres, realizan la peregrinación anual del haj durmiendo en las calles.

Las autoridades saudíes están transformando el aspecto de La Meca, la ciudad más sagrada para los musulmanes, y planean cambios aún más radicales en los próximos años, pero gran parte del cambio está dirigido a los peregrinos acaudalados.

Los críticos dicen que lo que se supone sea un ritual espiritual austero para acercar a los musulmanes a Dios se ha vuelto una expedición de lujo para algunos.

Samir Barqah, un guía que encabeza recorridos de la ciudad histórica, dice que los edificios modernos están tornando La Meca en una especie de Manhattan.

"El rápido desarrollo urbano consiguió acabar con el carácter de La Meca", dice Barqah. "La Meca de nuestros padres y abuelos ya no existe ... se está convirtiendo ahora en una capa de vidrio y cemento".

Los rascacielos, con altas fachadas de vidrio y lujosos centros comerciales, han brotado alrededor de la explanada frente a la Gran Mezquita. La mezquita rodea la Kaaba, el santuario negro cúbico hacia el que los musulmanes se postran en sus oraciones diarias y que los peregrinos circunvalan siete veces durante el ritual del haj.

Hasta recientemente, La Meca, ciudad natal del profeta Mahoma, era una ciudad bastante destartalada, construida con escasa planificación sobre varias colinas desérticas, con edificios bajos, a menudo ruinosos. Apenas podía lidiar cuando los peregrinos que llegaban cada año eran apenas centenares de miles.

Ahora esos números alcanzan millones, haciendo del haj uno de los mayores actos anuales en todo el mundo, y sigue creciendo: oficialmente casi tres millones de personas participaron en el peregrinaje este año, que concluía el viernes, sin contar los centenares de miles de peregrinos "extraoficiales" que se cuelan en La Meca sin los permisos de haj requeridos por las autoridades saudíes.

Por ello, Arabia Saudí está lanzando un enorme proyecto para renovar La Meca y los santuarios vecinos en los próximos 10 años. El objetivo es poder dar cabida a cinco veces el número de peregrinos actuales.

"Que nada les sorprenda en el próximo decenio", dijo el gobernador de la provincia, el príncipe Jaled al-Faisal, en declaraciones el jueves a periodistas. El alcalde prometió la tecnología más moderna "para la comodidad de los peregrinos". Al-Faisal no dijo el costo, pero dijo que era "inimaginable".

El plan incluye eliminar barrios pobres y edificios viejos alrededor de La Meca y reemplazarlos con una nueva generación de apartamentos y hoteles. Las autoridades planean además construir nuevos hospitales y mejorar la infraestructura de transporte y comunicaciones, dijo el vicegobernador Abdulaziz al-Jedeiri.

Las viviendas tendrán diversos niveles, "desde hoteles de una estrella hasta hoteles de siete estrellas", dijo. Para este haj, las autoridades saudíes inauguraron una línea ferroviaria que llevó a peregrinos a uno de los sitios de rituales en los desiertos en las afueras de La Meca, aunque estuvo reservado para saudíes y ciudadanos de otros países del Golfo hasta que sea plenamente operacional el año próximo.

La administración del haj es una forma importante para la familia real saudí de reclamar las credenciales islámicas necesarias para su legitimidad. El rey Abdulá incluye entre sus títulos "el guardián de dos santuarios": La Meca y la vecina ciudad sagrada de Medina.

En los cinco días del haj, los peregrinos hacen el recorrido entre varios sitios, desde la Kaaba hasta el Monte Arafat, una colina desértica a 19 kilómetros de distancia.

Algunos de los cambios hechos por el reino durante los últimos años sin duda han salvado vidas. Los rituales en Mina, entre La Meca y Arafat, a menudo derivaban en estampidas mortales cuando las muchedumbres enormes se apretaban para pasar por tres muros de piedra que simbolizan el diablo, para apedrearlas.

Ahora, un enorme complejo que parece un estacionamiento de varios niveles rodea los muros, permitiendo a los peregrinos pasar más ordenadamente. No ha habido estampidas desde 2006.

Sin embargo, la enorme escala y la atmósfera lujosa de algunos cambios amenazan en ocasiones con abrumar a los propios santuarios. Sitios históricos, como casas que se piensa pertenecieron a familiares de Mahoma o viejas mezquitas, han sido arrasadas durante las construcciones.

Los rascacielos, con sus hoteles y centros comerciales, son además un contraste enorme con las condiciones de otros peregrinos, muchos de los cuales pernoctan en atestados apartamentos alquilados, o se mueven entre santuarios con apenas una tienda de campaña para dormir.

Ossama al-Bar, el alcalde de La Meca, dijo que nuevos proyectos dirigidos a personas de ingresos medios y bajos están también en la lista.

"Queremos que todos los sectores encuentren lo que quieren en esta ciudad sagrada".

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