miércoles, 1 de septiembre de 2010

CÁCERES : 400 musulmanes cumplen en la ciudad con el ayuno del Ramadán

CÁCERES,12.08.10,hoy digital ,MARTA LUCEÑO.

Foto :En la mezquita. Ciudadanos musulmanes en las dependecias religiosas que tienen en la calle Caleros donde se reúnen para rezar y conversar. :: ARMANDO

La coincidencia con el mes de agosto, con días más largos y calurosos, dificulta su celebración. 10 de septiembre, es el día en que termina este año el Ramadán en Cáceres. Hasta entonces, la comunidad musulmana no podrá ingerir alimentos ni bebidas hasta la puesta de sol

Karim despierta antes de que raye el alba, sobre las cinco y media de la madrugada, para desayunar antes de que el sol despierte la ciudad. Un vaso de leche con 'msemen', el pan típico marroquí es el único alimento que ingerirá hasta la caída del sol. Cuando el sol despunta se prepara para la oración, realiza abluciones, se arrodilla orientándose hacia la Meca. Mirando sus manos abiertas, como si un libro se aposentara en ellas, recita ciertos versículos del Corán.

Comienza el Ramadán, también aquí, en Cáceres. Unos 400 musulmanes que residen en la ciudad iniciaron ayer el mes de ayuno islámico. Hasta el próximo 10 de septiembre la comida, la bebida, el tabaco, las relaciones sexuales e incluso los perfumes quedarán renegados a la nocturnidad.

Durante este periodo, el día se convierte en un espacio de pureza que nada debe mancillar; el trabajo, el rezo y la caridad deben colmar este tiempo. Para Ahmed, propietario de la única carnicería de Cáceres donde se vende carne de los animales que han sido sacrificados según el rito musulmán, «el Ramadán es un mes para compartir momentos de alegría y recogimiento con los que te rodean, para ser amable, para dedicárselo a Alá. Hay que evitar todo tipo de enfrentamientos siendo piadosos y ofreciendo a aquellos que no tienen».

Según cuenta la leyenda, en Ramadán,noveno mes del calendario lunar islámico, el profeta recibió la primera revelación del Corán, libro sagrado del Islam, de manos del ángel Gabriel.

Ayunar forma parte de los cinco pilares del Islam junto con la oración, el testimonio de fe, la peregrinación a la Meca y la limosna, por lo que la mayoría de los musulmanes respetan esta tradición ancestral aún estando lejos de su país.


El significado de este ayuno es una muestra de amor de los creyentes hacia Alá, un mes de crecimiento espiritual y de incremento de la responsabilidad social intentando ayudar a los que lo necesitan. Sin embargo para cada musulmán el Ramadán tiene un significado especial. Por ejemplo, para Karim el ayuno es «un tiempo para estar con la familia y los amigos, para acercarse a su religión y para compartir con los demás».

La dureza del ayuno está aumentada este año por coincidir con el mes de agosto y las altas temperaturas. Cada año las fechas en que se celebra el Ramadán se adelantan unos quince días. «Este año ha caído en pleno verano, por lo que la abstinencia se hace mucho más difícil de llevar, los días son más largos y calurosos» nos explica Ahmed. «Los primeros días del mes del ayuno para los musulmanes son los más duros» se lamenta Karim, empleado de una tienda en Pintores, «aunque pasada una semana el cuerpo se acostumbra».

Todos los creyentes mayores de edad están llamados a ayunar salvo las personas enfermas, las embarazadas, los viajeros, los niños y los ancianos. Aquellos que no puedan realizarlo pueden recuperar esos días en otra época del año, y si esto tampoco es posible deberán alimentar a una persona necesitada durante un mes.


Aziza, de origen marroquí, nos explica «que hay muchas personas que no pueden ayunar, los diabéticos por ejemplo o aquellas que están bajo medicación.»
Tras un duro día de trabajo los musulmanes esperan el ocaso del sol para poder desayunar, sobre las nueve y media de la noche. A esa hora, toda la familia se sienta alrededor de la mesa, llena de delicias, para satisfacer el sacrificio de una dura jornada.

Tipos de alimentos

En cada país existen diferentes tradiciones sobre el tipo de desayuno. En Marruecos y Argelia se toma 'harera' una sopa típica de verduras, aunque el acompañamiento difiere; los marroquíes comen huevos duros y té mientras los argelinos acompañan la sopa de tajines de carne y pescado con café.

Para los africanos y musulmanes de Oriente Medio prima otro tipo de alimentos como el arroz o la carne de cordero. Existe toda una tradición en torno a esta comida tan esperada pero en ninguna mesa faltan los dulces de miel, el pan, las bebidas azucaradas y los frutos secos.

En esta época del año «las mujeres trabajan muy duro, hay que hacer los diferentes tipos de panes, la sopa típica, los dulces, zumos naturales, preparar las carnes y pescados.para una sola mujer es demasiada faena. Por eso yo prefiero pasar el Ramadán en mi tierra, compartiendo el trabajo con las demás mujeres de la familia, nos ocupamos juntas de los niños, de la casa y de la comida en un ambiente festivo», asegura Aziza.

La opinión de todos los musulmanes es unánime, es costoso ayunar en un país en el que no es generalizado el Ramadán. «Cuando se celebra el ayuno en un país como España cuesta más, ya que ves a la gente fumando, comiendo y bebiendo y tu no puedes» confiesa Aziza entre risas. «Hace unos años, trabajando en una cocina en Madrid, tuve que pedirle unos días a mi jefe, no podía estar delante de la comida todo el día mientras que yo estaba ayunando»

Aquí en Cáceres aquellos que no tienen a su familia comparten la primera comida del día con otros musulmanes en la mezquita de la calle Caleros, donde todos se reúnen para celebrar el rezo sobre las nueve y media de la noche. Hasta las once la mezquita se va llenado de hombres que se saludan, hablan del duro día de ayuno azotado por el calor veraniego. No hay mujeres. La mezquita cacereña aún no tiene preparada una sala para ellas. Poco a poco se va vaciando la calle Caleros, los creyentes regresan a sus casas donde comerán algo antes de dormir.

Mañana y durante un mes karim repetirá, junto a sus compañeros, este ritual que les llena de melancolía por la lejanía de su país y amigos. Aún así ellos intentan llenar con alegría la ausencia del espíritu festivo que reina en las calles de los países islámicos.

Cuando la luna nueva sale, la 'aid el-saguir' («la fiesta pequeña») pone fin a este mes sagrado, la alegría estalla en los corazones de los musulmanes.

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